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S P R E E N

Mi preocupación crecía. No sabía donde estaba Quackity, desde la pelea con Roier no se a donde lo llevaron.

Me encontraba solo a fuera de la casa, sin nada... Sin Quackity.

No tenia de otra tendría que irme de aquí y esperar a que sea mañana. Igual lo llame, pero no hubo respuesta. 

Tome mi casco y me lo puse. Me fui a mi casa un poco intranquilo.

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2 de la mañana y mi teléfono no paraba de sonar.

—Bueno —dije al contestar. Estaba un poco adormilado.

—Quackity esta en el hospital esta muy grave —mi corazón se acelero y me levante de mi cama.

—¿En qué hospital están? —tome la primera ropa que vi y me empece a vestir rápidamente.

No lo creía, Quackity no debe de estar mal. Solo espero llegar y que me digan que esta bien.

Sali corriendo de la casa. Tome mi moto y me fui.

Quackity es mi todo y mi mundo no se puede ir sin. Si solo hubiera buscado, sin embargo Roier y sus amigos.

Tenía todo en mente y solo deseaba que fuera un sueño, un mal sueño.

¿Qué soy sin Quackity?, nada. Tantas cosas que le quiero decir y que nos falta vivir juntos.

Cuando llegue, vi a los padres de Quackity. La mamá de Quackity estaba llorando y el papá la estaba consolando.

—¿Les han dicho algo?, ¿Qué paso? —cuestione preocupado.

—No han dicho nada —dijo entre lagrimas— Roier y Quackity tuvieron un accidente en la moto.

Quede en shock, quería tener a Roier enfrente y darle otro golpe.

Me fui a la zona de espera, no podía calmarme, quería estar a su lado. En mi mente solo estaba "Hubiera", esa palabra.

Me sorprende que los padres de Roier no estén aquí, pero es su hijo, jamás mostraron interés en él y por eso actúa de esa manera, le dan todo lo que quieran pensando que esta bien.

Roier al principio quería ser mi amigo, sin embargo me di cuenta de la horrible persona que es. El día que nos peleamos en el primer semestre, fue por que le dije lo que es y desde ahí me odia. Siempre me ha intentado arruinar y casi lo logra. 

Un día escuche decir a Roier.— Quackity solo es mi trofeo, estoy demostrando que yo al fin gane.

Nunca lo amo, pero que necesidad de meterse con Quackity, por lo menos gracias a eso me di cuenta que amo a Quackity y vi el amor en sus ojos.

Aun perdido en mis pensamientos, el doctor salio.

—Lo siento decir —dijo y sentí que se hundió mi pecho— Quackity ha fallecido.

Me quede sin palabras. Mi mundo, mi Quackity, mi querido nerd ya no estaba. Mi pecho dolía y las lagrimas corrían por mi mejillas.

𝐌𝐈 𝐐𝐔𝐄𝐑𝐈𝐃𝐎 𝐍𝐄𝐑𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora