Mientras Rayanne seguía andando, sorteando los trozos de plástico, le resultó muy fácil darse cuenta de que nada había cambiado. Forth Worth seguía siendo, el mismo lugar de siempre. Un sitio tranquilo y relajado con bastantes turista habían muchos negocios nuevos y nuevas personas viviendo.
La barbería del señor Sheckley seguía en el mismo lugar, la cafetería de Ina Fay seguía teniendo el mismo aspecto y la comisaría, al final de la calle, seguía teniendo la misma fachada de ladrillo color vainilla.
Todo estaba exactamente igual que hacía veinte años.
Había algo más que aparentemente tampoco había cambiado, además, a el no le gustaba nada.
Era la manera que tenía de corresponder a Mile
Le había dejado tocarlo bajo una excusa estúpida.
Aquello había sido el primer error. Después, en vez de salir corriendo, se había quedado el tiempo suficiente para darle tiempo a que lo besara. Había que reconocer
que besar a Mile había sido un placer físico, por eso no podía volver a pasar. Gracias a Dios, él había estado de acuerdo, por fin coincidían en algo.Lo único que tenían que hacer era estar lo más separados posible, el uno del otro. Para asegurarse que iba a cumplirlo, tenía que concentrarse en el asunto que la había llevado hasta Forth Worth Tx de nuevo. Tenía que
concentrarse en su tía Evie.Rayanne Nattawin suspiró profundamente y entró en la comisaría.
-Hola, ¿en qué puedo ayudarte? -le preguntó la señorita detrás de la recepción.
Rayanne abrió la boca y la volvió a cerrar rápidamente. La mujer estaba enormemente embarazada, su tripa era como si se hubiera tragado una sandía gigante.
-¿Estás... estás bien? -preguntó Rayanne Nattawin asomándose por encima del mostrador.
Ella sonrió y dejó escapar un resoplido.
-Realmente no, estoy fuera de cuentas. Me encantaría poder decir que parece mucho peor de lo que realmente es, pero no es así. Es como si cargase con una mula
-contestó la mujer pasándose la mano por la tripa-
¿Cómo estás, Rayanne?-Bien -Rayanne Nattawin estudió la cara de la mujer, pero no pudo Reconocerla-. Lo siento, pero no me acuerdo de tu nombre.
-Arnette Richert. Mi nombre de soltera era Arnette Middleton.
-¡Oh, sí! Estabas un par de cursos por detrás de mí en el instituto.
-Seis años, para ser exactos -apuntó Arnette.
¿Seis años? Algo no encajaba en la cabeza de Rayarme. ¿Arnette tenía solamente veintitrés años y ya iba a tener un bebé? Rayanne esperaba que no fuese el tictac de su reloj biológico el responsable de que fuera tan
difícil de digerir aquella información.-Ahora soy la ayudante del sheriff -explicó Arnette, que parecía agotada-. Estoy segura de que esto no es ni la mitad de importante de lo que tú haces, por aquí nunca sucede nada interesante.
Rayanne no estaba muy segura de aquello. El beso de Mile le parecía algo monumental e ilegal al mismo tiempo.-Estoy convencido de que tu labor es muy importante para las gentes de Forth Worth Tx
-Supongo que has venido para ver a Evie -dijo Arnette.
-Sí, ¿está ya levantada?
-Sí, lo estoy -exclamó su tía desde el otro lado de la puerta del despacho del sheriff-. Pasa Rayanne, estaba esperándote.
Rayanne miró de forma interrogante a Arnette.
-¿Por qué está ahí dentro?
-Parece ser que la celda le parecía muy oscura y no era lo suficientemente grande como para meter su cama.
-¿Su cama?
Arnette asintió con la cabeza.
-No podíamos dejarla dormir en ese viejo camastro, mandamos a un agente a su casa para que le trajera su cama. Solamente en esta ciudad podían pasar ese tipo de cosas.
-Bueno, gracias por el detalle -dijo Rayanne Nattawin.
Al menos se preocupaban por la comodidad de su tía.Rayanne se acercó hasta la puerta y entró en el despacho. No sabía muy bien qué se iba a encontrar, pero lo que vio nunca se lo podía haber imaginado. Allí estaba su tía, sentada sobre su enorme cama de cuatro postes con dosel, comiéndose una magdalena, una magdalena de grosellas, para ser exactos. Una taza de café humeante descansaba sobre la mesilla, que Rayanne reconoció al instante. Parecía que no solamente le habían llevado la cama, sino que también le habían llevado la mesilla de noche. Había también otra serie de detalles que le llamaron la atención,
como por ejemplo, las flores recién cortadas colocadas en un jarrón al lado del café, el montón de revistas sobre la alfombra a los pies de la cama, Incluso había colgado un póster en la pared del despacho. Se trataba de un musculoso y atractivo vaquero. Solamente llevaba unas botas puestas y un sombreo estratégicamente colocado entre las piernas. Evie, al verla, apartó la magdalena, se levantó inmediatamente de la cama y le dio un abrazo.-Me alegro mucho de que hayas venido.
-Como si me hubieras dejado otra alternativa -murmuró Rayanne mientras abrazaba a su tía.
Se separó de ella para poder verla mejor. Aquella mujer, de unos cincuenta y cinco años, tenía muy buen aspecto, de hecho, era la viva imagen de una persona sana. No tenía ni una sola cana, estaba ligeramente maquillada, con su sombreros y collares como siempre, incluso se acababa de hacer la manicura. En resumen, su tía Evie no parecía que hubiera estado las dos últimas semanas en la cárcel.
-Supongo que has visto a la vaca -le preguntó su tía.
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Esposado Y atados
RomansaAl volver a su ciudad natal... no esperaba encontrar el amor El agente y Detective de la policía de Nueva York Rayanne Nattawin Garrett iba a tener que enfrentarse a algunos momentos embarazosos al llegar a Fort h worth, Texas, a sacar a su tía E...