Hace mucho tiempo, cuando el país estaba dividido en 6 grandes imperios, existió un rey tan malvado como el mismo demonio, nadie se atrevía a cuestionarlo.
Para su mala fortuna un pequeño chico quedo atrapado en ese terrible reino, tanta fue su tort...
— Si se te da una orden tú obedeces idiota – el guardia hizo la mención para darme a entender que estaba frente a alguien de poder, posiblemente el rey, me pare de inmediato manteniendo la mirada baja, evitando cruzar de nuevo la mirada con el hombre frente a mí.
Escuché como se abrió la celda y poco a poco pude divisar unos zapatos que se acercaban a mí.
– Tranquilízate niño, no vas a morir – suspiré de alivio – Aún – su burla y la del guardia que lo acompañaba me puso muy nervioso.
El hombre jaló mi mentón de una manera muy brusca y me analizo por un largo tiempo – Tengo el trabajo perfecto para ti – sonrió de manera macabra jalando mi brazo arrastrándome fuera de celda – Eres hermoso y la silueta de tu cuerpo vuelve loco a cualquiera.
Todo el camino fue jalándome del brazo de manera brusca y encajándome las uñas por el fuerte apretón en mi brazo.
Llegamos a una habitación que quedaba al lado del calabazo, la puerta de madera era enorme y su interior atemorizaba hasta al más valiente del mundo, había múltiples máquinas e instrumentos de tortura, estaba aterrorizado por estar en este lugar.
– Mira niño, eres tan lindo como para matarte en este preciso momento, así que he decidido dejarte vivir – su mirada se cruzó con la mía – Tu deber dentro del castillo será ser mi sirviente personal y satisfacerme cuando yo lo ordene.
Sus palabras me aterraron, no quería volver a pasar por lo mismo que pase cuando tenía 6 años, los siete años posteriores a eso fueron los peores años de mi vida.
Gruesas lágrimas corrieron por mi mejilla sin que me diera cuenta en qué momento comencé a llorar.
– No llores niño estúpido – su mirada era de odio – recuerda que solo eres un sirviente más aquí – sus palabras tenían un toque de ira – he escuchado que fuiste tú el que le hizo la vida imposible a la princesa estando en el reino de Sylvain.
Estaba confundido, yo no conocía a la princesa Ploy, solo sabía que era la hija adorada del rey Zee, pero nada más.
– No entiendo – tomé valor para defenderme – Yo no conozco a la princesa en persona.
– No mientas imbécil – me dio una fuerte cachetada que hizo que mi cabeza girara hacia el lado derecho – Los tipos como tú vas a inventar cualquier pretexto para salirse con la suya.
Yo no entendía que era lo que pasaba, en toda mi vida jamás había visto a la princesa en ningún momento como para faltarle al respeto.
— Escúchame bien bastardo, tú harás todo lo que yo te ordene, ¿lo has entendido bien? – me tomo por el brazo colocándolo sobre una mesa de metal.
— L...lo ente...di bi...bien – el miedo provocó que tartamudeara consiguiendo otro golpe de parte del hombre en mi mejilla.
— Aparte de idiota, eres un retrasado mental – tomo un cuchillo gigante y lo levanto alto – a ver si con esto aprendes a no meterte con las demás personas.
Estaba asustado, perdería mi mano a manos del hombre frente a mí, una oleada de alivio recorrido mi cuerpo cuando la puerta se abrió.
– Keng, ¿Qué se supone que estás haciendo? – una voz detrás de mí se acercaba más a donde estábamos.
– no te metas en lo que no te llaman Tutor – Keng estaba furioso porque lo interrumpieron, soltó mi mano y el cuchillo con brusquedad que me sobresalte al escuchar como este caía al suelo.
– Si mal no recuerdo, el rey Zee te pidió que le llevaras al chico en cuanto él llegara – El chico que interrumpió con anterioridad me tomo del hombro haciendo que mi piel se erizara de miedo – Vamos chico te llevaré con el rey.
Asentí sin querer mencionar alguna palabra y seguí al chico que me había salvado sin saberlo anteriormente.
– No tengas miedo, el idiota de Keng no podrá lastimarte – asentí levemente - ¿Cuál es tu nombre?
– Nunew Jumpol – hablé bajo.
– Mucho gusto Nunew, yo soy Tutor – su sonrisa me tranquiliza un poco – no tengas miedo, el rey solo te dará un rol dentro del castillo.
Volví a asentir, el camino fue silencioso hasta que legamos a una gigantesca puerta de madera blanca con detalles en oro que la adornaban, a diferencia de la decoración del castillo esta puerta se veía menos sombría a comparación de todo lo que había en el castillo.
– No tengas miedo, no te pasará nada – toco la puerta y la abrió en cuento, se escuchó el pase desde dentro – Rey Zee, princesa Ploy – se inclinó a modo de saludo – He traído al que viene del reino de Sylvian.
– Traerlo ante mi – la voz del rey hizo eco por toda la habitación erizando mi piel, fui guiado por Tutor ante la presencia del rey.