The elegance of love 「 Freenbecky 」

𝟐𝟎 | Un regalo para Becky

Freen y Becky llegaron a su casa después de haber declarado en la estación de policía. Los padres de Freen las estaban esperando.

—¡Freen, cariño! —La señora Chankimha corrió a abrazar a su hija —¿Te encuentras bien?

—Estoy bien, mamá, papá, no se preocupen más.

—¿Cómo es que no nos vamos a preocupar? —el señor Chankimha tenía el ceño fruncido a más no poder —Nunca nos ha pasado algo similar en nuestras vidas. ¿Tiene identificados a los responsables?

—Ni el señor Gap ni yo, pudimos ver el rostro del conductor; lo tenía cubierto.

—No se preocupen señores Chankimha— intervino Becky —Reforcé la seguridad al doble.

—¿Y hasta cuándo durará eso? —el señor Chankimha seguía angustiado —No se la pueden pasar así, toda la vida.

—Tanto la policía, como los investigadores que contraté, están trabajando para aclarar este asunto —Becky volteó a ver a Freen —Tal vez si fueras a casa de tus padres algún tiempo, dejas la universidad una temporada...

—Nada de eso... esos malvados no lograrán que cambie mis planes por ellos, además, mi deber es estar al lado de mi esposa, en las buenas y mucho más en las malas.

—Freen tiene razón, Becky —Reconoció el señor Chankimha —Aunque nada me gustaría más que tener a mi niña de nuevo en nuestra casa.

—Pero ahora es una mujer casada —apoyó la Señora Chankimha —Y si volviera a nuestra casa, no creo que se conforme con estar encerrada.

—Entonces, confiaremos en que nuestros guardianes de la ley resuelvan pronto este problema, y así podremos seguir con nuestras vidas.

Los señores Chankimha pasaron toda la tarde acompañando a la joven pareja, hasta que fue hora de retirarse.

—Saben que cuentan con nosotros, a cualquier hora.

—Lo sabemos, papá,

—Cuídate cariño, y no hagas cosas temerarias —le recomendó su mamá.

Cuando se quedaron solas, Becky abrazó cariñosa a Freen.

—Necesitas descansar, amor, iremos a tu recamara para que te recuestes.

Freen asintió y dejó que Becky la condujera a la habitación. Becky se retiraba cuando Freen le habló.

—Becky, esta noche... ¿Podrías dormir conmigo? No quiero que sigas durmiendo en el cuarto de invitados.

—No quiero importunarte, te podría lastimar.

—Son solo moretones, ahora más que nunca, necesito de tu compañía y tu cariño.

—Está bien, Saro, mudaré mis cosas

—¿A cambio quieres un masaje en la espalda? —Freen trató de bromear para que Becky ya no estuviera tan preocupada.

—Lo que quiero...—Y se acercó sigilosa —Es que estés a salvo y tranquila.

—Contigo lo estoy— y la abrazó.

—Tal vez, sí deberías pasar una temporada con tus padres, podría yo asesorarte si faltas a clase un par de semanas...

—Guarde silencio señora Armstrong— Y Freen inició el beso, un beso profundo y lleno de promesas y proyectos por realizar.

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Al día siguiente, al término de las clases, Becky buscó a Billy en la escuela, pero no lo encontró, no había asistido. Salió de la escuela y condujo hacia la residencia Armstrong, llegó justo cuando sus primos salían de ella.