XIII. Lo que queda atrás

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En el campo de fútbol todos estaban aturdidos, ninguno de los estudiantes miembros de la universidad recordaban lo que había pasado hacia solo unos minutos. Los que estaban desencajados eran los religiosos, pues en un momento había desaparecido Orihime y el demonio.

- Se la llevo... - dijo el pelirrojo

- ¿Qué vamos a hacer? - dijo Yastura

Uno de los padres al ver lo extraño que había pasado a través de la transmisión del partido, llamó a la policía para que acudiera a la escuela porque una secta de monjes estaba tratando de controlar o manipular a los estudiantes. Hubo quienes afirmaron qué les estaban dando drogas a los universitarios. Otros dijeron que les dieron alucinógenos para obligar a los deportistas a realizar una invocación pagana. Por lo que en cuestión de minutos se inundó de ambulancias y patrullas.

- ¡Oye Kurosaki! Creo que lo mejor será irnos por ahora... - dijo el de lentes

- ¡Auxilo! ¡Ayuda! ¿Alguien a visto a Orihime? - dijo la aturdida Basterbine

- La última vez, la vi dejando a Ulquiorra libre para volar por el estadio... - dijo la rubia

- Pero ellos perseguían al pequeño Ulquiorra... Y ahora no están ni la señorita Inoue ni el pequeño Ulquiorra... - dijo la pelirosa

- Oficiales ellos secuestraron a nuestra amiga... - dijo Catnipp a un policía

Sin embargo, rápidamente los rodearon oficiales para llevarlos.

- ¡No se muevan! ¡Están arrestados por secuestro, negligencia de salubridad, manejo y portación de narcóticos! - exclamó un uniformado

- ¿¡Qué!? - dijeron los tres exorcistas

No solo a ellos, sino a sus monjes esposaron y los subieron en patrullas. Los llevaron hasta la estación, donde los dejaron en una celda mientras los fichaban.

- Debemos llamar al arzobispo... - dijo Ichigo

- ¿Sabes qué va a estar furioso por esto verdad? - dijo el de cabello azul

- ¿Qué más podemos hacer? No creo que salgamos de aquí tan fácilmente... - dijo de ojos avellana

- Oficial. Pedimos nuestra llamada... - dijo el de piel morena

- El de lentes... - dijo el policía abriendo la prisión

Uryuu salió, se dirigió a los teléfonos de moneda, con un nudo en la garganta marcó el número.

~ Bueno... Arquidiócesis... ~ dijo una voz

- Monseñor Ichimaru Gin... - dijo el de cabello azul

~ Hmp. Ishida. Ya sé lo que quieres... Quieren que los saque de la cárcel... Los vi en las noticias de la noche... ~ dijo con tono serio el ojiceleste

- Así es. Y lo lamento profundamente monseñor... - dijo el de gafas

~ No es suficiente con lamentarlo. El último pago salió del bolsillo de la diócesis... Y por algo que se les ha ido de las manos... que desde el principio debieron enviar al infierno y no pudieron... Haré algunas llamadas e iré en unos días... Por ahora hagan penitencia rezando al arcángel Rafael, para que los ayude contra el demonio... y cuando regresen al monasterio... harán oración perpetua hasta que cubran el monto de su fianza... Como se dividan el tiempo para dar la misa y recuperar adeptos no me interesa... Adiós... ~ dijo molesto el hombre de cabello blanco antes de colgar

Ishida solo suspiró pesadamente, el uniformado le hizo una seña.

- Regrese a su celda... - dijo frío el policía

El vampiro en mi pecho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora