1

704 36 36
                                    

Alan

"Se cuenta que el hilo del destino que une a los alfas con sus omegas predestinados es tejido por los mismos astros, enlazando a aquellos cuyas almas estaban destinadas a encontrarse y complementarse.

En los albores del tiempo, cuando el cielo nocturno era un lienzo oscuro sin estrellas, los dioses celestiales observaban la tierra con curiosidad y afecto. Entre ellos, Luna, la diosa de la noche, anhelaba dotar a las criaturas mortales de un regalo que les permitiera encontrar su verdadero complemento en la vida. Un regalo que los hiciera realmente felices.

Con delicadeza y esperanza, Luna hiló el primer Yuanfen, un hilo de luz plateada que destellaba con la promesa de unión eterna, y lo ató alrededor de las patas de dos lobeznos recién nacidos: un alfa y un omega. A medida que crecían, cada uno en extremos opuestos del reino, el hilo los guiaba, influyendo en sus decisiones y caminos, como un susurro del destino en sus oídos.

El alfa, valiente y protector, lideraba su manada con sabiduría y fuerza, su presencia era como un faro en la oscuridad. El omega, sabio y gentil, curaba y cuidaba a los suyos con amor incondicional, su toque era tan suave como la brisa de la noche.

Aunque sus vidas parecían distintas, el hilo del destino los acercaba con cada luna llena, como dos estrellas en el firmamento destinadas a converger.

Una noche, bajo un cielo estrellado que Luna había adornado con su mejor obra, sus caminos se cruzaron en un claro iluminado por la luz de la diosa. Al verse, sintieron una conexión instantánea, un reconocimiento profundo que solo el Yuanfen podía forjar. El hilo que los unía brilló con intensidad, y en ese momento, supieron que estaban destinados a estar juntos.

Desde entonces, cada vez que un alfa y un omega nacen bajo el manto de la noche, se dice que Luna teje un nuevo Yuanfen para ellos, asegurándose de que, sin importar los desafíos, el destino los reunirá, tal como está escrito en las estrellas.

Esta leyenda simboliza la creencia en un destino compartido y la búsqueda de nuestra otra mitad en el vasto universo. El Yuanfen no solo une a los alfas con sus omegas, sino que también nos recuerda que nuestras vidas están entrelazadas con las de otros de maneras misteriosas y hermosas". Mi profesor finalizaba su relato con una mirada soñadora.

"¿De verdad cree en eso del Yanfen?" pregunté incrédulo. El profesor Ibashi, siempre tan serio y estricto en todas sus clases, parecía transformarse al hablar de leyendas.

"Su alteza, es Yuanfen," me corrigió con una seriedad que contrastaba con el tema de fantasía. "Y sí, sí creo. Esa es la razón por la que buscamos leer las estrellas cada vez que alguien llega a sus 15 años. Se intenta buscar una pista sobre su persona predestinada. A pesar de ello, muchos tienen la desgracia de no encontrarse. Yo... me considero de los pocos afortunados. Mi esposa era la persona más maravillosa del mundo. Al principio dudaba como tú, incluso después de que las estrellas me lo advirtieron, pero era terco. O lo fui hasta que la conocí y lo entendí todo," dijo con una nota de nostalgia en su voz. Su esposa había fallecido hace dos años y desde ese momento sus ojos perdieron el brillo y nunca volví a verlo sonreír. Me sentí un poco mal de tocar un tema tan sensible, pero supongo era inevitable. Estaba a punto de cumplir 15 años.

"Si tiene dudas, piense en la leyenda de los cristales de la luna. Es muy real," espetó con seguridad.

Otra leyenda que trataba de explicar por qué algunas personas tenían ciertas habilidades especiales, pensé. Los cristales de la luna se dice que son fragmentos de roca lunar que la diosa Luna envía durante las noches de luna nueva, otorgando poderes especiales a quienes considera dignos. En nuestro reino son muy pocas las personas dotadas de estos. O puede que sean más y lo mantengan en secreto. Aquí, a pesar de la fama de las leyendas, son un tabú. A nadie le gusta las personas diferentes. Lo diferente generalmente genera miedo y unas ganas irracionales de eliminarlo. Por lo que al final todos siempre tratan de encajar y parecer normales.

"Bueno, eso es todo por hoy. Debo dejar todo listo para tu ceremonia mañana. Todo tiene que ser perfecto para cuando llegue el momento de leer tu destino en los astros," dijo el profesor Ibashi mientras guardaba sus libros con meticulosa atención.

"¿Asistirá a mi madre?" pregunté, incrédulo. Desde que su esposa falleció, el profesor Ibashi se había retirado de las ceremonias, rechazando todas las súplicas para asistir. Supuse que revivir esos rituales solo agudizaba su dolor por la pérdida de su amada.

"La reina en persona me lo pidió; no pude negarme. Además, tengo un hijo y desearía que los mejores lo ayudaran. Y más que mi reina, sabes que somos como familia. Eso te incluye a ti también, alteza. Me he esforzado para que seas un hombre bueno, inteligente, estratégico y humano. Eres como otro hijo para mí."

"Pero nunca me compararía con su hijo real, ¿cierto?" le pregunté, arqueando una ceja. Sabía que el profesor Ibashi me tenía cariño, pero también, que adoraba fervientemente a su hijo.

"Bueno, sabes lo que dicen, los padres pueden tener un favorito," dijo, esbozando una sombra de sonrisa. Reflexioné sobre cómo solo cuando hablaba de su hijo se le iluminaban los ojos, aunque nunca compartía más de lo necesario. Anécdotas o elogios, nunca añadía nada. Era bastante reservado respecto a él. Me pregunté si sería un omega.

"Bueno, su alteza," dijo mientras se colgaba la correa de su bolso al hombro, "nos vemos mañana." Acto seguido, se retiró.

Desde niño, él había sido mi instructor real. Inteligente, amable y estricto, era lo más parecido a un padre que había tenido.

Exhalé un suspiro y dirigí la mirada al cielo a través de la ventana. Yuanfen... me pregunté si sería tan simple como preguntarle a las estrellas.

Cerré la portada de mi libro y me levanté con pesar. Decidí pasear un rato por el jardín, quizás eso calmara mi ansiedad por el día de mañana y todo lo que significaba cumplir 15 años. Así que empecé a andar por los largos pasillos del castillo rumbo al jardín del norte. El mas aislado. Mi favorito.

"¡Alan!" escuché la voz de Pete llamándome. "¿Por qué parece preocupado el príncipe heredero? ¿A quién hay que cortarle la cabeza?" dijo con seriedad fingida al alcanzarme.

Solté una carcajada ligera.

"Oh, futuro general de mis ejércitos, ¿no se está tomando muy en serio su papel tan pronto?" le dije de forma burlona.

Él sonrió en respuesta. "Aunque no fuese tu futuro general, soy tu amigo. ¿Qué ocurre? ¿Ansioso por el día de mañana?" preguntó mientras girábamos sin prisa por uno de los pasillos del castillo.

"Quizás... un poco. Tú ya cumpliste 15 años, ¿cómo fue?" pregunté, esperanzado. Pete había cumplido 15 años hace apenas tres meses.

"Bueno, mis astros no fueron muy claros. Después de todo, nací de día. Lo que sí me dijeron es que mi futura pareja también nació de día, así que estamos bajo la bendición del sol. Según el registro, hay varias posibles opciones que podrían ser compatibles," dijo con la mirada perdida.

"Siempre pones esa mirada cuando hablamos de esto. ¿Es porque te gusta una de esas posibles opciones?" pregunté, intentando descubrir más esta vez.

"No pienses mucho, Alan", cambiaba de tema rápidamente Pete. "Eres afortunado; sin importar quién sea, nadie se negará. Después de todo, eres el príncipe heredero," me dijo, dándome unos golpecitos en la espalda. "Y bueno, podrás disfrutar por fin de los placeres de ser un alfa, como la vida social y los omegas."

"Los omegas..." murmuré.

"El primer celo siempre llega poco después de cumplir 15 años; seguro harán fila para tener el honor de acompañarte. Créeme cuando te digo que es una de las mejores sensaciones del planeta. Entenderás por qué hay tantos libros sobre personas que perdieron la cabeza por un omega."

"Ya lo entiendo un poco. He visto varios omegas que me han hecho pensar en querer ver más."

"Y eso es solo la vista," insistió Pete. "Cuando seas capaz de sentir su aroma, sentirás que podrías volverte loco. En serio, Alan. Te va a ir muy bien, ya lo verás. Apenas estás en la plena flor de tu juventud; deja de preocuparte y disfrútalo."

Yuanfen (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora