LEYENDO Cassidy Weasley y Los Elegidos.

El cambio de Pansy

Les iré avisando los días en los que había actualizaciones de la historia para que estén pendientes

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Habían encontrado un hechizo que hacía que el libro por sí sólo se leyera por lo que ya no tenían que pasar de un lado a otro el libro.

El título del capítulo pone de los nervios a Cassidy pues recordaba bien ese momento.

Jade se levanta de su asiento para ir donde su amiga y darle su apoyo.

Después del banquete de inicio de curso, todos los Slytherin nos dirigimos como siempre a las mazmorras, con los prefectos de quinto guiando a los niños de primer año. Entramos a la Sala Común tras decir la contraseña frente al muro desnudo, y fuimos directo a nuestros dormitorios, así que en el pasillo de niñas Astoria y yo nos despedimos de Daphne y Pansy.

Erin, Hestia y Flora ya estaban en la habitación, cambiándose los uniformes por las pijamas, y al entrar todas se me quedaron viendo. Las saludé y me dirigí a mi propia cama, mi pijama ya se encontraba ahí, doblado y esperando a que yo me cambiara. Y así lo hice.

Ya no me preocupaba demasiado, y estaba lo suficientemente cansada como para no tener ánimos de esperar que Flora saliera del baño que acababa de ocupar. Así que me cambié rápidamente frente a mis compañeras.

Erin me ignoró completamente, e incluso se acercó a mí ofreciéndome una hoja de periódico muggle que, según susurró, hablaba de la dislexia. Como si Hestia y Flora no lo supieran.

Luego volteé a ver a Hestia, quien estaba riéndose de Astoria que se me había quedado viendo con la boca entreabierta.

Draco: cuidado que se te mete una mosca —se burla ligeramente antes de recibir un codazo.

—Has cambiado mucho, Cassidy —Hestia me guiñó un ojo divertida y yo sentí que mis mejillas se enrojecían y calentaban. Bufé y rodé los ojos, tomé una de mis almohadas y se la lancé directo al rostro.

Las carcajadas estallaron por al menos cinco minutos, incluso Flora se contagió por un momento, y luego nos fuimos a dormir. Esa noche dormí en paz, pues estaba rodeada por mis mejores amigas del mundo mágico, en mi cómoda cama de doseles verde esmeralda en la fría, pero perfecta, casa de Slytherin.

Lista para lo que sea que me esperara en mi nuevo año escolar, a la mañana siguiente fui la primera en despertar con emoción. Me levanté, mientras todas las demás dormían, y me bañé, disfrutando demasiado a gusto el agua que caía sobre mi bronceada piel.

El verano en Nueva York me había dejado un aspecto mucho más saludable en la piel, el tono ahora había pasado a ser más brillante, suave y parejo.

Salí del baño quince minutos después, con la parte inferior del uniforme ya puesta y la camiseta del Campamento Mestizo en la parte superior, el cabello me escurría ligeramente por los hombros, y la mirada de Astoria se colocó rápidamente encima de mi persona. Si entendió lo que mi camiseta tenía escrito en griego, no lo hizo notar, ya que tan solo me sonrió y dijo que mi nuevo entusiasmo por despertar temprano para las clases era genial, y aterrador.

Reyna entrecierra los ojos con sospecha

Una vez listas, con los uniformes al completo puestos, subimos a desayunar en el Gran Comedor, donde nos dieron finalmente el horario.

—¿Qué clase nos toca ahora? —preguntó Astoria soltando un ligero bostezo, mientras cubría su boca educadamente con una de sus manos.

Yo tomé mi varita, recité el hechizo en un susurro, y la pasé sobre el pergamino con los horarios que el profesor Snape acababa de pasarnos, así que las letras transmutaron del inglés ininteligible al muy comprensible griego.