Capítulo 21: Tiempos de Calma

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Mikaela abrió sus ojos con cierta pesadez, ¿Qué había pasado? Ella miró a su alrededor y se encontraba recostada bajo un árbol frondoso, en medio de un campo completamente verde, se respiraba un ambiente de paz, calma y extrema libertad, ¿Dónde estaba?

—Hola, Mikaela.

Mikaela alzó la vista hacía arriba y ahí estaba Harry, sonriendole con calma, ella se levanta rápidamente ignorando el terrible mareo por hacer esa acción, cuando lo intenta tocar, ella lo traspasa como si fuera un fantasma.

— ¿Qué? —Se sorprendió Mikaela.

—Tu cuerpo esta en estado de trance, se podría llamar así. —Le dice Harry mientras se recarga en el tronco del árbol.

— ¿Trance? ¿Por qué? ¿Qué paso?

Harry se acercó a Mikaela y tocó su frente, donde comenzó a recordar todo lo que había pasado con Reigns, su poder fue canalizador y llevandose parte de su alma.

— ¿Q-Quiere decir que... estoy muerta? —Mikaela cae en cuenta.— Y-Yo...

—Hey, no te precipites. —Le dice Harry al tocar la frente de ella.— Ya te dije que tu cuerpo esta en un tipo de trance ¿me sigues?

—Ah, s-sí.

—Tu corazón se detuvo y tu alma sigue vagando en el aire, pero esta cerca de ti más sigues viva, no me preguntes como, pero lo estás.

—Sí eso es así ¿Por qué no regreso a la normalidad? Por decirlo así.

—Supongo que por el golpe de extracción de tu poder y alma fue muy duro para soportar, quizás tardes en regresar uno o dos días.

—Por la diosa... ¿Cómo lo sabrá Damian? Pensará que he muerto.

—Uhm, deja veo si puedo contactar a Hati, mientras tanto ¿Por qué no juegas con ella?

Harry señaló detrás de ella y al girar vio a esa pequeña alegre, ella corre hacía Mikaela y ella si puede tocarle como Mikaela a ella.

— ¿Cómo es que a ti si puedo tocarte? —Le preguntó Mikaela.

—Es porque soy una niña. —Respondió Eva.— Los niños podemos sentir cosas a nuestro alrededor cuando estamos vivos, por eso cuando llegamos a morir, podemos tocar a otros cuando están en coma o en tu caso mami, en trance.

Mikaela abrazó con mayor cariño a su hija, ella en el fondo de su corazón como anhelaba volver a ver y tocar a su bebé.

—Mami. —Le llamó Eva.

—Dime, cielo. —Respondió Mikaela al verle a los ojos.

—Si tengo una hermanita, llámala igual que yo, pero distinto, Evangelish ¿sí?

Mikaela se sorprendió por el pedido de su hija, pero sonriendo le afirmó que así lo haría.

—Papi te quiere mucho ¿lo sabias? —Le preguntó Eva.

—Lo sé, yo también lo quiero mucho. —Respondió Mikaela.

—Pero, mami, sabes que somos pasado ¿no?

—Lo sé cariño.

—Entonces ¿Por qué a mí aún no me dejas ir?

En un segundo a otro, Mikaela apareció en otro lugar, fue como en un pestañeo, era completamente oscuro no podía ver ni su propio cuerpo, hasta que aparecieron estrellas a su alrededor simulando la vista del universo.

— ¡¿Eva?! —Le llamó Mikaela asustada.

—Mami. —Respondió Eva.

—Eva...

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