Y me ofrecen una misión

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Les voy a hacer una pregunta ¿que semidioses quieren que lleguen o dioses?

Dejen su respuesta aquí >

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Le pasaron el libro a Jake para que leyera el.

Al día siguiente Percy fue trasladado a mi cabaña. Era tan extraño tener otro hermano que se llame Percy, hasta parecía casi gracioso. Pero el pobre chico se veía algo trastornado y el aislamiento que nos brindaban las otras cabañas no parecía ayudarle demasiado.

-Bienvenido a la cabaña tres -le sonreí compasiva mientras él entraba con su única muda de ropa, una bolsa con sus cosas de aseo, y el cuerno del Minotauro que mató al llegar. Dejó sus cosas despreocupadamente y se echó en su cama-- Oye... sé que quizás yo no te agrade mucho, cara de pez -dije algo incómoda, él me miró mal por el apodo que yo ya le había asignado, pero se volteó hacia la pared nuevamente.

Percy: ya me acostumbre.

-Sí me agradas -fue todo lo que dijo y se cubrió con las mantas para irse a dormir.

Yo suspiré y dije: Luces fuera -y la cabaña quedó a oscuras por completo, me acosté en mi propia cama y lo escudriñé aún a través de la oscuridad. Esa noche no pude evitar tener pesadillas.

En mis sueños vi a dos hombres con túnicas griegas peleando, uno tenía una túnica azul y el otro la tenía verde, junto a una playa desconocida. Cada vez que se estrellaban un trueno resonaba en lo alto del cielo, y la marea golpeaba furiosa en la rompiente de la playa, el viento se alzaba más cuando yo intentaba acercarme. Volteé a mi izquierda y observé como una grieta comenzaba a abrirse y una carcajada resonaba en mis oídos. En ese momento logré despertarme a mi misma.

Los semidioses se miran sabiendo que significa tener un sueño mestizo.

Descubrí que estaba sudorosa, las sábanas de mi cama estaban revueltas, y a lo lejos pude distinguir el sonido de truenos. Al menos la tormenta no la había simplemente soñado, pero aquello no me dejaba una buena sensación. Miré a mi hermano Percy, él también parecía estar teniendo una pesadilla porque se removía algo inquieto. Suspiré y aprovechando de la oscuridad me cambié de ropa ahí mismo, me coloqué mis botas, un pantalón corto y mi camiseta naranja del Campamento Mestizo, tomé en mi mano a Akouamarínis en su forma de concha marina y la amarré en mi muñeca antes de salir de la cabaña.

Aún seguía sintiéndome extraña por tener un hermano aquí también.

El cielo aún estaba oscuro, no había amanecido, y repleto de nubes lo cual era extraño considerando que el campamento tenía una barrera protectora que evitaba el mal clima.

-Hola-miré al chico cabra frente a la cabaña. Era el mismo chico que había traído a Percy al campamento. Le sonreí ligeramente-- El señor D quiere hablar contigo... y con Percy también.

Se veía algo incómodo, y no era para menos, el pobre muchacho según escuché había agotado su última posibilidad de traer a un semidiós a salvo para conseguir un permiso para poder salir a buscar al dios Pan. Y aunque Percy había llegado al campamento el sátiro, Grover, había quedado inconsciente dejando al semidiós indefenso contra el Minotauro.

-De acuerdo, deberías encargarte del cara de pez -señalé hacia la cabaña-. No sé si puedas despertarlo.

Él asintió, un poco más confiado, y yo me dirigí a la Casa Grande. Pasé frente al campo de voleibol y admiré el campo de fresas donde los gemelos de Dioniso habían decidido comenzar a pasear haciendo que las plantas crezcan en una danza hacia ellos. Llegué a la Casa Grande tranquilamente, subí las escaleras del porche y en ese preciso momento llegaron Percy y Grover.

LEYENDO Cassidy Weasley y Los Elegidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora