CAPÍTULO DIECINUEVE

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Manuel y María:

Ambos ansiosos y emocionados, los dos se dirigen al lugar donde se han encontrado la mayoría de veces en la que quieren estar solos.

Manuel a pasos acelerados se dirige al cerco que divide la casa de los enamorados para poder rodearla y saltarla.

María a pasos más delicados, se dirige rodeada con una toalla en su cuerpo dispuesta a decirle a Manuel lo que tiene pensado sobre sus sentimientos hacia él.

Los dos se encuentran en el lugar acordado, solo los separan un par de metros. Ambos sonríen, y María va corriendo a darle un abrazo a Manuel, o eso es lo que pensaba él. Porque al momento que ella pone sus manos con uñas de color cereza en su pecho, lo bota a la piscina. María se ríe ante tal engaño que le hizo al chico imbécil de la bicicleta.

—¿Ves que te queda el apodo de chico imbécil? —María no puede parar de reírse.

—Ya.

—Ya te dije, querido Manuel. Debes usar otro contraataque, porque ese es mío en contra a ti. Debes ser innovador—María sonríe y se cruza los brazos. En esta oportunidad tiene puesto un traje de baño negro entero, con un escote que al momento de que lo usó el año pasado en un viaje que tuvo, la hacía sentirse muy sexy.

"¿Así que quiere jugar?" Piensa Manuel.

—¿Quieres jugar, María?

—No sé, dime tú.

—Parece que eso es lo que quieres.

Dispuesto de vengar a María, sale a pasos lentos de la piscina sacudiéndose lentamente su cabello ondulado. Se dirige hacia María y pausadamente se va acercando a ella que se encontraba fuera de la piscina, y poco a poco va cruzando sus musculosos brazos.

María, sabe que perdió. Las ganas de acercarse hacia él, no son nada de fácil de ignorar. Verlo mojado, sin polera, y con solo un short le hace abrir ligeramente la boca en forma de "O" y sorprenderse de lo que está admirando ahora mismo sus ojos.

—¿Querías jugar?

—Creo que entendiste mal el concepto de jugar.

—¿Ah si? —dice con una voz sexy.

—Si.

—¿Segura?

María no responde con palabras, responde acercándose hacia él para darle un beso suave en los labios. Lo que Manuel como respuesta a la acción, cierra sus ojos para poder sentir los delicados labios de la chica crespa que lo lleva a la perdición.

—Manuel—María lo mira con un brillo en los ojos—. Me gustas, Manuel. Me gustas demasiado, cada vez que estoy contigo siento que puedo ser yo misma. Y eso me hace feliz. Y en este momento quiero proponerme a mi misma poder sentirme feliz contigo. Porque no te imaginas cuanto, Manuel López, lo feliz que soy contigo.

Manuel sonríe, ¿para qué negar lo que le hace sentir la chica crespa?

—María Criado, también me gustas mucho. Y hay algo que no te conté, gracias a ti me volvió la inspiración de volver a tocar la guitarra, y componer música.

—¿En serio? —María no puede dejar de hacer una gran sonrisa.

—En serio. Lo siento, me estoy poniendo muy cursi.

—¿Soy yo la que te hace sacar tu lado cursi, Manuel López? —María muerde su labio inferior. Ahora él es el abre ligeramente la boca en forma de "O", sorprendido.

—Mmmm, para qué mentirte—Manuel traga saliva.

—Me alegra oír eso—María saca una sonrisa.

Los acordes de cómo nos enamoramos.Where stories live. Discover now