Había pasado un mes desde que Lamine y yo habíamos formalizado nuestra relación, y cada día sentía que lo quería más. Nuestra conexión se había fortalecido, y me sentía afortunada de tener a alguien como él a mi lado. Sabía que Lamine estaba muy ocupado con sus entrenamientos y partidos, pero siempre encontraba tiempo para mí, lo que me hacía sentir realmente especial.
En mi clase de arte, nos asignaron un proyecto especial: teníamos que crear una obra de arte que representara algo o alguien importante para nosotros. Desde el primer momento, supe que quería pintar a Lamine. El fútbol era una parte enorme de su vida y había algo en su forma de jugar que siempre me había fascinado. Decidí que lo pintaría en pleno juego, capturando su pasión y dedicación en el campo.
Pasé varias tardes en mi estudio, trabajando en la pintura. Quería que fuera perfecta, una verdadera representación de lo que Lamine significaba para mí. Me concentré en cada detalle: su postura, su expresión de concentración, la energía del partido. Cada pincelada llevaba consigo mi admiración y amor por él.
Finalmente, después de varios días de trabajo, terminé la pintura. Estaba contenta con el resultado y no podía esperar para mostrársela a Lamine. Decidí sorprenderlo ese mismo día, sabiendo que tendría un rato libre después de su entrenamiento.
Cuando llegué a la casa de Lamine, Sheila me recibió con una cálida sonrisa. "Hola, Olivia. Lamine está en su habitación descansando después del entrenamiento. Puedes subir si quieres."
"Gracias, Sheila," respondí, sonriendo de vuelta. "Tengo algo especial que quiero darle."
Subí las escaleras con cuidado, sosteniendo la pintura envuelta en papel. Toqué la puerta de la habitación de Lamine y escuché su voz invitándome a entrar.
"¡Hola, Oli!" dijo Lamine, levantándose de la cama con una sonrisa en el rostro. "¿Qué tal tu día?"
"Hola, Lamine. Mi día ha sido bueno, gracias. Pero tengo algo para ti," respondí, sintiéndome un poco nerviosa.
"¿Algo para mí?" preguntó, su curiosidad evidente. "¿Qué es?"
Saqué la pintura de detrás de mi espalda y la desempaqué con cuidado. "Sé que no es mucho, pero quería darte este detalle," dije, entregándole la pintura.
Lamine tomó la pintura y se quedó mirándola en silencio durante un momento. Sus ojos recorrían cada detalle, y pude ver cómo se iluminaban de sorpresa y emoción.
"Olivia... es increíble," dijo finalmente, con la voz llena de admiración. "No puedo creer que hayas hecho esto para mí. Es perfecto."
"Me alegra que te guste," respondí, sintiéndome aliviada y feliz al ver su reacción. "Quería capturar lo que más te apasiona y lo que te hace ser quien eres."
Lamine se acercó y me abrazó con fuerza. "Gracias, Oli. Esto significa mucho para mí. Nunca nadie me había hecho algo así. Eres increíble."
Nos quedamos abrazados por un momento, disfrutando de la cercanía y el cariño que compartíamos. Luego, Lamine se apartó ligeramente y me miró a los ojos.
"Quiero colgarla en mi habitación. Cada vez que la vea, me recordará lo afortunado que soy de tenerte en mi vida," dijo, con una sonrisa tierna.
"Me encantaría," respondí, sintiendo un nudo de emoción en la garganta.
Lamine buscó un lugar en la pared y, con cuidado, colgó la pintura. Nos quedamos observándola por un momento, en silencio. Verla allí, en su habitación, me hizo sentir una conexión aún más profunda con él.
"Eres tan increíble, Olivia," dijo Lamine, rompiendo el silencio. "Cada día me sorprendes más."
"Gracias, Lamine. Tú eres mi inspiración," respondí, sintiendo cómo mi corazón se llenaba de amor.
Pasamos el resto de la tarde juntos, hablando y disfrutando de la compañía mutua. Lamine me contó sobre su último partido y los planes que tenía para los próximos entrenamientos. Yo le hablé de mis clases de arte y de los proyectos en los que estaba trabajando.
A medida que avanzaba la tarde, Sheila y Mounir nos llamaron para cenar. Bajamos juntos, tomados de la mano, y nos unimos a su familia en la mesa. La conversación fue animada y llena de risas. Sentía que pertenecía a esta familia, y me encantaba cada momento que pasaba con ellos.
Después de la cena, Lamine y yo decidimos dar un paseo por el barrio. La noche estaba fresca y tranquila, y disfrutábamos del aire libre mientras caminábamos de la mano.
"Este mes ha sido increíble, Oli," dijo Lamine, mirándome con una sonrisa. "No puedo esperar a ver qué nos depara el futuro."
"Sí, ha sido maravilloso. Siento que cada día te conozco mejor y te quiero más," respondí, sintiendo una ola de felicidad.
"Lo mismo siento yo. Eres la mejor parte de mi vida," dijo, deteniéndose para besarme suavemente.
Nos quedamos un rato más en el parque, hablando y disfrutando de la tranquilidad de la noche. Cuando finalmente decidimos regresar, sentía una paz y felicidad que no podía describir con palabras.
Al llegar a la puerta de mi casa, Lamine me abrazó una vez más. "Gracias por todo, Olivia. Eres increíble y te amo."
"Te amo, Lamine," respondí, besándolo una última vez antes de entrar.
Esa noche, mientras me preparaba para dormir, miré mi habitación y sonreí. Sabía que había encontrado a alguien especial, alguien con quien podía compartir mi vida y mis sueños. Lamine había traído una luz a mi mundo, y estaba emocionada por todo lo que el futuro nos deparaba.
Me acosté con una sonrisa en el rostro, recordando la expresión de Lamine cuando le di la pintura. Sabía que este era solo el comienzo de algo hermoso, y no podía esperar a ver qué más nos esperaba en nuestro camino juntos.
El amor que compartíamos era fuerte y verdadero, y con cada día que pasaba, me sentía más afortunada de tener a Lamine a mi lado. Estaba lista para enfrentar cualquier desafío, siempre y cuando estuviéramos juntos.
Que bonita es Oli pintando a Lamine, ya sabéis darle ⭐, vos estimee.
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ARTE Y GOL//LAMINE YAMAL
RomanceOlivia, una joven de dieciséis años apasionada por el arte, se muda a Barcelona con su familia. Mientras lucha por adaptarse a su nueva vida y hacer amigos, su destino cambia en la fiesta de cumpleaños de Lamine Yamal, un prometedor futbolista del F...