Mi cumpleaños el 12 de abril no es algo que me emociona, desde niña, a los ocho años fue mi última fiesta, según mi mamá era porque no tenía dinero, mi padre jamás envió algo para comprar mi regalo, que no tenía amigos y a quien iba a invitar. Por eso desde los doce dejó de emocionarme el día en que nací porque mi madre siempre sacaba los peores pretextos para no comprarme ni siquiera un pastel.
Hace cuatro días fue mi cumpleaños, mi padre, Zara, Natasha y Annie me felicitaron pero aún siento que se me revuelve el estómago cada vez que pasa estos días. Me la paso de mal humor, solo leo, escucho a Tay pero nada más.
Mi padre dijo que me iba a hacer una comida, donde podría invitar a mis únicos amigos aquí. Megan y Mike, al principio yo me quise negar de que no quería nada, solo quería estar acostada viendo películas pero mi padre no acepto un “no” como respuesta y eso hizo fastidiarme más.
¿Acaso no respetan mis decisiones?
Luego llegó el dilema de la comida, que quería comerla verdad es que no tenía mucho apetito, pero mi padre se comenzó a enojar porque no decía nada y me hizo sentir mal, pienso si realmente fue buena idea venir. Aún me arrepiento un poco.
Decido que será spaghetti, es una mis comidas favoritas, así que tampoco es mucho y no quería darles vuelta a ese asunto y así evito que se estrese menos mi padre.
Me encuentro ahora en otro dilema; no se que ponerme, la verdad tratar de hacer quedar bien a la gente, nunca me ha importado.
No, cuando te gusta alguien.
Puse mi pulgar sobre mis dientes, mientras pensaba que ponerme.
No importa, me pongo un vestido y ya. Además hace mucho calor como para usar mi ropa holgada.
—¿Estás lista? ¿Quieres que te maquille —preguntó Natasha asomando su cabeza sobre la rendija de la puerta.
La mire obvia mientras señalaba todo mi cuerpo haciéndole entender que aún estoy en pijama.
—¿Tú crees que me veo lista?
Natasha ríe y cierra la puerta de la habitación aún riendo. Suelto un pequeño suspiro y mis hombros se hunden ligeramente, en un movimiento brusco golpeó mis brazos con mis piernas, escuchó el sonido sordo que produjo mi golpe. Me tomo del cabello y me pongo de cuclillas frustrada, porque ya tengo que estar lista y no lo estoy. Al final veo el vestido por última vez y me lo pongo.
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Todo el cielo y el infierno que me diste ©
Teen FictionPaige, una chica que se muda con su padre para distraerse de todo. Allí se tiene que enfrentar a nuevas oportunidades, nuevas expectativas, nuevos retos y sobre todo nuevas ilusiones en donde ahí conoce a un chico que le puso su mundo patas para arr...