DIECINUEVE

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Hari salió de la cafetería, dejando a Jungwon detrás con una expresión de desconcierto y una sensación decepcionante llenándolo

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Hari salió de la cafetería, dejando a Jungwon detrás con una expresión de desconcierto y una sensación decepcionante llenándolo. Su salida abrupta dejaba un rastro de incomodidad en el ambiente, y mientras caminaba por las calles de la ciudad, no podía evitar que sus pensamientos regresaran a Ni-ki. El desconcierto y la frustración que sentía no tenían sentido para ella, y el hecho de que Ni-ki seguía ocupando tanto espacio en su mente solo la enfurecía más.

Llegó a casa sintiéndose agotada.

—Regresaste temprano —Mai observó a la chica un tanto confundida, al verla dejar las llaves en la mesita al lado de la puerta— ¿Todo está bien, cariño?

—Si —respondió con una sonrisa corta—, ¿Ni-ki está arriba? —preguntó.

Asintió: —Si, no ha salido de su habitación en toda la tarde.

Hari asintió, sin decir más subió casi corriendo las escaleras. Abrió la puerta de la habitación y se encontró con Ni-ki todavía en su escritorio, concentrado en sus bocetos. Levantó la vista al escucharla entrar y, sin decir nada, volvió a sus dibujos. Hari dejó su bolso en la cama y se en la orilla de esta, tratando de ignorar la tensión en el aire.

—Tu cita terminó temprano —comentó Ni-ki, sin apartar la vista de su trabajo.

—Sí, no fue como esperaba —respondió Hari, tratando de sonar casual. No tenía intención de entrar en detalles, especialmente con él.

Ni-ki asintió lentamente, como si comprendiera más de lo que ella estaba dispuesta a admitir. Finalmente, levantó la vista de su boceto y se giró hacia ella, con una expresión que Hari no pudo descifrar del todo.

—¿Qué pasó? —preguntó, con un tono más suave de lo que ella había anticipado. Hari dudó por un momento, pero luego suspiró y la molestia nuevamente comenzó a crecer en su pecho.

—¿Quién es Eunchae? —soltó sin rodeos, provocando que Ni-ki se girara en su lugar, notoriamente sorprendido. ¿Cómo rayos sabía Hari de Eunchae? Entonces, ante la mirada insistente del chico, no le había quedado más opción que explicar lo que sucedió—... Estaba celosa, ¿bien? Jungwon claramente tiene historia con esa chica, y a decir por la expresión de tu rostro, se que tú también.

Ni-ki la escuchó atentamente, su mirada fija en ella, pero sin juzgar. Dejó escapar una risa suave y negó con la cabeza.

—Jungwon es un buen chico, lo entenderá —respondió Ni-ki, intentando ignorar aquellas palabras—. Además, tarde o temprano tendría que conocer tu encantadora personalidad.

—Vete a la mierda. No se porque rayos pensé que te tomarías esto en serio.

Ni-ki dejó de reír y se quedó mirándola en silencio, evaluando su siguiente movimiento. Finalmente, cerró el cuaderno de bocetos y se levantó, acercándose a Hari con cautela.

—¿Por qué te importa tanto? —preguntó un poco molesto—. ¿Por qué te afecta tanto lo que piensen Jungwon o Eunchae?

Hari frunció el ceño, luchando por encontrar una respuesta que no la hiciera sentir avergonzada. Finalmente, su voz salió en un murmullo que solo él podría escuchar.

—¡Lo que ellos piensen no me importa! —soltó exasperada— En realidad me importa lo que tienes para decir.

Porque estoy cansada de sentirme como una idiota cada vez que estás cerca y no sé qué hacer con eso, quiso decir. Pero sus palabras tan solo permanecieron atascadas en su garganta.

—Ambos nos enamoramos de la misma chica, fue Jungwon quien terminó con el corazón roto y yo empecé a salir con Eunchae. ¿Contenta? Por eso las cosas están un poco tensas entre nosotros... Esa chica fue, un gran problema en nuestra amistad.

Y ahora ella también lo sería, porque la historia comenzaba a repetirse, esta vez de manera diferente.

Hari asintió, sin decir más. Se quedaron en silencio por un momento, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Finalmente, la chica rompió el silencio.

—¿Aún sientes algo por ella?

Ni-ki se quedó en silencio, mirando fijamente a Hari. Sus ojos revelaban una mezcla de emociones que luchaban por salir a la superficie. Después de lo que pareció una eternidad, Ni-ki suspiró profundamente y apartó la mirada, sus dedos jugueteando nerviosamente con los bordes del cuaderno cerrado.

—No —respondió finalmente, con una honestidad que lo tomó por sorpresa a sí mismo—. Lo que sentía por Eunchae... era complicado. Y ahora, después de todo este tiempo, ya no siento nada. Pero honestamente, no puedo decirte lo mismo de Jungwon... Se que él aún no lo olvida, y aún no me perdona.

Hari lo observó en silencio, tratando de comprender la maraña de sentimientos que Ni-ki parecía estar desentrañando. Habría pensado que la idea de que Jungwon aún sentía algo por esa chica le afectaría, pero en realidad, estaba tranquila al saber que Ni-ki ni siquiera sentía algo por ella. Extrañamente, era lo único que le importaba en ese momento.

—Y si te soy sincero, creo que nuestra amistad no será la misma.

—¿Por qué? —insistió ella, su voz más suave esta vez. Ni-ki levantó la vista, sus ojos encontrándose con los de Hari. Había una vulnerabilidad en su mirada que rara vez mostraba.

—Porque... —vaciló, buscando las palabras adecuadas—. Porque cuando te veo, Hari, todo lo que sentía por Eunchae parece insignificante. Tú me haces sentir cosas que nunca había sentido antes, y eso me asusta. Me asusta imaginar que esta vez soy yo quien va a sufrir, al mismo tiempo, finalmente comprendo cómo se sentía Jungwon en ese entonces. Porque tú lo quieres... Y yo lo entiendo.

El corazón de Hari se aceleró ante la confesión de Ni-ki. Sintió un nudo en la garganta y no podía creer que realmente se encontraban en esa situación. No podía creer que por una vez en toda su vida, no estaba segura de lo que sentía y no sabía exactamente qué decir.

—Después de lo que pasó hoy, no creo que Jungwon y yo seamos realmente compatibles —habló por lo bajo—. Y no quiero fingir ser alguien que no soy solo para gustarle a un chico.

Ni-ki soltó una risa. No podía creer que a él realmente le gustaba su mal genio y su actitud engreída y caprichosa.

—No tienes que hacerlo. A alguien le vas a gustar con esa... Personalidad aterradoramente encantadora que tienes —tanto como a mí me gustas, pensó para sí mismo—. Tal vez no debí subestimarte cuando dijiste que eras capaz de hacer cualquier cosa... Me robaste el corazón, Kang Hari, por mas cursi y estúpido que eso sea.

Claro que lo había hecho, no había nada que no pudiera a hacer. Y justo como la había previsto, Ni-ki se había enamorado de ella... Pero jamás planeó que ella también comenzara a desarrollar sentimientos por él.

—Tienes razón. Eres cursi y estúpido, Nishimura Riki.

Y por eso me gustas.

𝐎𝐔𝐑 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑 | Nishimura Riki ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora