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Jeff

Generalmente, no nos deteníamos por mucho tiempo en un mismo pueblo. Charlie prefería que mantuviéramos un perfil bajo, evitando llamar la atención. Nos decantábamos por aldeas discretas, y las ciudades, especialmente la capital, estaban estrictamente prohibidas. Él sostenía que allí acechaba gente de malvada. Sin embargo, intuía que su reciente fascinación por Babe podría hacer tambalear esa convicción.

Mis visiones son un enigma, impredecibles y nebulosas. Charlie intentó guiarme para controlarlas, pero tras incontables esfuerzos, ambos aceptamos nuestra derrota. Lo único certero era que solían desencadenarse al contacto físico con alguien, aunque en ocasiones, surgían imágenes de personas distantes.

La desesperación me invadía, temiendo atraer miradas curiosas, temiendo una crisis. Por ello, me esforzaba en mantener distancia, evitando incluso el roce más insignificante con otros.

Recuerdo mi primera crisis como si fuera ayer. Había llegado no hace mucho al pueblo, solo con Charlie. Nos encontrábamos en el supermercado cuando él tuvo que volver sobre sus pasos para buscar algo que olvidamos. Yo me quedé en la fila, esperando. Fue entonces cuando el pequeño niño que estaba delante de mí se volteó y me regaló una sonrisa inocente. No entendía por qué, pero verlo tomado de la mano de su madre, escuchando sus dulces palabras, me llenó de una profunda nostalgia. "Tranquilo, ya verás cómo le gustará", le aseguraba ella. Y sentí un dolor agudo en el pecho.

En un descuido, mientras su madre buscaba algo en su cartera, el niño se giró hacia mí. Dio unos pasos vacilantes y casi cae al suelo al tropezar con sus propias agujetas. Instintivamente, lo sujeté del brazo y fue entonces cuando la visión me golpeó: lo vi abrazando a un hombre de semblante amable, diciéndole "te extrañe, papá". Al volver en mí, madre e hijo me observaban, desconcertados. Solté su brazo abruptamente. Las personas en la cola comenzaron a impacientarse. Me giré y vi rostros por doquier, pero ninguno era familiar. Comprendí que necesitaba escapar de allí. Me sentía mareado, abrumado por las voces, las miradas inquisidoras y la visión que acababa de experimentar. "Chico, ¿estás bien?", preguntaba la señora, pero yo era incapaz de articular palabra, la respiración se me escapaba.

No recuerdo el minuto siguiente, solo sé que mi mente se quedó en blanco y luego caí desmayado. Al despertar, Charlie estaba a mi lado, llorando, preocupado. Él, apenas un poco mayor que yo, sabía que, si preguntaban por nuestros padres, acabarían llamando a las autoridades y que ni siquiera podía llevarme a un hospital. Así que, haciendo uso de sus poderes, nos escabulló de la multitud, me cargó y huyó conmigo. Pasamos varios días viajando en silencio, sumidos en nuestros pensamientos. Me sentía una carga, un estorbo. Días más tarde, Charlie confesó su miedo. Temía que algo malo me sucediera y él no pudiera evitarlo. Me llamo hermano. Dijo que no soportaría perderme. Me pidió que luchara, que no lo abandonara.

Otras veces, cuando no temía de mis poderes; me encontraba anhelando ver más de lo que mis visiones me permitían. Charlie insistía en que no era mi culpa, que aquel accidente automovilístico había dañado algo en mi cerebro. Yo... no recuerdo nada de aquel entonces, ni siquiera lo que precedió al incidente. Pero a veces, sueño.

Sueño con una mano colosal y amable que se entrelaza con la mía, brindándome un refugio seguro. Sueño con una carcajada que hace brotar calor en mis mejillas, con una voz melódica narrando cuentos al caer la noche. Otras veces, me veo en un bosque, corriendo y riendo a carcajadas. Sé que no estoy solo, aunque la identidad de mi acompañante se me escapa. Lo único que sé es que su presencia acelera mi corazón de un modo desconcertante. Y cuando sueño, ansío ver su rostro, pero siempre se me escapa. Pero sé, que mi yo del sueño estaba fascinado por sus facciones, especialmente por unos pequeños hoyuelos en las mejillas al sonreír. Él siempre me sonreía. Despierto de estos sueños con el rostro bañado en lágrimas y un sudor helado recorriendo mi piel.

Yuanfen (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora