DOCE

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—¿Una fiesta? —preguntó la chica con curiosidad, observando el volante que Konon traía consigo

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—¿Una fiesta? —preguntó la chica con curiosidad, observando el volante que Konon traía consigo. Ambas habían acompañado a Mai al centro comercial, ya que la mujer se encontraba en busca de tela para el vestuario del recital de Sola y bueno, también era una oportunidad para distraerse.

—Todos los años los chicos de la academia Decelis hacen una fiesta en la playa para celebrar el inicio del verano... ¡Tenemos que ir, Hari! —alardeó, emocionada.

—¿La academia Decelis? —preguntó devuelta, ignorando un poco la euforia de la mayor de los hermanos Nishimura.

—Es un internado a las afueras de Riverfield. Créeme, solo los hijos de familias muy importantes van ahí... Son como, la alta sociedad de la ciudad —explicó, provocando que Hari lo imaginara todo—. Son los dueños de la ciudad. Mis amigos y yo nos colamos a una fiesta de cumpleaños hace unos meses... El mundo de esas personas no es nada a comparación del nuestro, me es imposible pensar que vivimos en el mismo lugar... Y qué compartimos el mismo entorno.

Hari se preguntaba a qué se refería Konon exactamente. Ella había estado rodeada de personas muy importantes toda su vida, sin alardear, podía considerar a su familia importante, sobre todo, el apellido de su padre en California era demasiado reconocido. No entendía exactamente cuál era el concepto que las personas en esa ciudad tenían acerca de las familias pudientes y de apellidos "importantes", sobre todo, le causaba demasiada curiosidad la manera en la que la chica hablaba de ellos y del internado.

Las horas pasaron rápido y no volvieron a tocar el tema, se encontraban regresando a casa con las ventanas abajo y Mai contándoles cosas triviales que ella y Haneul, la madre de Hari, solían hacer cuando eran adolescentes; la rubia trataba de imaginar a su madre siendo joven, viviendo en esa misma ciudad, siendo feliz y disfrutando de su adolescencia. Trataba de capturar de esencia en cada calle e incluso en la vieja parada de autobús en la que ella y Ni-ki se habían refugiado de la lluvia días atrás. En el parque donde había sido sincera con Jungwon y en la feria donde se había sentido feliz después de tanto tiempo.

Al llegar a casa, Ni-ki y sus amigos estaban tumbados en la sala de estar en compañía de Sola, quien estaba muy entretenida dándole una paliza a Jake en un videojuego. Para su sorpresa, Jungwon no se encontraba presente y tal vez eso se debía a que el chico le había dicho por un mensaje texto el día anterior, que saldría de la ciudad con su familia. Hari se quedó pensativa mientras observaba a Sola reír y disfrutar su victoria sobre Jake. Se preguntaba cómo sería la vida dentro de la academia Decelis y si realmente esa fiesta en la playa era tan increíble como Konon decía.

—¿Qué te pasa, Hari? —le preguntó Sunoo, notando su expresión distante.

—Nada, solo pensaba... —respondió ella con una sonrisa ligera.

—Ya empezaron a esparcir los volantes de la fiesta en la playa —anunció Jake, provocando que sus amigos le prestaran atención y ambas chicas se miraran.

—¿La fiesta de la academia Decelis? —dijo Sola, levantando la vista del videojuego—. He oído que son legendarias. Todos quieren ir, pero pocos pueden. ¡Ojalá tuviera la edad suficiente para hacerlo!

—¿Cómo sabes tanto sobre eso, Sola? —preguntó Mai, sorprendida por las palabras de su hija menor.

—Sakuya y Jihoon siempre hablan de esas fiestas en la escuela. Parece que la última fue en una mansión enorme con piscina infinita y todo... —explicó Sola mientras Ni-ki asentía, recordando como el rumor se había esparcido en su escuela durante días— También escuche que el hermano de Sunhye se ganó una beca en la academia.

—¿Choi Beomgyu irá a Decelis? —preguntó Konon, sorprendida. Su hermana menor asintió efusivamente.

Hari decidió que tenía que ir a esa fiesta. Si algo iba a suceder ese verano, tenía que ser allí. Podía ser una oportunidad para conocer mejor a las personas de la ciudad y, tal vez, entender más sobre la vida que alguna vez su madre había llevado. Eso, y que su curiosidad por conocer a los chicos de la academia era cada vez más creciente.

—¿Por qué se alardea tanto de la fiesta entonces? Todo el mundo irá si es en la playa, ¿no?

—En realidad, no. Es el primer año en el que invitan a todo el mundo... Normalmente las invitaciones llegan de manera ¿exclusiva? No lo sé —Jake alzó sus hombros, despreocupado—. Una vez me invitaron, mi padre hizo negocios con el señor Park y en casa estuvimos obligados a asistir a cenas de negocios y demás. Esos chicos son raros pero... Supongo que no es nada fuera de lo común.

—Entonces, eso quiere decir que incluso los chicos de Greyville vendrán a la fiesta —murmuró Sunoo, quien había estado demasiado absorto de la conversación hasta entonces—. Deberíamos ir.

—Claro que vamos a ir —respondió Konon, decidida—, es el primer verano de Hari aquí...

—Y esperemos que el último —habló Ni-ki, provocando que su madre le diera una mala mirada.

—... Y es una oportunidad de divertirnos como nunca antes, al menos por primera vez, saber si realmente esas fiestas son tan increíbles como dicen.

Todos estuvieron de acuerdo, para después cambiar el tema de conversación.

𝐎𝐔𝐑 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑 | Nishimura Riki ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora