KyungSoo
Pero ¿cómo se le había ocurrido contárselo a mi padre? ¡Ya de paso, podía haberlo anunciado en las noticias!
Le di la espalda y, al salir de la habitación a toda prisa, estuve a punto de chocar con Jeongyeon. Ella me sujetó por los hombros con firmeza.
—Oye, ¿qué pasa?
Me obligué a sonreír.
—Se me había olvidado que tenía que hacer un recado. Lo siento. Tengo que irme.
—Está bien.
Lo había dicho con una expresión vacilante, pero a la vez preocupado.
Wonho, que me había estado esperando en el pasillo, echó a andar a mi lado, pero le hice un gesto para que me dejara algo de intimidad para llamar a papá.
Respondió al segundo tono con voz animada. Por supuesto, estaba extasiado ante la perspectiva de volver a ser abuelo.
—KyungSoo, ¿cómo está mi nieto?
—No se lo digas a nadie, papá. No lo hagas. Júramelo.
Se hizo el silencio al otro lado de la línea.
—¿De qué hablas?
—Sabes perfectamente de qué hablo. Jihye y Minji. Ni se te ocurra contarle a nadie lo que te ha revelado Younghoon.
—KyungSoo —empezó papá, como si estuviera hablándole a un crío de siete años.
—Lo digo en serio, papá. No quiero que esto salga a la luz. Eres el único que podría extenderlo.
Aceleré el paso, pero el peso añadido en mi vientre terminó por ralentizarme, así que tuve que esperar al ascensor, puesto que bajar por las escaleras quedaba descartado.
—No puedes pretender que me quede de brazos cruzados teniendo información que podría llevar a mi nieto, sangre de mi sangre, a ser segundo. Tú también deberías querer algo así. ¿De verdad quieres que tu hijo sea un simple capitán y que sirva al hijo fruto del incesto y el adulterio?
Apreté los dientes ante aquel insulto. Wonho me miraba preocupado al bajar en el ascensor hasta el garaje subterráneo.
—Voy para Busan. Estaré ahí en un par de horas. Prométemelo.
Papá suspiró.
—Lo prometo. Avisaré a tu papá para que los cocineros vayan preparando la cena.
Colgué.
—Tenemos que ir a Busan.
Wonho frunció el ceño.
—¿A casa de tus padres?
—Sí. Tenemos que salir ahora mismo.
Wonho me condujo al coche y abrió la puerta por mí.
—Tienes que avisar a JongIn primero.
Me hundí en el asiento del copiloto mientras Wonhose sentaba al volante. Marqué el número de JongIn, pero oí la señal de que estaba ocupado. BaekHyun había venido para hablar con JongIn y Younghoon. Todo el mundo sabía que a Younghoon no le quedaba mucho. Tal vez JongIn se encontrase en una llamada conjunta con el resto de los segundos y su capo.
—No podemos esperar a que responda. Es urgente.
Wonho asintió con la cabeza, tenso, y salió del aparcamiento. El tráfico era horrible y mi preocupación aumentaba a cada minuto. Finalmente, JongIn me devolvió la llamada.
—¿Estás bien?
Su tono preocupado me reconfortó por dentro.
—Estoy bien, y el bebé también. No te preocupes. Voy de camino a casa de mis padres.