En 1515 se elaboró un ceremonial para ocultar la muerte del rey francés Luis XII y a partir de ahí se siguió utilizando. Hicieron una efigie idéntica al difunto monarca y le rindieron honores como si fuera el soberano en persona. En el trayecto fúnebre hasta Saint-Denis el cuerpo del rey yacía desnudo en un ataúd, pero la efigie llevaba la corona, el cetro y la vara de la justicia.
Recién cuando enterraron el cuerpo lanzaron el grito:
—¡El rey Luis ha muerto, viva el rey Francisco!
Hasta aquel momento este ritual, cuya enorme fuerza residía en que reunía el interés de las piezas teatrales y de los misterios, no constituía una representación de la teoría de que el rey nunca muere. Ni este rito implicaba algún tipo de referencia a instituciones distintas de la personalidad del monarca, algo parecido al estado. Lo que sí expresaba era la convicción de la importancia de prolongar el homenaje y la gloria de un rey hasta llegar al sepulcro.
Tumba del rey francés Luis XII (1462-1515) y de su esposa Ana de Bretaña.
Si deseas saber más puedes leer:
📚Historia de Europa. La Europa del Renacimiento. 1480-1520, de J. R. Hale. Siglo XXI de España Editores, S.A, 2012, Madrid.
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LA ESPÍA DEL REY. Amor y traición.
Ficción histórica🧙Lady Sophie y su prima Jane pertenecen al clan de brujos Grey, que cuenta con poderosas influencias en la corte. Juntas, recorren media Inglaterra para participar en el aquelarre que se celebra en el embrujado castillo de Chillingham. Se trata de...