VEINTICINCO

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El chico rió suavemente, dejando ver una sonrisa que Hari recordaba muy bien

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El chico rió suavemente, dejando ver una sonrisa que Hari recordaba muy bien.

—Mi amigo vive aquí... Por cierto, creo que no nos presentamos formalmente aquella noche. Soy Heeseung —respondió, extendiendo la mano a modo de saludo informal—. No esperaba volver a verte... Y de haberlo sabido, no esperaba que fuese tan temprano... ni en el baño.

Aún un poco avergonzada, estrechó su mano con una risa nerviosa: —Hari. Lo siento, no sabía que estabas aquí... Jungwon me dijo que podía usar el baño.

—No te preocupes. Solo fue una sorpresa —dijo Heeseung, guiñándole un ojo antes de apartarse para dejarle espacio. Hari se lavó las manos, tratando de calmar su corazón acelerado. Cuando volvió a la cocina, encontró a Jungwon colocando los últimos toques en el desayuno.

—Todo listo —anunció Jungwon, sonriendo—. ¿Estás bien? Escuché un grito.

Hari asintió, aunque un poco indignada ante el hecho de que el chico no se haya dado la tarea de ir y ver qué sucedía. Aún así, sonrió intentando mantener la compostura.

—Sí, solo tuve un pequeño encuentro inesperado con un amigo de tu hermano —respondió, sentándose de nuevo a la mesa.

Jungwon alzó su mirada, frunciendo el ceño, confundido. Entonces Heeseung entró a la cocina en ese momento, ya con una camiseta puesta, y se unió a ellos con una sonrisa traviesa.

—Hari y yo ya nos conocíamos, ¿verdad? —dijo, guiñándole un ojo nuevamente. Jungwon levantó una ceja, mirando entre ambos.

—¿En serio? No tenía idea.

—Sí, nos conocimos en la fiesta de la playa de la academia, hace dos semanas —explicó Heeseung, dándole una mordida a una tostada—. Fue una noche bastante divertida...

Hari sonrió incómoda, recordando esa noche. Se supone que debería estar molesta con él, pues le había dado una paliza a Ni-ki y sus amigos los habían perseguido por todo el lugar. Pero Heeseung parecía haberlo olvidado, y si no lo había hecho, pues no le importaba en lo absoluto.

—Espera, espera... ¿Jeongin y tú salieron anoche? —preguntó Jungwon, dirigiéndose al amigo de su hermanastro.

—Si, fuimos a la fiesta de ese chico... ¿Cómo se llama? Es tu amigo, Jack... Jae...

—Jake —completo Hari. Trato de hacer memoria, tal vez intentando recordar si en algún punto de la noche había visto al chico, pero no logro hacerlo. Y aunque hubiese sido así, lo dudaba, no había salido de la cocina de Jake en horas.

—Él. Pero solo nos pasamos un rato, después, fuimos a casa de Beomgyu y ahí estuvimos toda la noche —explicó finalmente.

—Bueno, es bueno saberlo —dijo Jungwon, sirviendo el desayuno—. Ahora, comamos antes de que se enfríe.

Mientras comían, la conversación fue ligera y llena de risas. Heeseung tenía un sentido del humor contagioso, y Hari se sintió más relajada de lo que había estado en días; Yang Jeongin y Lee Heeseung habían sido amigos desde que eran niños, Hari incluso se sorprendió de saber que el hermano de Jungwon había estudiado en Decelis unos cuantos años atrás, antes de que sus padres se casaran. No quiso preguntar más cuando este mencionó que lo habían expulsado. Desde entonces, Heeseung, al ser el mejor amigo del chico, era una presencia constante y familiar en el hogar de los Yang.

Después del desayuno, el tan aclamado Jeongin se hizo presente ahí, saludando a todos con los ojos entrecerrados debido a que recién se había levantado.

—Oh... Hola —saludo a Hari, un tanto desorientado. Le dio a la chica una rápida mirada de arriba a abajo, tratando de ser disimulado, pero definitivamente no lo había logrado.

—Jeongin, ella es Hari... Hari, él es Jeongin —los presento Jungwon de manera rápida. Ambos se estrecharon la mano un tanto incómoda.

Después de las presentaciones un tanto torpes entre Jeongin y Hari, el ambiente en la cocina se mantuvo animado. Jeongin se unió al desayuno mientras compartían anécdotas de la noche anterior y bromas entre ellos. Aunque Jeongin parecía un poco somnoliento y desorientado al principio, pronto se integró a la conversación con su típico sentido del humor. Después del desayuno, Heeseung se levantó y se estiró, junto con su mejor amigo, ambos se recostaron en el sofá encendiendo el televisor. Hari se dedicó a ayudarle a Jungwon a lavar los platos sucios y limpiar la cocina. Su teléfono había sonado un par de veces, y en la última llamada, le había dicho a Mai que regresaría pronto a casa.

—Gracias por el desayuno, Jungwon... Realmente me hiciste sentir mejor. Creo que ya debería irme —dijo Hari, colocando con cuidado el último plato limpio en su lugar. Jungwon secó sus manos con una toalla y asintió con una sonrisa gentil.

—Fue genial tenerte aquí. Y espero que no te sientas incómoda por lo de esta mañana.

Hari negó con la cabeza rápidamente: —No, para nada. Fue una sorpresa, pero todo está bien. Igual, gracias por todo.

Después de intercambiar despedidas amistosas, Hari se aseguró de no olvidar nada mientras se despedía de Jungwon y salía de la casa. Caminó unos minutos por las calles de regreso, reflexionando sobre la mañana y la inesperada reunión con Heeseung. Aunque todavía sentía un ligero rubor en las mejillas por el encuentro en el baño.

Al llegar, encontró a Mai en el sofá con un libro en la mano, quien la miró curiosa cuando Hari entró por la puerta.

—¿Cómo estuvo el desayuno? —preguntó Mai, bajando su libro.

Hari se sentó a su lado y suspiró: —Genial. Pase un buen rato...

—Me alegro —sonrió la mujer, alegre. Permanecieron en silencio un rato, y Mai realmente había esperado que Hari le contara algo de lo que había sucedido, pues cuando Konon despertó esa mañana, no había podido guardarse lo que sucedió la noche anterior con la chica. Estaba preocupada, ambas estaban preocupadas.

Pero Hari no quería hablar de eso, al parecer. Y ella jamás la presionaría a nada.

—Te tengo buenas noticas —anunció—... ¡Tu habitación ya está lista! —la tranquilidad en el pecho de Hari se hizo presente, mientras la chica suspiraba aliviada—. Si quieres podemos ir acomodando tus cosas, los chicos y Raiko fueron a Greyville... No volverán hasta tarde.

La chica asintió, con una leve sonrisa.

Por suerte, no tendría que ver más a Ni-ki. No tendría que topárselo cada mañana y mucho menos tener que convivir con él más de lo que quisiera admitir. La privacidad de su nueva habitación le permitiría también, olvidarse de él.

𝐎𝐔𝐑 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑 | Nishimura Riki ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora