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Alan

"Ey, Nu, ¿no puedes dormir? Intenta descansar, así el tiempo pasará más rápido," le dije con voz suave, intentando infundir calma.

"No puedo dormir," respondió con un susurro tembloroso, como si las palabras le pesaran en la lengua.

"¿Tienes miedo? Estoy aquí contigo, no pasará nada," aseguré, apretando ligeramente mi abrazo, como si pudiera protegerlo de sus propios pensamientos.

"Lo sé, solo no puedo dejar de pensar en... en mi papá," confesó, la preocupación tiñendo cada sílaba de su voz.

"Es cierto, debe estar preocupado. Por cierto, ¿Cómo terminaste tan profundo en el bosque? ¿Me puedes contar?" pregunté, buscando entender su situación. "Si Pete y yo no hubiésemos venido a cazar por aburrimiento, no quiero ni pensar lo que podría haber pasado. Hubiese sido demasiado peligroso para ti."

"Pero vinieron..." dijo con alivio.

"Cierto. Entonces, ¿tampoco quieres hablarme de ello?" indagué con delicadeza, pero Nu se negó a decir otra palabra, cerrándose como una flor al atardecer.

"¿Te llevas bien con tu papá? ¿Son cercanos?" comenté, más para llenar el silencio que esperando una respuesta. "Yo... yo no era muy cercano al mío. Mi padre era... una persona muy importante y hábil. Pensaba que, si trabajaba duro y me volvía el mejor, él se giraría a verme. O al menos me hablaría. Solo eso. Así que lo hice. Trabajé duro. Entrené y estudié. Nadie diría nunca que me había confiado de mi posición, no, yo trabajé arduamente para merecerlo. Pero... él nunca se giró a verme más que con desdén e indiferencia. No le importaban mis logros. Siempre ocupado con su trabajo y cuando no, acudía a eventos sociales o se perdía largas temporadas con el ejército. Hubo una ocasión, en la que gané un premio importante y el periodista dijo que eso le haría muy feliz a cualquier padre. Se acercaba su cumpleaños y decidí ofrecérselo. Dar el primer paso. Lo esperé. Lo esperé por horas el día que se suponía tenía libre. Yo había investigado todo. Me había preparado. Lo esperé con el diploma, un pequeño pastel en el que invertí horas, de frutas como me dijeron que era su favorito, y un mapa. Sabía que le gustaba cazar, así que mi idea era invitarlo. Había elaborado el mapa preguntando a los adultos e incluso a Pete, sin dar más detalles, dónde estarían las mejores aves. Él estaría feliz, pensé. Pero cuando llegó, no estaba feliz. Le estaba interrumpiendo la diversión con una preciosa omega. Me miró como si estorbara y luego fingió que no estaba allí. La omega me miró con compasión y me di cuenta. Me di cuenta que sin importar lo que hiciera, él nunca me miraría con orgullo o cariño. No recuerdo cuántas noches lloré cuando por fin lo entendí. Poco después de eso, él tuvo un accidente y al tiempo de estar en cama falleció. Yo, todavía hay ocasiones en las que me pregunto si hubiese habido algo que pudiese haber hecho para que él me quisiera. Si fue mi culpa." Terminé con un susurro tembloroso, revelando secretos que ni siquiera le había contado a Pete, secretos que había guardado en una caja con llave en lo más profundo de mi corazón. ¿Por qué le estaba confiando esto a este niño?

"Tu... lo hiciste bien. No tienes la culpa de nada. Él no supo darse cuenta de lo que se estaba perdiendo. Del gran amor que le tenía su hijo. Él fue el que perdió. No tú. Papá dice que siempre lo que das se devuelve. Seguro tu destino te tiene preparado cosas hermosas," dijo Nu, su voz sacándome de mis pensamientos, un bálsamo para el alma.

"Así que, después de todo, sabes consolar, eh," le dije con ternura mientras sonreía.

"¿Quién te está consolando? Solo... solo digo la verdad," me dijo a la defensiva en voz suave.

Después de unos minutos de silencio, exhala un profundo suspiro y en un hilo de voz continúa.

"Yo... llevo algún tiempo molesto con papá. Sé que no es su culpa, sé que hizo lo que pudo, pero... aun así," comienza a relatar, su voz cargada de emociones encontradas. "Empecé las clases de etiqueta y todo lo que conlleva el... el matrimonio, pero no... no soy bueno en ello. Sé que todavía queda mucho, mucho tiempo, pero, es frustrante. No debería estar pensando en eso. Así que me seguí equivocando y estallé molesto con él, aun cuando sé que él no tiene la culpa. Y terminé molesto conmigo mismo también por culparlo a él. En realidad, no estaba pensando en escapar de casa. Yo solo... solo quería pensar mientras caminaba, recibiendo aire fresco. Un tiempo a solas, rodeado solo de los árboles y el canto de los pájaros. Y todo iba bien, no me había alejado mucho, sabía cómo regresar, no era la primera vez que iba allí, pero apareció el perro. Y solo empecé a correr, sin siquiera pensar en la dirección o la distancia. Hasta que mis fuerzas empezaron a flaquear y poco después me doblé el pie. Lo único que me quedó fue subirme al árbol y rogar que el perro se aburriera y se fuera. Pero no lo hacía. Luego apareciste tú y el perro se fue. Si tú no lo hubieses visto también, incluso yo creería que no era real. Es decir, ¿por qué se alejó de nosotros después de tanto seguirme? Ni siquiera tiene lógica."

Yuanfen (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora