Enrique VIII fue un rey perverso y manipulador, que apuntaba maneras desde que subió al poder, nada de lo que aparece en la novela resulta exagerado. Y, con los años, cada vez se comportó de un modo más cruel.
Eduardo IV murió en 1483. La sucesión por su hijo Eduardo V —de doce años— provocó una escaramuza en el gabinete, que constituyó el preludio al último episodio de la Guerra de las Dos Rosas. Este fue un conflicto que duró treinta años y que aniquiló a la cuarta parte de la población de Inglaterra, la mayoría pertenecientes a la nobleza.
Empezó una lucha por el control del gobierno entre Elizabeth Woodville —la madre del rey niño— y su tío Ricardo, hermano menor del monarca fallecido. Este convenció al Parlamento de que lo nombrara rey, pues alegó la ilegitimidad del muchacho. El modo mezquino de hacerse con la corona constituyó una fuente de disgustos, porque enseguida tanto Eduardo como su hermano desaparecieron y nunca se supo nada de ellos. Siempre se dijo que Ricardo mató a sus propios sobrinos. Si quieres profundizar, puedes leer el tip que he escrito sobre los príncipes asesinados en la Torre de Londres.
La forma que tenía Ricardo III de contrarrestar la oposición era con el hacha más que con la ley. Cuando el representante de la casa rival de Lancaster —Enrique Tudor, padre de Enrique VIII— llegó de Francia en 1485, encontró el terreno abonado para sus reivindicaciones y apoyo suficiente como para ganarle la batalla de Bosworth y la misma corona.
Con el rival muerto, Enrique no perdió el tiempo en convencer a nadie de la evidencia de que él y sus herederos representaban la auténtica línea de la realeza inglesa y comenzó a gobernar como Enrique VII. Era una pretensión que no se podía probar ni a través de la genealogía ni de la ley, aunque no fue necesario hacerlo porque el Parlamento se mostró tan de acuerdo como en el caso de Ricardo. Y cuando Enrique se casó con Elizabeth de York —la hija mayor de Elizabeth Woodville y Eduardo IV—aplacó algo la latente oposición que aún existía. Además, para cuidarse las espaldas encerró en la Torre de Londres al heredero de York —el joven conde de Warwick— y privó a la Rosa Blanca de su dirigente natural.
Las aspiraciones al trono de Enrique VII se basaban en que por parte de su madre —Margarita Beaufort— descendía de Juan de Lancaster, tercer hijo de Eduardo III Plantagenet y padre de Enrique IV.
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LA ESPÍA DEL REY. Amor y traición.
Historical Fiction🧙Lady Sophie y su prima Jane pertenecen al clan de brujos Grey, que cuenta con poderosas influencias en la corte. Juntas, recorren media Inglaterra para participar en el aquelarre que se celebra en el embrujado castillo de Chillingham. Se trata de...