Enzo
Me observó por unos segundos para luego mirar hacia los árboles que bordeaban la ruta, con los labios presionados formando una línea recta y su silencio era casi tan revelador como lo que había dicho sobre su amor por las flores. Había sufrido una pérdida, había sufrido algún tipo de trauma que sólo podía adivinar y que tal vez apenas pudo superar.
Siempre había pensado en él como una flor delicada pero su pasado le había concedido espinas y unas que necesitaba inspeccionar, correr mis manos a lo largo de ellas hasta sangrar, hasta llegar a entender cada gramo de dolor que había soportado. Quería los detalles, quería asegurarle que estaba a salvo conmigo y todo lo que sabía con certeza era que la próxima vez que encontrara a alguien que lo hubiera herido, los mataría sin vacilar y eso incluía a Jota, la frustración brotó dentro de mí ya que, contra mis instintos, lo había dejado vivo.
Porque seguí las órdenes y sólo mato cuando me lo ordenan, era la forma en la que funcionaba el trabajo y nadie quería contratar a un perro rabioso. Mi negocio era metódico y profesional, yo soy un arma y sólo la plata podía apretar mi gatillo, pero esta vez era diferente.
— ¿Por qué hacés lo que hacés? — él no me miró mientras hacía su pregunta.
— Pagan bien — la cruda verdad.
— ¿Siempre lo has hecho?
— Sí — mantuve el velocímetro por encima de los ocho kilómetros del límite mientras pasamos por al lado de un arroyo.
— ¿Cuántas personas mataste? — el leve temblor en su voz me cortó, tenía miedo de mí y de lo que era capaz.
— A muchas — me acerqué y agarré su mano izquierda — Y mataré a cualquier persona que deba si eso significa que estés a salvo.
Él no se alejó y una ráfaga de calor se disparó a través de mí cuando me di cuenta de lo mucho que necesitaba tocarlo, mantenerlo cerca ya no era una opción. Era una necesidad y lo entendí cuando volví a mi casa después de la reunión con el jefe encontrándome el lugar vacío, no pude pensar bien hasta que lo encontré y me hizo un adicto. No tenía sentido pero no podía cambiarlo y tal vez no quería hacerlo.
Las nubes frente a nosotros se desvanecían, dando falsas esperanzas de un mejor clima y la tormenta estaba pisándonos los talones, y se tragaría la poca luz que quedaba dentro de una hora.
* * *
Horas más tarde...
— Vamos a parar acá para conseguir comida, y algunas cosas para llevar con nosotros y esperemos que la casa haya estado vacía por un tiempo.
— Bueno — empujó su buzo firmemente alrededor de él — Necesito estirar las piernas.
— Quedate en el auto — me salí de la ruta — Voy a comprar todo lo que necesitamos y no quiero que aparezcas en las cámaras de seguridad.
Sacudió la cabeza y apartó la mano de la mía.
— Necesito conseguir algunas cosas, también.
— Decime que necesitás y yo me encargo — quería mantenerlo pegado a mi lado pero el riesgo era demasiado grande y tenía que quedarse en el auto.
Mordisqueó su labio inferior y el movimiento fue mucho más tentador de lo que debería haber sido.
— Tengo que hacer pis.
Eso era algo que no podía hacer por él, muy conveniente, le di una mirada dura.
— ¿Estás seguro?
— ¿Si estoy seguro que tengo que hacer pis? ¿Me estás jodiendo? — cruzó los brazos y sacó la barbilla hacia fuera, dándole un aire convencido.
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Protector ; Matienzo
FanfictionDesde el momento en que lo vi a través de la ventana de su florería, algo más que la oscuridad se arraigó dentro de mí. Matías brillaba como un faro en un mundo que desde hace mucho tiempo perdió cualquier luz. Pero nunca fue para mí, un hombre que...