CAPÍTULO NUEVE

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San Valentín, un día de amistad y amor pero las parejas cursis siempre se lo toman como su día, se olvidan que también es el día de la amistad… ¿Verdad? Pero yo nunca he pasado un día de estos con alguien y la verdad es que no es que sea de mi agr...

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San Valentín, un día de amistad y amor pero las parejas cursis siempre se lo toman como su día, se olvidan que también es el día de la amistad… ¿Verdad? Pero yo nunca he pasado un día de estos con alguien y la verdad es que no es que sea de mi agrado , no me gusta nadie pero estoy en casa de mi padre y sé qué él y Zara comenzarán con cosas que harán o simplemente decirse te amo, tal vez sea un poco de envidia porque yo nunca tendré nada con nadie.

Hoy es el día en el cual Natasha me obligó a ir con Megan aún cuando yo le insistí que no quería ir y que me quería quedar en casa a ver películas románticas mientras olvidó lo patética que es mi vida y sobre todo en el amor. Pero no me dejó, me dijo que era momento de dejar de ser tan cerrada y convivir con gente, que no comprende que no voy a abrirme con Megan porque no es mi tipo y no es con alguien que me brinde la confianza de contarle el último libro que leí o la última película que vi. Pero parece que entre más le digo que no, ella entiende <<si, si quiero>>

Hoy, como no estaba Zara mi padre decidió almorzar en la casa de la abuela de Mike. Eso es de casi todos los días, así que tampoco me debo de preocupar, bueno, si… por lo único por lo que me debo preocupar es si está Mike ahí o no, pero en cuanto abro la puerta en el comedor no se encuentra nadie más que mi padre, Annie, Megan y Natasha. Eso me alivia un poco.

—Buenos días —digo con amabilidad, ya se me hizo una costumbre decir eso cada mañana porque mi padre nos regaño porque jamás lo decíamos al llegar aquí.

—Buenos días —respondió Mabel, después mi padre bota que estoy aquí y me responde igual.

—¿Cómo amaneciste hija? —preguntó mi padre mirándome mientras entrelaza sus manos sobre la mesa.

—Bien —digo cortante y hago una fina línea en mis labios mirando hacia otro lado.

Mi padre ya no dice nada y yo suspiro mientras como se lo que hoy me sirvió Mabel, aunque odiaba estar aquí, la abuela de Mike sabía cocinar muy bien. Natasha y Megan estaban calladas y eso me hace fruncir las cejas, ¿ahora les comió la lengua el ratón o qué? Me encojo de hombros porque eso me tranquiliza, que ahora no se estén riendo como si les pasara un tractor por encima o parecían cerdos apunto de parir.

—Paige —Megan es la primera en hablar, porque todos estábamos en silencio y me gustaba.

—Qué —respondo mientras paso la cuchara sobre mi boca y la miró.

Megan se queda callada mientras mantiene unos segundos su mirada en mí y a decir verdad me comienza a incomodar.

—¿Estás segura de que no quieres hacerte un maquillaje podemos poner a Taylor Swift y…?

Y ahí viene con ese diálogo de nuevo, ¿no conocen otro método para llamar mi atención que no sea de mi Tay?

—No —confieso en un instante.

—Está bien, Paige —la voz de Megan suena a que está herida pero es que tampoco pueden obligarme a hacer algo que yo no quiero y no me siento cómoda.

Todo el cielo y el infierno que me diste ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora