𝗢𝗨𝗥 𝗦𝗨𝗠𝗠𝗘𝗥, nishimura riki ( 🌤️ )
━━si estamos juntos, se siente como el verano ₊˚.
Según Ni-ki, Hari era un problema en todo el
sentido de la palabra, porque aparte de haber
arruinado su verano, también llegó a arruinar
por completo s...
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Hari odiaba a su padre. Mucho. Muchísimo. Demasiado. Y en ese momento, probablemente él también lo hacía después de la estúpidez que la chica había hecho. Se había arrepentido demasiado tarde de todo lo que había sucedido y en consecuencia, ahí se encontraba; a 9,636 km de su hogar. Con una familia que al parecer alguna vez había conocido, pero no podía recordar. Después de terminar de desempacar y colgar todas sus cosas en el espacio que el insoportable de Ni-ki le había dejado en su clóset, Hari se lanzó a la cama y permaneció un largo rato observando el techo de la habitación.
La chica escuchó su teléfono vibrar sobre la mesita de noche, y rápidamente se dispuso a tomarlo. Se desilusionó un poco al ver de quien se trataba aquella notificación, y no es que no le emocionara que su mejor amiga estuviese escribiéndole en ese momento, pero al menos habría esperado que su padre le preguntara si había llegado bien. No se porque me importa tanto, pensó para sí misma, poniendo los ojos en blanco, dejando su teléfono de lado, nuevamente.
Se incorporó rápidamente cuando la puerta fue abierta de imprevisto: —¡Hari! ¿Cómo va todo, cariño? ¿Ya te instalaste? —Mai entró a la habitación con una canasta de ropa en sus manos, dejándola sobre la cama de Ni-ki— Espero que Ni-ki te haya explicado la situación con tu habitación, linda... —mencionó un tanto apenada— Te aseguro que para el final de la semana tendrás tu propio espacio.
—No hay problema —mintió descaradamente, con una sonrisa incómoda en el rostro—, han sido lo suficientemente generosos como para aceptarme aquí.
—¡Y cómo no! Eres familia, linda... Tus padres lo son —respondió la mujer, acercándose a ella y apretando su mano levemente provocando que la chica tragara duro evitando que el nudo en su garganta se intensificara. Tal vez había una sola cosa que le envidiaba al idiota de Ni-ki, y era el hecho de que su madre los adoraba—. Veo que ya establecieron límites —mencionó con gracia, observando la línea en el suelo de la habitación.
—Si, algo así... —asintió con una sonrisa forzada, observando como la mujer terminaba de doblar la ropa y guardarla en el armario del chico. Dios santo, no podía creer que incluso le envidiaba algo como eso.
—Deberías descansar. Te llamaré cuando la cena esté lista —comentó con una sonrisa—... Y Hari, realmente me alegra que estes aquí, cariño.
La rubia no supo que responder a eso, así que solamente asintió demasiado aturdida mientras la puerta volvía a cerrarse y nuevamente era solo ella ahí. Decidió hacerle caso y recostarse, tal vez intentando conciliar el sueño por un par de minutos, pues a decir verdad aún se sentía demasiado cansada por el viaje. Así que no tardó demasiado en quedarse dormida.
Cuando el olor de la cena comenzó a inundar la cocina, Ni-ki se levantó con pereza del sofá y se dispuso a poner la mesa. Konon y Sola no tardarían demasiado en llegar del estudio de baile, así que había sido una buena idea preparar todo desde luego.
—Nishi... ¿Estás aquí? —preguntó su madre en voz alta, sacando la carne del horno, encontrándose al chico en la cocina un par de segundos después de haberlo llamado.
—Estaba poniendo la mesa —respondió sin más.
—Espero que no te hayas olvidado de agregar un lugar para Hari...
En realidad, sí lo había hecho. Y gracias a las palabras de su madre, tomó otro plato y lo posicionó al lado del lugar de su hermana menor.
—Gracias por recordarme —repitió, con sarcasmo en su voz.
—No seas tan duro con ella, Riki... Es una buena chica, y nos necesita —ánimo su madre despeinando su cabello.
—¿Por qué está aquí, de todos modos? —preguntó fastidiado— No hizo nada más que alardear de todo el dinero que su padre tiene y su gran falta de modales.
Mai le dio una mirada severa a su hijo, quien simplemente alzó sus manos en forma de inocencia: —Dongsun iba casarse de nuevo... Y eso no es algo que a Hari le haya gustado demasiado —fue lo único que dijo—, después de que Haneul, su madre, murió no pensé que su familia se haya roto de esa manera... Así que, lo mejor que podemos hacer es darle un lugar seguro a Hari. Apoyarla.
—No sabía que su madre había muerto... —murmuró, apenado.
—No es algo muy reciente, pero de igual manera, para ella aún lo es. Así que no seas tan duro... Y dale una oportunidad, ¡tal vez podrían llevarse bien! Como cuando eran niños.
Ni-ki soltó un suspiro ante las palabras de su madre, y solamente asintió dándole la razón. Lo intentaría, pero si esa chica le ponía las cosas difíciles, entonces él también se encargaría de molestarla de la misma manera. Cuando subió a la habitación a avisarle sobre la cena, se encontró a la chica profundamente dormida mientras se abrazaba a sí misma y su cabello rubio cubría por completo su rostro. Ni-ki se maldijo a sí mismo y se acercó lentamente hasta la cama, cubriéndola descuidadamente con la manta que su madre había dejado ahí para ella. Al estar muy seguro que no despertaría pronto, se dijo a sí mismo que era mejor dejarla dormir.
Antes de marcharse, Ni-ki observó el marco de la fotografía en la mesa de noche. Hari abrazaba a una mujer idéntica a ella, mientras ambas sonreían alegremente a la cámara.
Tal vez podría darle una oportunidad a la intrusa, por más insoportable que ella fuese.