Capítulo 5

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KyungSoo

Después del baile con mi hermano, lo único que me apetecía era encontrar un rincón apartado en el que recobrar la compostura, pero el padre de JongIn se acercó cojeando hacia mí.

Le sonreí a la vez que mi hermano se escabullía tras un seco asentimiento. El señor Kim me tendió una mano.

—¿Concederás a este pobre viejo el honor de bailar con el novio?

—Por supuesto, señor Kim —respondí con una pequeña reverencia.

—Younghoon, por favor. Ahora somos familia.

Asentí y acepté su mano mientras me preguntaba cómo íbamos a bailar con su bastón. Él sonrió con nostalgia.

—Tendremos que bailar sin desplazarnos, si te parece bien, jovencito.

De nuevo asentí y me acerqué un poco más a mi suegro. Él entregó el bastón a un hombre que yo no conocía para después posar la mano en mi espalda con delicadeza. Empezamos a movernos al son de la música.

—Estás muy callado. Por lo que he podido oír de ti, no eres un muchacho reservado.

Se me encendieron las mejillas mientras trataba de imaginar quién le habría dado aquella clase de información. ¿MinSeok? Desde luego, mis padres no.

Los ojos de Younghoon eran amables, pero, como su hijo, aquel hombre tenía una reputación escalofriante.

—Estoy muy orgulloso de la reputación de mi hijo —dijo entonces, como si fuera capaz de leerme la mente, cosa que me aterró—. Sé que gobernará Seúl sin problema, incluso cuando yo ya no esté. Pero es una reputación que tal vez pueda inquietar a un omega joven, especialmente a uno tan joven como tú.

No sabía muy bien qué decir. Sentía que debía contradecirlo, porque la tradición dictaba que yo fingiera que mi marido no me inquietaba en absoluto, pero eso habría sido mentir y, por desgracia y para disgusto de mis padres, yo era un pésimo mentiroso.

—Mi esposa y yo educamos a mi hijo para que respetara a los omegas y, por lo que yo sé, eso es lo que hace.

Por lo que yo sabía, sin embargo, las apuestas que lo situaban matando a su esposa en un arrebato iban ganando. JongIn no parecía alguien capaz de perder el control de aquella manera, pero por algo se había ganado la reputación de ser uno de los líderes más crueles de nuestros círculos, y las palabras de MinSeok no habían hecho más que confirmar mis temores.

—Gracias por decírmelo —respondí, porque algo tenía que decir.

No me sentía más tranquilo, no había ningún consuelo. La canción terminó y dejamos de movernos. SeHun se detuvo a mi izquierda con su última pareja de baile. Le llamé la atención, pues creía que, como padrino y consigliere, también querría un baile.

Él negó con la cabeza y una sonrisa de disculpa.

—Si alguna vez me canso de vivir, te pediré ese baile.

Se volvió y se lo pidió a otro omega.

Miré a Younghoon, atónito, y él se echó a reír.

—Vamos, volvamos con el resto.

—¿Qué ha sido eso? —pregunté mientras seguía su lento avance hacia la mesa, donde JongIn conversaba con BaekHyun como si estuvieran en una reunión de negocios y no en nuestra boda.

—Me temo que mi hijo es un poco territorial. Puedes bailar con la familia, pero, por favor, intenta no acercarte a otros alfas. No me gustaría tener que presenciar un conflicto en la boda.

Tentación | KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora