XVIII. Choque

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Orihime llegaba a una enorme hacienda en una selva recóndita, a una enorme casa, de techos altos, blanca y pulcra, con grandes sembradíos, sin caminos claros, lejos de un único pueblo. Más allá había un centro de investigación de murciélagos y vampiros, dónde sin pedirlo tenía una entrevista de trabajo en unos días. No sabía que hacer o que pasaba con esa propiedad, literalmente solo apareció en ese lugar, estaba tan confundida como emocionada, ni siquiera sabía si tendría algún problema con el derecho de propiedad. Entonces apareció de una niebla extraña un hombre de dorada melena.

- Tanto alboroto por ti... Tck. ¿Qué esperás? ¡Entra! - exclamó el intruso

- Perdona, pero ¿quién eres? - dijo la pelirroja

- Merlín. Mago inglés... Guía del rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda... Alquimista de la piedra filosofal... Filósofo y pensador... Heredero del pecado del círculo de la soberbia... Exiliado al inframundo como un no muerto... Hijo menor de Lucifer... Hmp. ¿Algo más? - dijo con un suspiro el de ojos azules

- No, creo que no. Solo que no te conocía en persona, solo por palabras de mi esposo... el joven Ulquiorra... - dijo algo intimidada la dama

- ¿Ulquiorra? ¡Ho! Ese es el nombre con el que están emparejados... Entiendo... Mi hermano mayor suele ser muy pasivo... incluso depresivo... Ama demasiado... Tck. Eso es lo que siempre lo mete en problemas... Ahora vamos a entrar para darte unos pormenores... - dijo el caballero

- ¿Cómo? - dijo la chica

- En tu bolsillo hay una llave especial que mientras estés aquí siempre volverá a ti. Nunca te la podrán robar, ni la perderás... - dijo el hombre

Algo desorientada la estudiante buscó en su ropa y encontró una extraña llave. Con la pieza abrió la puerta de madera, de estilo barroco. Por dentro era más que una casa era un castillo medieval, todas esas cosas que se ven en las películas llenaban el lugar. Armaduras, trofeos de caza, armas, pendones con escudos y antorchas de metal eran solo para la entrada de bienvenida.

- Camina, rápido... En el fondo de la recepción hay dos puertas, a la izquierda está el comedor, un poco más allá está la cocina. Está casa es de una sola planta... Así que no te pierdas en los pasillos... - dijo el hechicero

La pobre mujer corría deprisa tras el impaciente mago.

- ¿Y las habitaciones? - preguntó la bióloga

- La puerta de la derecha lleva a una sala de lectura con biblioteca... Se separa en dos pasillos que llevan a varias habitaciones, duchas... y baños... Es un complejo... Hay jardines intenos... invernaderos... Nadie puede entrar en la biblioteca, cocina o alcobas... Solo a la sala de descanso o la principal... y el comedor... En el tablero de tu cuarto está un horario de cuando va a venir Ulquiorra... Él va a traer a los niños... Nunca debes abrir los ventanales... o mis sobrinos se quemarían... Cuando no estés yo o sus hermanos mayores los vendremos a cuidar... Recuerda si invitas a alguien no puede entrar en esas habitaciones... ¿Entendido? - dijo el

Entonces se dieron vuelta para ver las alcobas, la llevo a la más grande donde estaba la pizarra.

- Aquí aparecen mágicamente los pequeños recordatorios... No es necesario que hagas algo, incluso si le pides que te anoté algo como tú aniversario, una nueva nota de papel con los datos se hará presente, te perseguirá en un avión de papel y te seguirá por toda la casa hasta estrellarse en tu cabello y... recuerdes lo que olvidaste... Ahora me voy... - dijo el extraño

- ¿Y los papeles de propiedad? ¿Y sí entrá un ladrón o vienen a cobrar la renta...? - dijo la nerviosa doncella

- Nunca vendrá nadie... A invadir o a robar... Ahora solo descansa... Mañana tienes que ir a esa entrevista... En cuanto a la comida, tampoco te preocupes... Vendrá un demonio de la gula para preparar tus alimentos, solo por la noche... Tú tendrás que administrar esa comida diario entre tú desayuno, tu cena y lo que vayas a llevar a tu trabajo... - dijo frío el rubio

El vampiro en mi pecho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora