Un poco más y se me olva que debía publicar esto sorry.
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La ansiedad por los hechos comenzaba a llevarme al límite. Si Zeus y Poseidón se acababan enfrentando en una guerra el mundo sería destruido, ambos tenían el poder suficiente como para hacer aquello, y sin embargo todo dependía de si nosotros llegábamos o no a tiempo con el rayo maestro del dios de los cielos. Lo cual no era precisamente una tarea sencilla cuando todos los monstruos del Tártaro y todas las desgracias parecen perseguirte.
Primero nos habían atacado las tres Furias de Hades, luego Medusa, una Quimera nos intentó convertir en su cena, un dios nos detuvo para pedirnos un favor, y finalmente un hotel nos hizo perder el tiempo. Lo último suena más tonto de lo que realmente es: el Hotel Casino Loto resultaba ser una trampa mortal en la cual podías pasar años dentro sin que el tiempo te afecte ni tú te des cuenta del paso del mismo.
Y ahora, finalmente, Grover, Percy, Jade, Annabeth y yo corríamos a tomar un taxi en la avenida principal... O, más bien, Annabeth nos arrastró hasta subirnos a uno. Cuando nos sentamos en el asiento de atrás, bastante apretujados y agitados a decir verdad, Annabeth le dijo al aburrido conductor que nos lleve hasta Los Ángeles.
El taxista nos recorrió con la mirada aburrido— Eso son quinientos kilómetros, tendrán que pagarme por eso.
Y por suerte, aunque me cueste admitirlo, teníamos una hija de Atenea con nosotros, quien tuvo la brillante idea de utilizar la tarjeta del Hotel Loto la cual, para nuestra suerte nuevamente, tenía fondos ilimitados. Así que el conductor nos llevó a toda prisa hacia nuestro destino luego de que yo le insinuase que cuánto más rápido fuese, más dinero le pagaríamos.
Al fin nos pusimos en marcha hacia Los Ángeles, donde mi hermano con cara de pez y yo nos debíamos reunir con nuestro padre, y donde también deberíamos bajar muchos metros bajo tierra hasta llegar al Inframundo.
-¿Qué piensas? -le preguntó Percy a Annabeth luego de un rato donde él nos había estado contando un sueño que tuvo. Ambos compartíamos los sueños sobre la fosa y una escalofriante voz que nos intentaba atraer hacia ella.
-Eh... nada. Sólo que... No, tiene que ser Hades. Quizá envió al ladrón, esa persona invisible, por el rayo maestro y algo salió mal...
-¿Como qué? -pregunté yo ahora interesada.
-No... no lo sé -negó con la cabeza -. Pero si robó el símbolo de poder de Zeus del Olimpo y los dioses estaban buscándolo... Me refiero a que pudieron salir mal muchas cosas. Así que el ladrón tuvo que esconder el rayo, o lo perdió. En cualquier caso, no consiguió llevárselo a Hades. Eso es lo que la voz dijo en tu sueño, ¿no? -miró a Percy-. El tipo fracasó. Eso explicaría por qué las Furias lo estaban buscando en el autobús. Tal vez pensaron que nosotros... que ustedes —pasó la mirada de Percy a mí— lo habían recuperado.
Annabeth palideció.
-Pero si ya hubieran recuperado el rayo -contestó Percy-, ¿por qué habrían de enviarnos al inframundo?
-Para amenazar a Hades -sugirió Grover— Para hacerle chantaje o sobornarlo para que te devuelva a tu madre.
-Pero la cosa del foso dijo que esperaba dos objetos -repuse yo, recordando las palabras exactas de Percy-. Si el rayo maestro es uno, ¿cuál es el otro?
Grover meneó la cabeza. Annabeth miraba a Percy como si supiera su próxima pregunta y deseara que no la hiciese. Pero claro, mi tonto hermano cara de pez tuvo que hacerla: —Tú sabes lo que hay en el foso, ¿verdad? -y ahí estaba-. Vamos, si no es Hades...
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LEYENDO Cassidy Weasley y Los Elegidos.
Przygodoweun día llega a la mansión Black una carta diciendo que leerían la vida de un alumno sin saber que era la de cassidy. se sabrán secretos, amistades y amores. (ACTUALIZACIONES LENTAS)