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Los días después del partido en el que Lamine y yo nos besamos pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Nuestra relación se hizo más fuerte y nos veíamos cada vez que podíamos. Compartíamos risas, confidencias y momentos especiales. Sin embargo, había algo importante que aún no había hecho: presentarle a mis padres.

Un viernes por la tarde, mientras caminábamos por el parque después de la escuela, decidí que ya era hora.

"Lamine, quiero que conozcas a mis padres," le dije, un poco nerviosa.

Lamine me miró con una mezcla de sorpresa y alegría. "¿De verdad? Me encantaría conocerlos, Olivia."

"Sí, de verdad. Sé que les gustarás, pero es importante para mí que nos conozcan oficialmente," respondí, tomando su mano.

"Estoy listo. Dime cuándo y estaré ahí," dijo Lamine con una sonrisa segura.

Decidimos que el domingo sería el día perfecto para la presentación. Mis padres solían estar en casa y era un buen momento para que todos se conocieran sin prisas. Esa noche, cuando volví a casa, se lo mencioné a mis padres durante la cena.

"Mamá, papá, me gustaría invitar a un amigo a cenar el domingo. Se llama Lamine," dije, tratando de sonar casual.

Mis padres se miraron entre ellos y luego me miraron a mí, con una expresión curiosa.

"Claro, cariño. Nos encantaría conocer a tu amigo Lamine," dijo mi madre con una sonrisa.

"Será un placer conocerlo. ¿Algo en particular que le guste para cenar?" preguntó mi padre, siempre atento a los detalles.

"Creo que le gusta casi todo, pero le encanta la comida mediterránea," respondí, aliviada por su reacción positiva.

El domingo llegó y con él una mezcla de nerviosismo y emoción. Lamine llegó puntual, con una sonrisa y un ramo de flores para mi madre, lo cual inmediatamente le ganó puntos.

"Hola, señor y señora Martínez. Soy Lamine. Muchas gracias por invitarme," dijo Lamine, con una amabilidad que solo él podía irradiar.

"Hola, Lamine. Es un placer conocerte. Gracias por las flores, son preciosas," respondió mi madre, claramente encantada.

"Sí, bienvenido, Lamine. Siéntete como en casa," añadió mi padre, dándole una cálida bienvenida.

Nos sentamos en la sala de estar y comenzamos a charlar. Lamine habló sobre su pasión por el fútbol, sus estudios y su familia. Mis padres se mostraron muy interesados y le hicieron muchas preguntas, especialmente mi padre, que era un gran aficionado al fútbol.

"Entonces, juegas en el equipo juvenil del Barça. ¡Eso es impresionante!" dijo mi padre, claramente impresionado.

"Sí, señor Martínez. Es un gran honor y una gran responsabilidad, pero lo disfruto mucho," respondió Lamine con humildad.

"Y, Olivia, ¿cómo se conocieron?" preguntó mi madre, curiosa.

"Nos presentó Carla en su fiesta de cumpleaños. Desde entonces, hemos pasado mucho tiempo juntos," respondí, sonriendo a Lamine.

La cena fue un éxito. Mis padres parecían estar encantados con Lamine, y él se comportó de manera impecable, siendo amable y respetuoso. Al final de la noche, cuando Lamine se despidió, mis padres me dieron su aprobación tácita con una sonrisa.

"Es un buen chico, Olivia. Nos gusta," dijo mi madre después de que Lamine se fue.

"Sí, parece muy centrado y respetuoso. Nos alegra que hayas encontrado un buen amigo," añadió mi padre.

Me sentí aliviada y feliz al escuchar eso. Saber que mis padres aprobaban a Lamine significaba mucho para mí. Esa noche, le envié un mensaje agradeciéndole por venir y comportarse tan bien.

"Gracias por todo, Lamine. Mis padres te adoran," escribí.

"Yo también los adoré, Olivia. Gracias por presentármelos," respondió Lamine.

Los días siguientes transcurrieron con normalidad, pero nuestra relación seguía fortaleciéndose. Nos veíamos todos los días en la escuela y después de sus entrenamientos, y cada vez que estábamos juntos, sentía que nuestra conexión se hacía más profunda.

Un sábado por la tarde, Lamine me invitó a dar un paseo por el parque. Nos sentamos en un banco, disfrutando del sol y la tranquilidad.

"Olivia, hay algo que quiero preguntarte," dijo Lamine, mirándome con seriedad.

"¿Qué pasa, Lamine?" pregunté, un poco preocupada.

"Quiero saber si estarías dispuesta a ser mi novia oficialmente. Sé que ya somos más que amigos, pero quiero que sea oficial. Quiero que todos sepan que eres mi chica," dijo, su voz llena de sinceridad.

Sentí una oleada de emociones al escuchar esas palabras. "Lamine, yo también quiero eso. Claro que sí, quiero ser tu novia," respondí, sonriendo.

Lamine sonrió ampliamente y me abrazó. Sentí una felicidad inmensa en ese momento, sabiendo que estábamos oficialmente juntos.

"Gracias, Olivia. Eres increíble," dijo Lamine, besándome suavemente.

"Gracias a ti, Lamine. Eres lo mejor que me ha pasado," respondí, devolviéndole el beso.

Mientras caminábamos de regreso a casa, sentí que todo en mi vida estaba en su lugar. Tenía amigos increíbles, unos padres que me apoyaban y un novio que me hacía sentir especial cada día. Sabía que aún había muchas aventuras por delante, pero estaba lista para enfrentarlas todas con Lamine a mi lado.

La vida en Barcelona había superado todas mis expectativas, y sabía que lo mejor aún estaba por venir.

Ya son novios mis niños, ya sabéis darle ⭐, vos estimee.

ARTE Y GOL//LAMINE YAMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora