Al fin un descanso

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Claramente estaban agotados. Apenas tenían energía para mantenerse en pie.

La pelea contra Zabuza los dejo a todos alerta y con poco energía física. Su primera misión fuera dela aldea y ya habían peleado dos veces, o era el destino o la vida les estaba pasando una mala jugada.

Sus ojos seguían rojos como la sangre, las cuales estaban inundadas de lágrimas.
Faltaba poco para que acabará el camino, solo unos pocos pasos y ya llegarían a descansar.
Tenía sed de sangre. Era nuevo y raro para ella.
No entendía el porqué tendría sed de sangre, pero estaba segura de que era por el Demonio de la niebla.

***
Una vez llegaron a la casa de Tazuna, una joven mujer le abrió la puerta.
Su cabello era largo y negro, con algunos reflejos azulados pálidos, ojos negros profundos, y piel clara.

-Papá, me alegra que hayas vuelto sano y salvo-

Su voz sonaba emocionada con un tinte esperanzador, mientras se lanzaba a los brazos de Tazuna, en un fuerte abrazo correspondido por el constructor.

-No lo hubiera logrado sin este equipo de enanos-

Suspiro con cierta molestia, levantando su mirada, con un pequeño gruñido molesto hablo.

-Lamento interrumpir, pero mi papá no es nada liviano 'ttebayo-

Informo la bicolor en un gruñido.
Sasuke asintió en confirmación, mientras suspiraba con molestia.

-La dobe tiene razón. Este viejo no es nada fácil de cargar-

La joven miró al equipo siete con curiosidad. Una chica de pelo rosado, un emo de pelo negro y un niño que parecía más pequeño de lo que debería... pero que tenía linda apariencia... pero salvaje. Una extraña sensación de seguridad llegó a ella, mientras miraba al bicolor, más también una parte de la joven gritaba que se alejara lo más posible de el.

Rápidamente se hizo aún lado para que el equipo pudiera pasar, aún miraba fijamente al niño de marcas de bigotes.

-Ella es mi hija Tsunami-

Explicó brevemente el constructor cuando entraron a la casa. La nombrada hizo una ligera reverencia con una sonrisa en sus labios.

-Mucho gusto-

-El gusto es nuestro señorita Tsunami-

Sonrío suavemente Sakura mientras hacía una reverencia hacia la mujer, el Uchiha solo asintió ligeramente, el bicolor solo la miro con los ojos entrecerrados.

***

Las habitaciones ya habían sido repartidas. Al ser solo dos habitaciones, ambas kunoichis compartieron un dormitorio, mientras su sensei y compañero de equipo compartían la otra.
Mientras sus compañeros se turnaban para bañarse, ella se encargaba de cuidar de su padre.

Su expresión era estoica y pensativa, mientras cambiaba el paño húmedo que tenía en la frente el Hatake mayor.
La energía volvía a su cuerpo poco a poco, ya no se sentía tan agitada físicamente, más aún estaba muy pensativa.

No entendía como era posible que ella, había podido luchar mano a mano con un espadachín, era una simple genin... o tal vez no tan simple.

Comenzó a tararear una suave canción de cuna, mirando con algo de preocupación a su padre. La melodía infantil inundo todo la habitación, todo de repente se volví más cálido a medida que la canción de cuna seguía.
Recuerdos venían a su mente, de cuando solo era una pequeña de cuatro o seis años, asustada por las tormentas; alguien que se iba a refugiar en los brazos de su padre para calmar su miedo.

Aun ahora con doce años, seguía teniendo miedo, no solo de las tormentas, también del mundo shinobi que la rodeaba, de su futuro y de las próximas misiones que les encargaría el Hokage.
Su voz comenzó a ser casi un susurro tembloroso, sus ojos demostraban y reflejaban en miedo de una joven kunoichi, que no sabía que hacer. La melodía callo, sus ojos se cerraron con visible preocupación y miedo al mundo exterior.

Por unos momentos reino el silencio en la habitación, hasta que nuevamente fue roto, esta vez por la voz cansada y cariñosa de un padre.
Siguió el tarareo con suavidad mientras miraba a su hija. Levantó la mirada para encontrarse con él ojo cansado del mayor.

Sonrío débilmente mientras se acercaba a él, acostándose a su lado. Fue bienvenida con un fuerte abrazo protector de su padre, quien apoyo su cabeza sobre la de la Uzumaki.

-Chi no ueta shōjo... pero sigues siendo una pequeña asustadiza, cachorra.-

Murmuró con diversión el Hatake, acariciando suavemente la cabellera bicolor de su hija. Naruto sólo sonrío débilmente mientras se aferraba con fuerza al contrario, escuchando la melodía que tarareaba su padre.

***

Su mirada azul/morado estaba fijo en el techo de la habitación, con un brillo serio y frío. Sus pensamientos estaban completamente mezclados unos con otros, muy en el fondo lo sabía, Zabuza no estaba muerto y pronto volvería para acabar con la misión que le fue asignada.
Debía ser más fuerte para ese momento. Con cuidado de no hacer mucho ruido, se levantó de su cama, dirigiéndose a donde estaba su equipo ninja. Si quería mejorar, debía entrenar hasta el cansancio, el límite era hasta que su cuerpo colapsara de cansancio.

Tomó sus cosas con cuidado, armándose con kunai, shuriken y la espada. 
Sin importarle que este en pijama o inclusive descalza, salió por la ventana de la habitación, dejando allí a una Sakura dormida que no sabía que había pasado. 

"Si mi papá me ve aquí, me matara 'ttebayo..."   

Pensó para sus adentros la Uzumaki, rogando que su padre no la atrape afuera tan tarde, sabiendo que estaría en graves problemas si la atraparan. 

***

El Hatake solo suspiro mientras negaba con su cabeza frunciendo el ceño, mirando como la figura de su hija desaparecía en la oscuridad de la noche, claramente la niña iba a ir a entrenar en el bosque.

Sabía que algo así iba a pasar, Naruto estaba muy alterada en esta misión, tenía miedo de descontrolarse. Por eso quería entrenar y volverse más fuerte para poder controlarse, además de que quería vencer a Zabuza, sabía que estaba con vida. 

"Ya fue... después castigo a esa niñata" 

Pensó con calma mientras hacia el jutsu de invocación, invocando a su fiel amigo perruno Pakkun. 

***

-Mi papá me va a matar, dattebayo- 

Murmuró mirando al perro ninken que estaba frente a ella, mirándola aburrido y cansado, claramente molesto por ser despertado de su sueño reparador. 

-Yo lo matare a el por despertarme a esta hora, solo para cuidar de ti- 

Gruño el ninken mientras se recostaba en el lugar, mirando a la Uzumaki con los ojos entrecerrados, alerta ante cualquier movimiento de ella, pero no duro mucho ya que luego de unos segundos, se quedo dormido en su lugar. 
La Uzumaki lo miró con curiosidad por unos segundos, luego miró la flor roja que tenía en sus manos, y luego de nuevo al dormido Pakkun, sonriendo ligeramente ante la ocurrencia que tenía... a Pakkun no le gustara nada lo que estaba por hacerle. 

***
No me maten plis, aquí su nuevo capitulo. ¿Cómo los trata la lluvia? A mi me esta entrando agua por la ventana y la puerta de mi casa :"0 
Antes de que me vaya ¡¿Porque se salta los capítulos?! No se salten los capítulos, me tardo en escribirlos... 

Cualquier error, por favor, avísenme. 
Bye Bye gente, cuídense, chaito. 

Criada por El ninja que copia (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora