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La familia Voreoti esperaba en la entrada la llegada de los carruajes de quienes serían los maestros de Lionia.
Tanto su maestra de etiqueta como su maestro de Historia llegaría esa mañana al ducado para presentarse formalmente ante la niña y la pareja de Duques
Del primer carruaje en llegar había bajado una dama de cabellera rubia y ojos azules con un vestido celeste pomposo, que llevaba flores en la falda, tenia demasiadas decoraciones en el cabello y en su vestimenta
- Soy Karena Tedros, le estaré enseñando etiqueta
- "Bonita" - pensó la niña - "Pero no más que la señora"
- Un placer conocerla, mi nombre es Ardea, estaré enseñando historia.
- "Aburrido"
Tan metida estaba en sus pensamientos que no se presento hasta que la llamaron
- Lionia
- Cariño, saluda
Reaccionando hizo lo que la pareja le pidió
- Es un placer conocerlos, soy Lionia Voreoti
- La condesa Tedros estará de visita una vez a la semana - explico Camille
- Y Ardea estará residiendo en esta finca - siguió Pelliot
Luego de la presentación, ambos profesores se retiraron y la familia se dirigió al invernadero del ducado a dar un pequeño paseo antes de la llegada del Duque Bomshel
- ¿Hay algo con lo que deba tener cuidado señor?
- ¿Por qué deberías tener cuidado? - cuestiono el mayor
- Si alguien debe tener cuidado, son esos dos - completo su pareja
- Como hija del Duque Voreoti y de la Duquesa Bomshel, pronto Voreoti - beso delicadamente el dorso de la mano de su amada, ocasionando un sonrojo y una sonrisa en el rostro de la mujer - Tu nunca necesitaras tener cuidado mientras estés en el norte. Aunque hayas hecho algo malo
- ¿Incluso si mato a alguien?
- ¡¡Lionia!! No vuelvas a mencionar ese tipo de cosas
- Bueno, ese es un ejemplo muy extremo, pero no debería haber problema - confeso - Como lo hiciste con los invitados del orfanato
- ¡¡Pelliot!! ¡No la incites!
Sonriendo en grande e ignorando los regaños de Camille a Pelliot, empezó a caminar por el jardín.
- ¡Señor! ¡Señora! ¡Vamos!
Llamo un par de metros más adelante
- ¡Ya vamos, Lio!
- Vamos Camille
Sonriendo levemente Pelliot ofreció su brazo a su enamorada
