VEINTIDÓS

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—Eres increíble, y divertida

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Eres increíble, y divertida... ¡Y muy linda!

Ni-ki escuchó atentamente esas palabras mientras se le formaba un nudo en el estómago, observando la manera en la que Jungwon tomaba la mano de Hari en ese momento, mientras ella lo veía fijamente.

Tú también eres increíble, divertido y muy lindo, Yang Jungwon —ambos volvieron a reír, mientras su cercanía se volvía cada vez más asfixiante para Ni-ki.

Decidió alejarse antes de que pudieran notar su presencia. La escena se repitió en su mente una y otra vez, sintiéndose cada vez más abatido por verlos tan juntos, tan unidos... Se sentía estúpido. Tal vez no tenía el derecho de sentirse celoso y mucho menos triste, él y Hari no eran nada. Y en realidad, ella nunca había respondido a su confesión, ni siquiera había tocado el tema desde entonces. Eso no quería decir que quería obligarla a sentir algo por él, ¡claro que no! Pero, ¿acaso el tiempo que habían pasado juntos, las charlas nocturnas, los momentos en los que se reían sin parar... No habían siquiera provocado algo en ella? Siempre pensó que Hari al menos, sentía un poco de cariño por él, por más pequeño y efímero que fuese.

Pero se había equivocado.

Se escabulló entre la multitud, empujando a un par de personas a su paso, que ni siquiera se inmutaron de aquella acción y seguían divirtiéndose. Lo cierto era que que la diversión ya se había acabado para él y lo único que quería era regresar a casa. Pensó buscar a Sunoo para marcharse juntos, pero se encontró con su amigo bailando con una chica; parecían estar pasando un buen rato, así que se dijo a sí mismo que no iba a interrumpirlo. Salió de ahí soltando el aire que había estado conteniendo en sus pulmones, dejando de sentirse agobiado de estar ahí adentro.

—Ni-ki...

Hong Eunchae seguía igual que siempre. Se obligó a sí mismo a verla fijamente y analizar cada parte de su rostro, hasta el más mínimo detalle. No había cambiado en nada, tal vez estaba un poco más alta y su flequillo más largo. Estaba un poco sorprendido de verla, desde que terminaron y ella se mudó a Seúl, no habían vuelto a hablar, tampoco verse. Agradecía que las cosas fuesen de esa manera, pues se había dado cuenta que ambos estaban mejor así: lejos del otro. Sin embargo, ahora que la tenía frente a él, no podía evitar sentir una pizca de nostalgia. Los recuerdos de su tiempo juntos empezaron a inundar su mente. Los paseos por el parque, las largas charlas sobre sus sueños y las risas compartidas que parecían resonar en el aire a su alrededor. Pero junto con esos recuerdos vinieron también las discusiones y todas las diferencias que los llevaron a terminar su relación.

Eunchae lo observaba con una mezcla de sorpresa y algo de incomodidad. Era evidente que tampoco esperaba encontrarse con él esa noche. Se miraron en silencio durante unos segundos, que parecieron una eternidad.

—Hola Eunchae —respondió él, esforzándose por mantener un tono neutral. Ambos permanecieron en silencio por un momento, sin saber muy bien qué decir. Finalmente, fue la chica quien rompió el silencio.

—¿Cómo has estado? —preguntó, intentando parecer casual, aunque había una pizca de nerviosismo en su voz— Vi a Jungwon el otro día... Le dije que quería hablar contigo.

—He estado bien, supongo. —respondió Ni-ki, encogiéndose de hombros— ¿Hablar sobre qué?

Eunchae asintió lentamente, como si estuviera procesando sus palabras. Quería decir algo, pero no encontraba las palabras adecuadas.

—Sé que dejamos muchas cosas sin resolver cuando me fui a Seúl... —comenzó, con la mirada fija en sus manos— Y he estado pensando mucho en eso últimamente.

—Chae, terminamos hace casi un año... No creo que hablar de eso sea lo adecuado ahora. El tiempo paso, no nos morimos de amor... Olvidémoslo de una vez —tal vez sus palabras sonaban duras, pero era la verdad. No podían seguir aferrándose al pasado.

Se recostó contra una pared, mirando el cielo estrellado, intentando ordenar sus pensamientos. Pensó en Hari y en cómo sus sentimientos por ella parecían ser un callejón sin salida. Y también pensó en lo que podría pensar Eunchae en ese momento, a decir verdad.

—No terminaste conmigo porque dejaste de quererme, Ni-ki... Se que lo hiciste por Jungwon —se posicionó a su lado—. No encuentro otra explicación, todo estaba bien entre nosotros...

Ni-ki escuchó en silencio, tensándose un poco, sintiendo su brazo rozar con el de la chica. Aspiro su perfume disimuladamente, sin poder evitar compararlo al aroma de Hari... El cual era más dulce y suave. No podía creer que incluso en ese momento, no podía sacarla de su cabeza. Definitivamente era un tonto.

—Y no tengo que decirte que aún te quiero, ¿verdad? Tú ya lo sabes —Eunchae lo miro fijamente, esperando cualquier respuesta de su parte... Pero Ni-ki no podía decir nada, era como si las palabras estuviesen atascadas en su garganta, empeñadas en no salir.

Soltó un suspiro, rodeando a la chica con sus brazos, estrujándola en un abrazo que incluso él necesitaba. Tenía razón, había terminado con ella por Jungwon. No lo malinterpreten, su mejor amigo nunca se opuso a su relación a pesar de que había sido a él a quien Eunchae había escogido. Pero Ni-ki sabía lo mucho que lo había afectado y nunca pudo dejar de sentirse culpable. La noticia de su mudanza solo había sido una de las excusas perfectas para terminar, incluida la gran mentira de que había dejado de quererla.

En otra línea de tiempo, donde Kang Hari jamás se habría aparecido en su vida, habría podido decirle a Eunchae lo mucho que seguía queriéndola y que jamás la había olvidado... Pero a decir verdad, en ese momento, nadie más que Hari ocupaba su mente y su corazón.

—Vámonos de aquí —fue lo único que propuso, extendiéndole su mano a la chica, quien la tomó sin oposición mientras lo seguía por las calles de la ciudad.

Sus palabras y sus acciones se contradecían en ese momento, pero a decir verdad, lo único que quería era olvidar todo lo que sentía, al menos por esa noche.

𝐎𝐔𝐑 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑 | Nishimura Riki ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora