𝗡𝗜𝗡𝗘𝗧𝗘𝗘𝗡 ||Blue Beetle||

Capítulo 5

Jaime estaba en casa con su familia, reunidos alrededor de la mesa de la cocina. Todos observaban curiosos la caja de hamburguesa que había traído consigo. La caja no parecía fuera de lo común, pero Jaime sabía que contenía algo muy especial.

—Miyeon me pidió que no la abriera.

Pero su familia no estaba dispuesta a dejarlo pasar tan fácilmente. Empezaron a animarlo, gritando repetidamente:

—¡Jaime! ¡Jaime! ¡Jaime!

La presión fue demasiada. Con una mezcla de nervios y entusiasmo, Jaime accedió a abrir la caja. Lentamente levantó la tapa y todos se quedaron mirando el contenido con sorpresa.

—¿Eso es todo? —preguntó su hermana Milagros, frunciendo el ceño.

Dentro de la caja había un escarabajo azul del tamaño de una mano. No era lo que la familia había esperado. Esperaban algo más impresionante, más "wow".

Todos intercambiaron miradas confusas, preguntándose qué podía ser ese pequeño artefacto.

—¿Es solo un juguete o algo así? —preguntó su madre, un poco decepcionada.

Jaime decidió cerrar la caja, pensando que tal vez debería seguir el consejo de Miyeon. Pero antes de que pudiera hacerlo, Milagros tomó el escarabajo y, en un impulso juguetón, se lo lanzó a su tío.

—¡Cuidado con eso! —exclamó Jaime, tratando de recuperar el escarabajo.

El tío de Jaime, sorprendido, atrapó el escarabajo y lo observó por un momento antes de pasárselo de vuelta a Milagros, quien no tardó en ser regañada por su madre.

—¡Basta ya! —dijo la madre de Jaime, cruzando los brazos— devuélvanselo a Jaime y dejen de jugar con eso.

Milagros y su tío entregaron el escarabajo de nuevo a Jaime. Este lo tomó con cuidado.

—No sé qué es, pero es importante.

Repentinamente, el escarabajo comenzó a brillar.

—Wow, ¿y ese tamagotchi?

—¿Cómo lograste que hiciera eso?

—Mamá —habló Jaime emocionado, viendo como el escarabajo se paraba en su mano— creo que le caigo bien.

Boom. El escarabajo se le pegó a la cara y él se chocó tan fuerte con la pared que la rompió.

—¡Está en tu cara!

—Rudy hacía gestos nerviosos mientras gritaba al igual que el resto de la familia.

—¡Hagan algo!

—¡Carajo, ayúdale!

—¡Suéltale, cabezón!

Su tío, Rudy, jaló al escarabajo pero este le dio una descarga eléctrica que lo mandó para atrás.

La descarga fue tan fuerte que terminó en el poste de afuera y la luz se fue quemando los televisores.

El escarabajo ya no estaba en la cara de Jaime, ahora le caminaba por todo el cuerpo mientras él intentaba quitárselo, su padre quiso ayudarle pero ya no lo encontraba.

—Creo que está dentro de mi... ¡Ay no! ¡Está dentro de mi!

—¿Pero cómo?

—Milagros estaba sudando de los nervios.

—¡Se le metió por el culo!

—exclamó el tío detrás de la mesa.

Jaime cayó de rodillas jadeando, su chaqueta se rompió a la vez que sus ojos se teñían de un color miel y de su espalda emergieron unas patas de color azul que lo pegaron al techo.