Capítulo 18 ♤ Carrusel

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La biblia habla de seres celestiales que bajaron a la tierra, ángeles rebeldes que fornicaron con mujeres hermosas, incluso el ser más puro es tentado por la carne más bella. Pero la idea no vino de la nada, pasaron tiempo observando, y fue el deseo lo que dio a luz al famoso pecado, fue su obsesión por la lujuria lo que los hizo caer. Y sí el placer es un pecado, entonces que su alma sea condenada.

—Tú me condenaste

Aziraphale extendió su brazo tomando a Crowley de la nuca, atrayendolo hacia adentro.

—Pero tu sólito te entregaste

Crowley lo miró con recelo, odiaba que aún en la oscura noche sus ojos podían iluminar la habitación, odiaba que no veía ni una pizca de remordimiento, odiaba que él no se estuviera quemando por dentro de la manera en la que él ardía en llamas por su causa, porque era ese mismo fuego el que no lo haría sucumbir.

—Te volviste en un esclavo y ni siquiera te diste cuenta— sus palabras eran astutas y su tono era suave y cauteloso, después de todo tenía sus manos alrededor de su cuello, y el sentimiento aún estaba a flor de piel, sabía lo que se sentía, es por eso que también sabía que la excitación no sería suficiente.

—Tú me hiciste tu esclavo. Ahora no puedo sacarte de mi mente

—Y aunque eres orgulloso, aquí estás, porque te conozco, si no te estuviera matando ya lo habrías olvidado y hubieras seguido con tu vida

Crowley no podía responder, no tenía argumentos, su única respuesta era sj mirada, una mirada furiosa y penetrante.

—¿Y no te arrepientes?— habló entre dientes, con un hilo de voz áspero y tembloroso.

Aziraphale lo miró directamente a los ojos, con la pupila bastante dilatada y el semblante completamente serio.

—No— respondió secamente —porque te tengo aquí— y sin tener miedo lo tomó del cuello de la camisa y lo atrajo más a él —solo para mí

Su osadía, su descaro y su decisión a tomar lo que le corresponde lo desarmó completamente, dejó caer sus defensas y se quedó blandito, relajó sus músculos y se deshizo en un suspiro entregándole a Aziraphale el control, el otro por supuesto que sonrió victorioso, sintió el agarre de su cuello suavizarse, así que lo tomó de la muñeca y entrelazó su mano con la suya para arrastrarlo por completo dentro de la casa.

Crowley se dejó llevar, no opuso resistencia, había sucumbido a los deseos de su cuerpo porque sentía que ya no podía estar un minuto más sin él, era sofocante, era doloroso...

Su obsesión había llegado a un punto en el que si no lo veía sentía que moriría, el famoso síndrome de abstinencia.

Aziraphale caminaba por delante de él mientras él solo se dejaba llevar, su hambre fue tanta que cuando llegaron a la sala tomó control sobre él.

—La habitación está muy lejos— dijo atrayendo su cuerpo hacia él, lo tomó de la cintura y acunó su rostro entre la palma de su mano para tener más firmeza al momento en el que sus labios se juntaron nuevamente.

Lo besó lento, despacito, saboreando cada parte de su boca, embriagandose con ese exquisito sabor del whisky en sus labios, deleitándose con su aroma a vainilla, encajandole los dedos en su tersa y lechosa piel, deseando dejar marcas que tal vez otros verán y sabrán que fue él.

—Necesito tenerte ahora— habló desesperado.

Aziraphale no se apresuró a desnudarlo, tomó su tiempo para deshacerse en cada caricia superficial, apenas un roce y ya lo tenía jadeando.

—Es cierto, estoy condenado— murmuró quitándole a Aziraphale la playera que llevaba puesta. —pero yo lo escogí— se deshizo de su camisa para después empujar a Aziraphale sobre el sofá —porque estoy obsesionado con tu cuerpo— se colocó entre sus piernas y comenzó a quitar el cinturón. —Estoy obsesionado con la manera en la que me tocas— y quedando completamente desnudo se tumbó sobre él pada seguir besándolo, rosando su pene contra sus piernas cubiertas por la fina tela del pantalón de dormir de Aziraphale. —Estoy obsesionado con tus gemidos— se inclinó imitando la acción de una penetración, sintiendo la erección de Aziraphale rozando con su mismo glande, escuchándolo ahogar un gemido —Estoy obsesionado con tu placer— concluyó con un tono de voz ronco y profundo que solo encendió a Aziraphale.

Obsesión y Lujuria {AziraCrow}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora