Todo el cielo y el infierno que me diste ©

CAPÍTULO TRES

Todavía no supero el crush qué le tengo a mi mejor amigo, aunque me gradué de la escuela hace meses, ese amor sigue presente.

Recuerdo que lo conocí en la introducción para entrar al instituto. No sabía qué hacer, me encontraba muy nerviosa, ver muchas caras desconocidas me causa unos malestares en el estómago mientras trago saliva.

El único lugar disponible era una butaca cerca de la pared del salón, un profesor me guió hasta allí en silencio mientras dos compañeros hablaban de cómo se iba a llegar a cabo la escuela, fue ahí cuando al lado de mí y con su brazo apoyada en la butaca y su mano sobre la mejilla, se me hizo un poco atractivo, me le quedaba viendo de momentos y él seguía concentrado, maldita sea. Aunque muy pronto comenzamos a hablar amistosamente, llegó unos días esa chica, Chalsea, nos hicimos amigas muy pronto y le confesé mis sentimientos hacia aquel chico.

—¿Te gusta Alex? Uno de los chicos más inteligentes.

—Si —confesé apretando mis labios recargando mis brazos sobre el barandal que daba una vista al patio de la escuela.

Nunca le debí confesar quien me gusta a Chalsea ya que días después vi como le comenzó a coquetear a tal punto que un día vi cómo se besaban, no pude creerlo de mi “mejor amiga” pero aún así acepté su maldita relación, no pude creer en los días en los cuales Alex la paso fatal, Chalsea estuviera con quien sabe quien y yo lo estuviera limpiando sus lágrimas, ¿no es eso lo que hace ahora que es su novia? No debería ser ella la que esté en mi lugar, pero no, a pesar de que que le confesé mis sentimientos y me haya rechazado aún seguía ese amor platónico , vivo con esa tormenta hasta hoy.

Me quedo pensando en lo que Natasha acaba de decir «Ese chico, parece muy tu tipo» ¿mi tipo de chico? Yo sigo enamorada de Alex, no hay forma o chico que me haga olvidar tan fácilmente del chico por el cual estuve enamorada tanto tiempo.

«No digas nada»

Alguien truena los dedos frente a mí y reaccionó de inmediato, veo a Zara haciendo de comer, una comida que no es muy de mi agrado pero aún así como lentejas.

—Hoy va a venir Mike a ayudarme a trabajar por lo que quiero todo limpio —dijo mi padre muy autoritario, Natasha y yo asentimos—. De echo, no tarda en venir, así que apurense a comer y recojan.

¿Si, ya sabrán como es mi padre?

Cuando al fin decido levantarme y dejar los platos en el fregadero de la cocina, alguien toca la puerta, Natasha abre y justo cuando estoy recogiendo la mesa, al salir al tirar la basura al patio, Mike pasa a mi lado como si no existiera, lo entiendo, no nos conocemos de nada, solamente se su nombre porque Annie y mi padre lo dijeron, pero de ahí no se nada él y él de mí, ni siquiera mi nombre.

Tampoco es de mi incumbencia, Natasha me golpea levemente el brazo, cuando voltee a verla y sus gestos me hicieron poner los ojos en blanco, alzo sus cejas coqueta, mientras miraba disimuladamente a Mike, pero tampoco alcanzo a ver su rostro con claridad, ya que tiene la capucha de su sudadera gris sobre su cabeza, vaya este chico no es muy colorido en cuanto a su ropa.

—¿Terminaron? —mi padre hace que me sobresalte y suelta una pequeña risa—. Hija, no te asustes.

Natasha y Annie comenzaron a reír a carcajadas, algo que me hace fruncir las cejas enojada. Agarro un plato que está sobre la mesa y Natasha me mira con picardía mientras lo mira de reojo, puse los ojos en blanco y suspire para meterme al cuarto a sentarme sobre la cama, a veces no se cuales eran las intenciones de Natasha al hacer esto, en realidad mi única pregunta es: ¿qué hago aquí?

—Debes de admitir que es lindo —Natasha no para de hablar, solo estoy haciendo yo pongo los ojos en blanco, ¿por qué me mira así

—Si, lo que tú digas —le resto importancia—, ya te dije que no me lo voy a creer hasta que lo vea por mí misma.

—¿Cuándo intentarás superar ese amor por Alex? Han pasado pasado años, ya ni se ha de acordar de ti.

—Pero yo aún lo quiero, Natasha —confesé suspirando con cansancio.

—Mira… —Natasha se acerca a mí tomándome del brazo, yo me encuentro en la esquina de la cama—. Se que es difícil, pero estamos en una ciudad nueva, donde nadie te conoce, puede ser una oportunidad muy grande para conocer a alguien nuevo.

Hice una pequeña mueca, Natasha me abraza por detrás poniendo su mentón sobre mi hombro, la miro de reojo y ella me sonríe.

—No te lo digo de broma, él parece muy tu tipo. Parece muy tímido, reservado y muy nerd.

Eso me hace reír un poco bajando la mirada mientras juego con mis dedos imaginando a ese chico.

—¿Ya te lo estás imaginando, verdad? —comentó riendo.

—Callate, pecosa —bromeé riendo.

Tal vez sí era hora de superar ese dolor que Alex me hizo pasar porque jamás me correspondió, no conocía muy bien a este chico pero tampoco tengo muchos ánimos de conocerlo, ¿y si Natasha me está mintiendo solamente porque quiere que supere fácilmente a Alex? La verdad no lo sabía y eso me genera aún más dudas sobre quién es este chico.

—Oh, escuche que viene todos los miércoles y trabaja con mi papá en la mañana, así que ya no tienes excusa para decir “no te voy a creer hasta que lo vea por mí misma” bla, bla y bla.

—¿Y qué tal si no me gusta? ¿Qué tal si es un chico que no es mi tipo y si estas equivocada? —pregunté mirándola con temor.

—Ahí ya es tú decisión Paige, no mía. Solo se que este chico es totalmente tu tipo pero no te diré como es porque quiero que lo veas por ti misma. Eres muy necia.

—¿Y si no quiero enamorarme en este momento?

Natasha se levanta de mi hombro y me mira, se que la deje sin palabras pero creo que es la verdad, ¿qué tal si no quiero enamorarme en este momento? O no me convence porque no soy muy enamoradiza o bueno eso es lo que yo digo, no me gusta cualquiera que entre a mi vida y no será el caso de este chico.

—Yo creo que si, porque eres muy enamoradiza —confiesa sonriendo—. ¿No has querido sentir las canciones bonitas de Tay?

La lanzó una mirada muy confundida, yo era la única que llamaba a Taylor Swift, Tay. Pero es verdad, siempre he querido saber qué se siente vivir las canciones de amor que tanto me gustan de Taylor.

—Si, si quiero pero siempre me dan la experiencia de The one.

—No te voy a obligar a nada, Paige si no quieres. Solamente ten la oportunidad de salir de tu The one era y metete a tu lover era o como se llama esa canción de su álbum Red.

Pongo los ojos en blanco divertida, ay dios mio esta tratando de hablar en idioma swiftie, lo hace terrible.

—¿Begin Again? —pregunto riendo.

—Correcto, esa.

—No te prometo nada, Natasha.

Natasha me mira suspirando aceptando su derrota, se lo que trata de hacer, se que trata de hacer que su pequeña hermana ya no siga sufriendo pero no se si con él vaya a ser mejor, no se si con él podría sentir lo que jamás sentí por nadie. No lo se, no lo sabré si no lo conozco.