Capítulo 10

22 2 0
                                        

– Ahora sabrás como respetar a tu rey — su declaración me asusto y me aterré cuando jalo mis piernas y ato mis manos a la cabecera dejándome indefenso – Si tanto te gusta ser una prostituta te trataré como una – arranco mi ropa dejándome completamente desnudo y a su merced.

– No me toque – sentí un fuerte golpe en mi mejilla que mi hizo girar la cabeza por la brusquedad del mismo.

– Tú no eres nadie para darme órdenes pequeña perra – saco su miembro y me penetro sin haberme preparado con anterioridad.

Solté un fuerte grito de dolor, las lágrimas salieron de mis ojos con la sensación de que me partían en dos, le rogaba y suplicaba que se detuviera, pero parecía que cada vez que hablaba él se molestaba más, sus embestidas tomaron más fuerza y brusquedad, me soltaba uno que otro golpe.

Cada segundo que pasaba era una tortura para mí, quería que este martirio se terminara lo más rápido posible, mi llanto mezclado con el sonido de los fuertes choques de nuestras pieles se podía escuchar por toda la habitación.

– De— detente – suplique con la esperanza de que lo hiciera, pero eso solo consiguió que me ahorcara.

– Tú no puedes darme órdenes – el aire comenzaba a faltarme, quería quitar sus manos de mi cuello, pero no podía, mis manos las tenía fuertemente atadas, justo cuando sentí que perdería la conciencia se corrió en mi interior soltando el agarre en mi cuello.

Comencé a toser y recuperar el aire que había perdido, pensé que todo había terminado, pero estaba muy equivocado, no se detuvo hasta quedar completamente satisfecho.

Esa noche volvió a tomarme tres veces más corriéndose dentro mío todas las veces, estaba completamente adolorido y lleno de marcas y moretones, había sido la peor noche de mi vida, cuando me desato las manos lo único que pude hacer fue cubrir mi cuerpo con ellas y hacerme bolita esperando que se fuera.

– Tienes que limpiar este desastre, tú solo nadie va a ayudarte – tomo mi rostro con fuerza girándolo para que pudiera verlo – Tómate el maldito té para no quedar embarazado, tener un hijo contigo sería una vergüenza y una humillación para la familia real – soltó mi rostro con brusquedad – Tienes prohibido salir de esta habitación, si lo haces tu castigo será peor que este.

Solo escuche la puerta de la habitación, cerrarse y llore hasta quedarme sin voz, no podía moverme sin que me doliera el cuerpo, el sol comenzaba a salir y golpeaba mi rostro.

Me levanté cayendo varias veces al piso por el dolor que sentía, preparé el agua para tomar una ducha larga que pudiera ayudarme con el dolor.

Entre a la bañera y tomé una ducha larga, me sentía asqueroso de ser tomado de ese modo de nuevo, recuerdos de cuando tenía 10 años mezclados con los recientes invadían mi mente.

No pare de llorar hasta quedarme dormido en la bañera, estaba muy cansado tanto física como emocionalmente, no creí que después de 8 años volviera a pasar por lo mismo.

Desperté al escuchar un fuerte golpe en la puerta, el dolor en mi cuerpo aún no desaparecía, pero ya no era tan fuerte.

Salí de la bañera y me cubrí con una bata, caminé hacia la habitación asustado por los fuertes y desesperados golpes en la puerta, me acerqué con precaución y abrí la puerta.

– Por Dios Nunew – Tutor entro rápidamente cerrando la puerta detrás de él – Él te tocó – aparte la mirada y asentí intentando retener el llanto, él solo me abrazó con delicadeza, me estremecí un poco por el contacto y me quede inmóvil – Una sirvienta te traía el desayuno, pero yo quería dártelo personalmente, tienes que comer algo – empujo un pequeño carrito con comida dentro de la habitación y acomodo los platos sobre la pequeña mesa que había ahí – Dios Nunew debió de haber sido muy doloroso.

No dije nada, solo me limité a sentarme con cuidado en una de las sillas, no tenía ganas de hablar sobre el tema ni expresar todo lo que sentía, ante mi silencio solo escuché un suspiro salir de los labios del mayor.

– Me duele verte así, eres una persona muy buena para todo el mal que te ha hecho el rey, la felicidad que desbordabas ya no puedo notarla – suspiro – Y me duele aún más que tenga que irme al reino de Aeolus y dejarte solo, no podre protegerte de ese despiadado rey – me angustie porque era de los pocos amigos que tengo y de las pocas personas en las que confió dentro del reino – Tai vendrá conmigo, si haces todo lo que te dice no volverás a sufrir lo mismo, por favor cuídate mucho en mi ausencia Nunew y no hagas nada que haga enfadar al rey, prometo hacer todo lo posible por ayudarte.

Solo asentí comiendo un poco, se fue de la habitación y quedé completamente solo de nuevo con mis pensamientos y los tormentosos recuerdos.

Esta vez no encontré una bella rosa negra en la puerta, esta vez encontré una rosa negra marchita, tomé la rosa soltando el llanto que había retenido durante todo el día.

Rosas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora