Rayanne Nattawin abrió la boca, probablemente para preguntarle qué demonios estaba haciendo, pero mile no le dio la oportunidad de decir nada. En el momento en que él puso la mano alrededor de su nuca, el se puso tenso, pero aquello no lo detuvo. Empezó a deslizar los dedos por sus labios, y vio la punta de su lengua. Era muy difícil no pensar en locuras cuando tenía el dedo dentro de su boca.
Sin dejar de mirarlo retiró el dedo y se lo metió en su propia boca. Sí, no había ninguna duda, Rayanne Nattawin sabía tan bien como parecía.
Rayanne carraspeó y se lo quedó mirando fijamente.
-¿Por qué siempre haces locuras como esta?
-¿Quitarte las marcas del café de los labios es una locura? -dijo él con un tono muy inocente-. Si te hubiera besado... eso sería una locura.
Lo miró fijamente, Siguió haciéndolo.
-¡Qué diablos! -murmuró.
Se acercó más a el y puso la boca sobre sus labios.
Quería sentir aquella lujuria que el le provocaba, y así lo hizo. La lujuria flotaba en el aire, pero también quería sentir otras cosas, cosas que hicieron que aquel beso pasara de estupendo a extraordinario. La suavidad de su boca, su sabor... No había duda de que Rayanne Nattawin era único. Una corriente eléctrica de deseo recorrió ciertas partes de su cuerpo. Mile sabía perfectamente que
esa parte de su cuerpo normalmente no tomaba buenas decisiones, pero le daba igual.-Más -se oyó decir a sí mismo.
Rayanne Nattawin se resistió, pero no mucho. Él siguió besándolo y finalmente consiguió que abriera la boca. Entonces pudo besarlo profundamente.
Sabía a café y a muchas más cosas, era un sabor que aún recordaba aunque hubieran pasado once años.
Su lengua acarició la suya, una y otra vez. Entonces sí era difícil no pensar en locuras. Esperó hasta que Rayanne Nattawin le dio un empujón. Seguramente le iba a dar un sermón sobre modales, incluso cabía la posibilidad de que le diera una torta, pero no fue así.El emitió un pequeño gemido de placer, le rodeó el cuello y sus dedos empezaron a jugar con el pelo de Mile.
Fue entonces cuando él ya no pudo más. Si seguían así terminarían haciendo algo que no podían hacer.
No podían hacer el amor, realmente no podían.Mile dejó de besarlo y se quedó mirándolo. Rayanne Nattawin abrió los ojos.
-Apártate -dijo el
Pero era el que lo estaba abrazando. Rápidamente, Rayanne retiró las manos.
-Júrame que no volverás hacer esto -añadió.
-No.
-¿No?
-Ya me has oído. ¿Recuerdas la pasión que solía haber entre nosotros? Bueno, pues sigue ahí, Rayanne Nattawin. No lo puedes negar, escucha tu respiración, estás
jadeando.-¿Qué?
-No importa, pero ir más lejos complicaría mi vida aún más. No necesito más complicaciones, ya tengo suficientes.
Rayanne Nattawin suspiró profundamente.
-Bueno, bien. Por lo menos estamos de acuerdo en algo.
-Te lo aseguro. Por eso he pensado en hacer el amor contigo, hacerlo hasta terminar agotado, pero eso no iba a hacer que desapareciera la pasión, quizá momentáneamente, pero no duraría mucho.
Yo creo que es algo con lo que tenemos que aprender a vivir.-¿De qué demonios estás hablando?
-Tengo que irme -dijo mile mirando el reloj aunque no necesitaba saber la hora, ya la sabía. Era la hora de salir de allí antes de que hiciera otra locura - Evie probablemente ya esté levantada.
Rayanne Nattawin miró su propio reloj.
-¡Cielos! Es cierto, necesito ir a la cárcel -dijo el dirigiéndose hasta la casa. Se detuvo y lo volvió a mirar-. Espero que no estés aquí cuando regrese.
-No lo puedo asegurar, nunca se sabe. El mundo está lleno de sorpresas.
-Bueno, pues yo ya he llenado mi cuota de sorpresas del día bueno del año -dijo el rápidamente.Mile sonrió. Las sorpresas acababan de empezar.
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«No te hagas el estúpido conmigo porque yo sé hacerlo mejor».
Frases de Evie E. Garrett.
La calle principal estaba llena de trozos de plástico en forma de vaca y caballo-El viento -explicó Herman Sheckley, el barbero, cuando Rayanne Nattawin pasó a su lado-. Una enorme ráfaga de viento.
-¿El viento ha hecho esto? -preguntó Rayanne escéptico. El barbero asintió con la cabeza.
-¿Has venido para sacar a Evie de la cárcel? -dijo Herman.
-Sí.
-¿Has venido desde Nueva York?
-Sí -volvió a contestar el-. ¿Cómo está señor Sheckley?
-Muy bien....
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Esposado Y atados
RomanceAl volver a su ciudad natal... no esperaba encontrar el amor El agente y Detective de la policía de Nueva York Rayanne Nattawin Garrett iba a tener que enfrentarse a algunos momentos embarazosos al llegar a Fort h worth, Texas, a sacar a su tía E...