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La rubia y la pequeña azabache entraron a la mansión luego de estar un rato jugando

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La rubia y la pequeña azabache entraron a la mansión luego de estar un rato jugando

- Cielos, entren señora. Señorita ¿Paso un buen momento?

- ¡Si! ¡La nieve me llegaba hasta los tobillos! - sonrió en grande- ¡Cada vez que daba un paso, era como si la nieve se me estuviera pegando a los pies!

- Ah, ¿les pido a los sirvientes que limpien la nieve, señora?

- ¡No no! ¡Me gusta la nieve! ¡La señora me prometió que la próxima vez haríamos un muñeco de nieve gigante!

Riendo por la emoción de la niña, Camille respondió

- Que limpien solo la entrada, por favor.

- Si, señora.

Entrando al comedor pudieron ver como el chef se acercaba

- Ahora que se ha divertido tanto, ¡debería comer algunos bocadillos...!

Focaccia, la especialidad del chef

- ¡Gracias!

- Oh, es un placer, ¡Buen provecho~!

Tras cortar un pedazo, Lionia empezó a comer

- ¡Es tan bueno!

- Despacio, cielo - notando las migajas - Ven Lio te limpiare las mejillas

- ¡Si, gracias!

En ese instante entró Melles

- ¡Señorita, Señora!

- ¡Melles! - saludo la pequeña mientras seguía comiendo

- ¿Cómo estuvo su exploración de la finca? ¿Bien?

- ¡Si, así es señora!

- Debe hablarme libremente señorita

- Pero los honoríficos me son más cómodos

- Sería inaudito que la hija de la Duquesa le hablara a un simple caballero

- Pero tuviste que trabajar muy duro para convertirte en caballero

Exclamo la pequeña sonriendo y moviendo sus brazos

- Eso es cierto Melles, así que no degrades tus logros - sonrió la rubia

Las palabras de ambas mujeres hicieron que Melles se sintiera agradecida de servirles.

¡¡Papá, demuestra que amas a mamá!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora