Capitulo 👮‍♀️ 25

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«No me lleves hasta la tentación, la puedo encontrar yo sola, gracias».
Bumper Ditties, Evie E. Garrett.

El rehén era una vaca.

Al lado del animal había un hombre muy delgado con un bate en la mano y, detrás de él, una mujer muy grande con otro bate similar.

Mile aparcó su camioneta a un lado de la calle.

-No dejes que te vean -susurró mile Rayanne, indicándole que se escondiera detrás de un árbol-. No quiero ningún herido. Rayanne no se había alarmado especialmente hasta que mile hizo aquel comentario.

-¿Vendrán a por nosotros? -preguntó.

-No, pero no quiero forzar ninguna situación indeseada. Ya estoy acostumbrado a esto, lo hacen aproximadamente una vez al mes.

--¿Una vez al mes? ¡Era increíble!

-¿Qué es lo que está pasando exactamente?

Él empezó a hablar tan bajo que el tuvo que acercar la cabeza para poder oírle.

-Bueno, probablemente te acuerdes de Ned Beekers y de su mujer Alice. Sí, el se acordaba de ellos, además, los había visto en la fiesta de su tía.

-¿Qué está pasando? -preguntó casi con miedo de escuchar la respuesta.

-La vaca pertenece a Alice. Ella tuvo un lío amoroso con un hombre de Kerrville hace cinco o seis años. En resumen, Ned piensa que aquel hombre le dio la vaca a Alice a modo de regalo. Alice lo niega Rotundamente e insiste que la compró con su propio dinero porque le
pareció un animal muy bonito. Cuando se enfadan, Ned siempre la amenaza con que va a golpear a la vaca y Alice le contesta diciendo que va a ser ella quien lo golpee a él.

 Cuando se enfadan, Ned siempre la amenaza con que va a golpear a la vaca y Alice le contesta diciendo que va a ser ella quien lo golpee a él

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-¿Y terminan golpeándose?

-No -susurró él tan cerca de el que Rayanne Nattawin pudo sentir su aliento-, pero les encanta hacer el numerito.

-Y, ¿cómo logras convencerlos para que no lo hagan?

-Eso depende. Ahora parece que están muy enfadados, sería inútil hablar con ellos. Será mejor darles un par de minutos para que empiecen a gritarse. Así se desahogarán y empezaran a hablar el uno con el otro.
Volvió a pasar. Su aliento rozó la oreja y la mejilla de Rayanne Nattawin A el no le gustó nada que el corazón le empezara a latir con fuerza.

Intentó separarse de él unos centímetros para que no volviera a suceder. El problema era que no se podía separar mucho de mile sin que los Beekers lo vieran.

Esposado Y atadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora