Capítulo 11

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KyungSoo

JongIn se marchó poco después de presentarme a mis nuevos guardaespaldas. Pensé que desayunaría con las niñas y conmigo, pero, al parecer, nunca lo hacía. Me sorprendió cuando se inclinó y me dio un beso de despedida. No lo tenía por un alfa que disfrutara con las muestras públicas de afecto, aunque tal vez aquel beso fuera para demostrar su dominio sobre mí. Fuera como fuese, me gustó sentir sus labios contra los míos.

Cuando la puerta principal se cerró a su espalda, me quedé plantado en el recibidor y me sentí algo perdido. Notaba los ojos de Shownu y Wonho fijos en mí a varios pasos de distancia, esperando órdenes.

Me había convertido en el señor de esa casa, el responsable de dos niñas pequeñas y de un perro. Traté de no entrar en pánico y sonreí a mis guardaespaldas. Una sonrisa casi siempre salvaba la situación.

—Primero desayunaré con las niñas. Después, iremos de compras. ¿Os gustaría desayunar con nosotros o tienen una habitación donde descansar hasta que los necesite?

Shownu asintió.

—Hay una caseta en el jardín...

—Nos gustaría desayunar con usted —lo interrumpió Wonho.

Shownu frunció el ceño, pero no dijo nada más. Wonho estableció contacto visual conmigo. Era simpático y abierto. Shownu, definitivamente, tenía el aspecto del típico guardaespaldas huraño.

—Perfecto. ¿Por qué no se adelantan...? —empecé—. ¿Saben dónde se desayuna normalmente?

Wonho sonrió.

Shownu se limitó a negar con la cabeza.

Les dediqué una sonrisilla avergonzada.

—Está bien, pues iré a la cocina a buscar a Nayeon.

Jihyo solía comer en el comedor, pero esa estancia era demasiado grande, demasiado formal para mi gusto. La cocina, no obstante, tenía un estilo más campestre, con grandes ventanales y una larguísima mesa de madera con huellas del uso.

Minji se movía por la cocina en su andador mientras Nayeon cocinaba una especie de desayuno con huevos y salchicha. La niña me miraba con ojo crítico, pero estaba ocupada haciendo girar ruedecitas de colores en la bandeja delantera del andador.

—¿Por qué no se sientan mientras yo voy por Jihye? —sugerí.

Shownu y Wonho tomaron asiento en sendas sillas a la vez.

—El niño no desayuna. Siempre se esconde para que no lo encuentre.

Me giré hacia Nayeon.

—Podré con él, no te preocupes. ¿Has sacado ya a Lulú?

—No, nunca lo hago. Ya tiene la caja.

—Entonces la dejaré en el jardín hasta que pueda sacarla a pasear luego.

Nayeon se volvió hacia mí con los ojos muy abiertos.

—El señor no quiere al perro en el jardín.

—Anoche lo dejó ahí, así que no creo que le importe tanto.

—No, no. Eso fue para castigar al perro, pero no debe mear en el jardín.

—Bueno, pues eso va a cambiar.

Shownu y Wonho me miraron con curiosidad. Volví a sonreírles antes de dirigirme a la planta superior.

Tenía el presentimiento de saber cómo atraer a Jihye fuera de su habitación. Cuando entré en su cuarto no estaba. Tampoco la encontré en el antiguo dormitorio de su madre, pero oí un sonido que provenía de debajo de la cama.

Tentación | KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora