Mientras sostenía mi mochila sobre mi hombro y mi hermana, Natasha me tomaba de la mano, corríamos persiguiendo a la gente a la salida del aeropuerto. Había quedado con mi padre que me mudaría con él por un tiempo, siento mis manos sudadas y mi corazón late con más fuerza, como si se estuviera saliendo de mi pecho, hace mucho que no lo veo, no sabría como podría reaccionar.
—El auto en el que viene papá es dorado —confiesa Natasha mientras revisa en todos los lugares sin soltar mi mano—. Ahí esta.
Ambas caminamos directamente hacia el auto, la cara de mi padre no había cambiado desde la última vez que lo vi, Natasha suelta mi mano y saluda a mi padre con mucha alegría y se sienta en asiento de copiloto y yo atrás mirando hacia la ventana mientras permanece un silencio durante varios segundos. Él acomoda el espejo retrovisor hacia mi dirección esperando a que dijera algo, ¿espera que diga algo? ¿Pero no he hablado con él durante años? No espera que le cuente todas mis cosas personales aún cuando no le tengo ni una pizca de confianza y la mirada de mi hermana pequeña no ayuda mucho, me hace sentir más incómoda e inquieta, me mira de pies a cabeza como si fuera rara.
—Te ves bien, Paige —mi padre me halaga y yo le respondo con una sonrisa sobre mis labios, pero lo que menos necesito ahora son halagos.
—Gracias.
—¿Qué quieren comer? Lo que ustedes elijan para Annie y para mí, esta bien.
Gracias, pero no tengo hambre.
—Tacos, estaría bien —responde mi hermana y suspiro aliviada, para no hacer esto más difícil.
Mi padre me mira de reojo porque no he dicho ni una sola palabra durante todo el trayecto desde que llegamos, solo me acuesto un poco sobre el asiento y miro hacia la ventana mientras paso saliva, pensando en que podría hacer aquí.
—¿Qué música les gusta? —preguntó mi padre mientras nos miraba a Natasha y a mí.
—A mí me gusta cualquier música a Paige le gusta Taylor Swi…
—Me gusta mucho Arctic Monkeys —la interrumpí antes de que dijera más.
Me gusta y mucho Taylor Swift pero mi padre no es muy lindo y hasta se podría burlar y ya he estado teniendo suficiente como para soportar otra cosa, veo a mi Natasha con una cara de pocos amigos y volví a mirar hacia la ventana y mi padre no dijo nada, solo se me quedo viendo confundido y sin saber que decir, yo creo que se cuestionaba más el porque calle tan repentinamente a Natasha.
—¿Están ricos? —preguntó mi padre y yo asentí mientras veía los autos pasar en la calle.
Habíamos pasado al primer puesto de tacos que vio mi papá, esta en un pequeño terreno con mesas y sillas atrás del puesto, Natasha y mi hermana pequeña, Annie están sentadas enfrente de mí mientras que mi padre esta al lado de mí viéndome comer y me incomoda un poco, hasta que nota pequeños rasguños sobre mi mano.
—¿Qué es esto?
—Solo fue mi gata, cuando estaba jugando con ella.
Mi padre me mira un poco confundido y es que si, tenía una gata allá en casa de mi mamá, era negra con pequeño pelaje naranja, se llamaba Luka y es muy juguetona, casi le tuve que suplicar a mi madre de que la tuviéramos ya qué a ella jamás le han gustado los animales pero después ya estuvo muy contenta jugando con ella, acabo de masticar lo último que queda de mi taco con un poco de asco y todos nos levantamos para ir al auto. Solo quiero ir a casa a descansar, no pude dormir durante el avión. Mientras miraba hacia la ventana no me percate de que habíamos llegado a casa, baje y se escuchaban ladridos al fondo, como un eco, tal vez sea Loki un Schnauzer, el perro de mi padre y mi madrastra, lo conozco desde que era niña, mi padre abre la puerta y los perros se durán en aparecer saludando y ladrando a mi padre y a Annie, la casa tiene paredes de color rojo en ellas, no era muy grande pero si amplia, en la entrada se podía ver el comedor y a pocos pasos se podría pasar a la cocina, el baño y dos habitaciones se podrían ver.
Mi padre camina hacia uno de las habitaciones y pasa a esta, tampoco está grande, hay dos camas en ella, dos muebles y cuadros de pinturas clásicas.
—Bueno, esta es su nueva habitación. Aquí van a estar las tres y espero que el tiempo que vayan a estar aquí, estén cómodas —dijo mi padre mientras se subía a una cama qué tenía una cobija de frozen, yo reí un poco.
No se cuantos años tenga mi hermana, solo que no se ve muy chiquita como para seguir amando frozen <<Callate Paige, tú tenias diez años y seguías amando frozen >>
Miro hacia el piso esperando a que mi padre termine de hablar, solo nos dice que hará todo lo posible para que Natasha y yo estemos cómodas y que por cualquier cosa lo llamáramos, suspiro in y poco, aún me cuesta creer que a pesar de que desde niña le he tenido rencor a mi padre y cuando le conté que he tenido problemas sobre ansiedad y depresión, no dudo ni un segundo en recomendar que me mudara con él por un tiempo, dudé un poco e iba decir que no pero al ver su rostro lleno de ilusión solo se me escapó un simple <<sí>> de mis labios.
—Me iré a trabajar, pueden ver una película en mi cuarto.
Annie nos mira con entusiasmo, se dirige al cuarto de enfrente, Natasha y yo la seguimos hasta que cerró la puerta al entrar yo. Vemos el catalogo de Netflix, pero no hay nada interesante que ver.
—¿Barbie escuela de princesas está bien?
Natasha se encuentra esa película, Annie asiente emocionada y yo me encojo de hombros, Natasha me da un golpe con el codo en las costillas, me estremezco de dolor y me susurró: <<Tranquilizate, por favor>> pongo los ojos en blanco, Natasha más que mi hermana mayor, parece mi madre, no es que siempre hayamos estado solas ya que mi madre se la pasaba trabajando, simplemente que siempre ha sido muy sobre protectora.
La película es algo en lo que no me entretengo ya que estoy muy inquieta en cuanto pensé: ¿por qué acepté venir? En realidad, no se que hagamos aquí Natasha y yo ya qué no conocemos a nadie, solo a mi padre, mi madrastra y Annie, no conocemos a alguien que valga la pena conocer, ¿o si?
—¡Annie, Natasha y Paige! —gritó mi padre y me levanté de un sobresalto del hombro de Natasha, ¿en qué momento me quedé dormida?
Las tres nos levantamos de la cama y salimos de la habitación con un poco de pereza, mi padre nos miraba un poco confundido pero decidió no decir nada.
—Es hora de ir por Zara, está trabajando.
—¿Y Mike, papá? —pregunta Annie mirando a los alrededores buscando una señal de ese tal Mike.
¿Mike? ¿Quién es Mike?
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Todo el cielo y el infierno que me diste ©
Teen FictionPaige, una chica que se muda con su padre para distraerse de todo. Allí se tiene que enfrentar a nuevas oportunidades, nuevas expectativas, nuevos retos y sobre todo nuevas ilusiones en donde ahí conoce a un chico que le puso su mundo patas para arr...