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⋆ · *El silencio que inundaba en todo el lugar provocó que Ni-ki se exasperara, normalmente disfrutaría de estar solo en su hogar, pero por alguna extraña razón en ese momento, se sentía un tanto desesperado. Sus padres habían salido de la ciudad de imprevisto, y las chicas seguramente se encontraban en algún plan de último momento con tal de aprovechar que nadie las supervisaba durante el fin de semana. Había llamado a sus amigos desde temprano, y se sintió estúpido por no tener a nadie más al escuchar como todos ya tenían planes con sus familias u otros amigos. Se resignó a ver televisión, comerse los bocadillos que su madre estrictamente le advirtió no acabarse e incluso estuvo un par de horas en la piscina.
Se secó el cabello y se dejó caer en su cama, soltando un suspiro, observando fijamente el techo de su habitación. Se levantó encaminándose al escritorio, tomó uno de sus cuadernillos y rebuscó entre sus cajones una caja nueva de carboncillos. Se sentó en la cama, recargando su espalda contra la pared y cruzando las piernas, dejando el cuadernillo sobre las mismas.
Visualizo por unos cuantos segundos la hoja en blanco, pensando en lo que quería plasmar en ese momento. La última vez que dibujo algo fue hace casi un mes, estaba en un bloqueo artístico incluso antes de que el verano comenzara. No tenía muchas ideas en ese momento, así que simplemente se dedicó a trazar lo primero que se le vino a la mente. Ni-ki empezó a trazar líneas ligeras, como si no estuviera seguro de lo que quería crear. Sus pensamientos vagaban mientras su mano se movía mecánicamente sobre el papel. Recordó las tardes en las que, de niño, solía sentarse en el mismo lugar, dibujando sin preocupaciones, perdiéndose en un mundo que solo él podía ver. Ahora, le resultaba incluso difícil el tener una sola idea.
Sin embargo, mientras continuaba dibujando, una imagen comenzó a formarse lentamente en su mente. Apretó sus ojos fuertemente, tal vez en un torpe intento de alejarla de su cabeza. No sabía exactamente por qué había pensado en ella, pero de alguna manera, su presencia burlona y vivaz se coló en sus pensamientos. Hari, con su sonrisa contagiosa y su risa que podía molestar a cualquiera, era lo único en lo que Ni-ki podía pensar últimamente.
Con determinación, comenzó a esbozar su rostro. Los ojos grandes y brillantes de Hari, esos mismos que siempre le daban miradas perspicaces y desafiantes, fueron los primeros en tomar forma en el papel. Con cada trazo, Ni-ki se sentía cada vez más inspirado. La suavidad de sus rasgos, la delicadeza de su sonrisa y la forma en que su cabello caía sobre sus hombros, todo se materializaba lentamente bajo la mano del chico. Mientras trabajaba en los detalles, su mente volvió al día en que la vio por primera vez. Honestamente, mentiría si dijera que nunca se había tomado el tiempo suficiente para analizarla, verla fijamente, detallar su rostro en su mente... Como si quisiera recordarlo a la perfección.
A decir verdad, le gustaba su cabello rubio, sus ojos claros, los lunares de su barbilla y ese que está muy cerca de sus labios. Le molestaba que fuese tan terca y engreída, y al mismo tiempo... Le gustaba un poco, porque nunca se retractaba al momento de molestarlo o decir cualquier cosa para tornar el ambiente incómodo. ¿Acaso tenía algún sentido? No, pero todo era muy diferente desde que ella llegó.
Al cabo de un par de horas, se detuvo para observar su trabajo. La figura de Hari en el papel parecía casi real, como si en cualquier momento fuese a cobrar vida. Ni-ki sonrió inconscientemente, satisfecho con el resultado; La había plasmado entre la multitud del andén de la estación, girando levemente sobre su hombro para darle una mirada burlona y esa sonrisa socorrona que siempre llevaba en el rostro. Entre las sombras que la rodeaban, ella era lo único brillante en aquel dibujo. Incluso había agregado su cabello ligeramente despeinado y el suéter azul que la chica llevaba puesto ese día.
Probablemente permaneció mucho tiempo observando el papel embelesado, obligándose a sí mismo a jamás olvidar ese rostro.
Guardó cuidadosamente el dibujo en el cuadernillo y se permitió recostarse nuevamente en su cama. Una sensación familiar comenzó a crecer en su pecho, mientras sentía los latidos de su corazón martillar en sus oídos, una sensación burbujeante se asomaba en su estómago... No puede ser, pensó para sí mismo.
—Estoy jodido... —murmuró, cubriéndose el rostro con ambas manos— Me gusta... De verdad me gusta.
Y ahí estaba. Finalmente lo había aceptado.
Kang Hari realmente había llegado a cambiarlo todo... Incluyendo sus sentimientos.
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𝐎𝐔𝐑 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑 | Nishimura Riki ✓
Fanfiction𝗢𝗨𝗥 𝗦𝗨𝗠𝗠𝗘𝗥, nishimura riki ( 🌤️ ) ━━si estamos juntos, se siente como el verano ₊˚. Según Ni-ki, Hari era un problema en todo el sentido de la palabra, porque aparte de haber arruinado su verano, también llegó a arruinar por completo s...