14. Verdades

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-¿Sabes quién está detrás de todo esto? – preguntó incrédulo el Cenizo, estaba entre enfadado por enterarse que alguien de la comisaria siempre supo quien estaba detrás de todo y por otro lado esperanzado pues así podría llegar a donde estaba su novio.

Denki lloraba desconsoladamente – Él me tiene amenazado – sollozo – si yo habló, él hablará, dirá todo mi pasado y volveré a perder a la única persona a la que amo, no sé qué hacer.

Bakugo respiro hondo, quería comprender el actuar de su compañero de trabajo, pero el tiempo apremiaba debía darle la seguridad que necesitaba en ese momento.

-Escúchame – la voz de Katsuki sonaba entre tranquila y desesperada – sé que es complicado pero la vida de un inocente está en juego, ya se perdieron otras y si no lo detenemos no sabemos hasta donde pueda llegar.

Denki levantó la mirada, sus ojos estaban llenos de lágrimas, entendía perfectamente las emociones de Katsuki pues, aunque no lo habían expresado abiertamente se notaba en las miradas cómplices y en sus formas de ser de ambos, el cenizo estaba desesperado por encontrar a su novio.

- Me ha amenazado, me ha obligado a callar. No quería hacerlo, pero él tiene algo sobre mí, algo que destruiría mi vida.

- Kaminari, escucha. Sé que esto es difícil para ti, pero cada segundo que pasa es crucial. Izuku está en peligro y tú eres nuestra única esperanza para encontrarlo. - Bakugo hizo una pausa, mirando fijamente a Denki. - Te prometo que te protegeremos, que no permitiremos que nada te pase. Pero necesito que confíes en mí y me digas todo lo que sabes.

Denki asintió lentamente, con un poco de aire intento controlar sus sollozos y, con voz temblorosa, comenzó a hablar.

-Él... me ha usado, me obligo a borrar y alterar pruebas, a desviar la atención de las investigaciones, no quería hacerlo, pero me amenazó con exponer mi pasado, eso arruinaría mi vida, y también me amenazo con desaparecer a mi novio, no puedo perderlo, no cuando él es mi mundo mi todo, ya no quiero perder a nadie más en mi vida – el llanto volvió a aflorar - El verdadero asesino es...

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Con la información que Denki le contó fue suficiente, para tener una pista solida de la ubicación de Izuku, salió de la sala de interrogaciones y solo dio la orden de que lo alcanzaran, el tiempo era esencial y no sabía lo que ese bastardo era capaz de hacerle a su novio.

Tomo su motocicleta que siempre dejaba en la comisaria, pues el lugar al que se dirigía estaba a unas tres horas de distancia y con tráfico tardaría hasta cuatro o cinco horas, en su mente solo deseaba llegar al lugar.

"El me pidió que le averiguara de alguna fábrica abandonada que tuviera un tanque enorme de agua" – había dicho Denki entre sollozos – "La única que encontré fue una vieja fábrica de químicos a las afueras de la ciudad, cerca de un río, me pidió la ubicación hace una semana, desconozco si están ahí, pero es todo lo que se"

Bakugo iba tan rápido que todo se difuminaba a su alrededor, el rugido de la motocicleta era todo lo que se escuchaba por la velocidad, finalmente luego de lo que parecieron días llego a la ubicación que Denki le comentó, era un gran edificio cubierto por la maleza, pero alcanzo a ver un auto medio oculto dentro.

Apago su motocicleta sin mucho cuidado y brincó la barda, desenfundó su arma y comenzó a avanzar con cautela, rezaba porque Deku estuviera ahí y estuviera bien. Al ingresar notó que él lugar llevaba mucho tiempo abandonado, había mucho polvo acumulado, pero también notó las huellas y partes donde el polvo fue removido.

Continúo avanzando hasta que de repente escucho un chirrido y el sonido de unas cadenas moviéndose con rapidez

"Adiós, Izuku Midoriya" – escucho la voz de ese bastardo - "Disfruta de tus últimos momentos".

Tenía que actuar en ese instante, por lo que no dudo en patear con fuerza la puerta frente a él. Entro sujetando su arma, y lo que vio le paralizo el corazón.

Izuku estaba atado dentro de una jaula mecánica que bajaba con velocidad a un tanque o piscina llena de agua, la furia que sintió en ese momento fue tal que no se pudo controlar.

- ¡Izuku! - su voz resonó en el lugar.

Observó a ese bastardo que parecía sorprendido por su aparición, supuso que no creyó que alguien llegaría.

-¡Eres un bastardo! – grito Bakugo – durante todos estos años confíe en ti, cuando escuche tu nombre no lo quería creer pero, ahora me doy cuenta que siempre fuiste tú, ahora, ¡Apártate de él – rugió estaba molesto pues si no hubiera llegado en ese momento su novio hubiera muerto ahogado.

Luego de un intercambio de palabras más no dudo en dispararle en las piernas y en las manos, tenía que mantenerlo vivo para llevarlo ante la justicia, él no tenía derecho a una muerte rápida, no después de haber arrebatado tantas vidas en el pasado.

-Sabía que vendrías – comento entre sollozos – nunca deje de confiar

-Perdóname por llegar tarde, fue difícil atar cabos – se disculpó – tranquilo, los refuerzos ya no tardaran en llegar para llevarse a este bastardo y tu al hospital.

Katsuki revisó a su novio, no tenía golpes visibles, solo estaba mojado y su mano tenía aun la herida de bala, cuando se la vio intento limpiarla, la expresión de dolor del peliverde lo hizo detenerse

-No la muevas, esperaremos a que llegué la ambulancia – comentó con una cara llena de preocupación – perdóname Zuzu, te puse en todo este peligro

-No, Kacchan, fue mi culpa por caer en su trampa, si te hubiera hablado de que había recibido una llamada de Todokori en lugar de salir corriendo por que me pidió ayuda, no hubiera terminado en esta situación – aclaró Izuku.

Unos veinte minutos después, el ruido de las sirenas los alertó – Por fin llegan, los voy a castigar llegan muy tarde – se quejó Katsuki pero su novio solo sonrió.

El asesino fue trasladado a un hospital por las lesiones que Bakugo le propicio iba escoltado mientras que Izuku se fue en otra ambulancia, el cenizo no se quiso separar de su novio por ningún momento, ya arreglarían el papeleo otro día.

Al llegar al hospital se llevaron a Izuku a una sala privada, donde le trataron su herida y le extrajeron la bala que por suerte no le había lesionado ningún nervio, Bakugo estaba afuera esperando en la sala de emergencias, finalmente un médico salió para hablar con él - ¿Señor Bakugo?, su pareja se encuentra fuera de peligro, su herida no es grave, solo necesitará descanso, por esta noche se quedará en observación mañana puede ser dado de alta.

-Gracias, doctor, ¿puedo verlo? – preguntó

-Claro, acompáñeme – el doctor lo guio hasta la habitación en la que se encontraba el peliverde

Izuku estaba recostado en una cama, con los ojos cerrados, cuando escucho la puerta abrirse dirigió su mirada para encontrarse con la de Katsuki, quien se acercó lentamente y tomo su mano sana para dejarle un suave beso.

-¿Cómo te sientes?

-Estoy bien Kacchan, solo estoy cansado.

-Mañana empezaremos a arreglar todo este desastre, pero por ahora, quiero que descanses yo velare tu sueño hoy – comentó Katsuki dejándole un suave beso en la frente

Su novio asintió, cerro sus ojos dejándose llevar por el cansancio, sabía que era verdad Katsuki no se iba a separar de él. Y como lo prometió el cenizo se quedó a su lado vigilando su sueño sin soltar su mano, mañana verían como resolver todo el desastre que se formó en un solo día.

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¿La tormenta ya paso?

Siguiendo la pista (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora