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Desde que Lamine empezó a destacar en el fútbol , su popularidad había crecido de manera exponencial. Cada vez que jugaba un partido, los seguidores aumentaban, especialmente en las redes sociales. Se había convertido en una joven promesa del fútbol, y su talento no pasaba desapercibido.

Estaba increíblemente orgullosa de él, pero con la fama venían desafíos que no había anticipado. Cada vez que abría Instagram, veía comentarios de chicas alabando a Lamine, enviándole mensajes y llenando sus fotos con corazones y emojis de amor. Aunque confiaba en él, no podía evitar sentir una punzada de inseguridad cada vez que veía esos comentarios.

Un día, después de la escuela, me dirigí al campo de entrenamiento del Barça para ver a Lamine. Me saludó con una sonrisa brillante y me abrazó con fuerza, como siempre lo hacía. Pero algo en mí se sentía diferente, una sensación de inquietud que no podía ignorar.

"Hola, Oli. ¿Cómo estuvo tu día?" me preguntó, besándome en la frente.

"Estuvo bien. ¿Y el tuyo?" respondí, tratando de sonar casual.

"Agotador pero productivo. Tenemos un partido importante la próxima semana, así que hemos estado entrenando mucho," explicó, tomando mi mano mientras caminábamos hacia su coche.

Mientras nos dirigíamos a su casa, no podía dejar de pensar en los comentarios y mensajes que había visto. Finalmente, decidí hablar al respecto.

"Lamine, he notado que últimamente tienes muchos seguidores nuevos en Instagram, especialmente chicas," comencé, tratando de sonar despreocupada.

"Sí, ha sido una locura. Nunca pensé que llegaría a tener tanta atención," respondió, sin notar la preocupación en mi voz.

"¿Te molestan todos esos mensajes?" pregunté, mirando por la ventana para evitar su mirada.

"No realmente. La mayoría son solo admiradoras del fútbol," respondió, pero luego notó mi tono. "Oli, ¿te está molestando algo?"

Suspiré y decidí ser honesta. "No es que me moleste, es solo que... a veces me siento insegura. Todas esas chicas enviándote mensajes, diciéndote lo increíble que eres. Es difícil no sentirse un poco insegura."

Lamine se detuvo en un semáforo y me miró con preocupación. "Oli, no tienes por qué sentirte insegura. Tú eres la única para mí. Esas chicas son solo admiradoras, pero tú eres la persona con la que quiero estar."

"Lo sé, Lamine. Pero es difícil no sentirme así cuando veo tantos mensajes y comentarios. Solo necesito un poco de tiempo para acostumbrarme a todo esto," dije, sintiéndome un poco mejor al compartir mis sentimientos.

"Entiendo, Oli. Y quiero que sepas que siempre estoy aquí para hablar de cualquier cosa que te preocupe. Lo último que quiero es que te sientas insegura por algo que no tiene importancia para mí," dijo, apretando mi mano con cariño.

Llegamos a su casa y decidimos pasar la tarde juntos, cocinando y viendo una película. Traté de disfrutar el momento y recordar que Lamine me amaba, pero las dudas seguían rondando en mi mente.

***

El fin de semana, Lamine tenía otro partido importante y, como siempre, asistí para apoyarlo. Esta vez, el estadio estaba más lleno de lo habitual y la emoción en el aire era palpable. Mis padres, Martín y Lucía, también vinieron para mostrar su apoyo.

Nos sentamos en la sección VIP, donde tenía una vista perfecta del campo. Lamine estaba en su elemento, jugando con pasión y habilidad. Cada vez que tocaba el balón, los aficionados gritaban su nombre y las chicas en las gradas no dejaban de animarlo.

Durante el partido, Lamine marcó un gol impresionante. Corrió hacia la grada, levantó las manos y formó una "O" sobre su cabeza, dedicándome el gol. Mis padres y yo aplaudimos y gritamos de alegría. Fue un momento especial, pero no pude evitar notar los susurros y miradas de las chicas a mi alrededor.

Después del partido, Lamine se acercó a la zona VIP para saludarnos. "¡Hola, familia! ¿Qué les pareció el partido?" preguntó, con una sonrisa radiante.

"Jugaste increíble, Lamine. Estamos muy orgullosos de ti," dijo mi madre, abrazándolo.

"Gracias, Lucía. Oli, ¿podemos hablar un momento?" preguntó, tomándome de la mano.

Nos alejamos un poco del grupo y Lamine me miró con seriedad. "Oli, he notado que sigues preocupada por los mensajes de las chicas. Quiero que sepas que no hay nada de qué preocuparse. Tú eres la única que me importa."

"Lamine, confío en ti. Solo es difícil ignorar todos esos mensajes y comentarios. Pero estoy trabajando en ello," respondí, tratando de sonar más segura de lo que me sentía.

"Te prometo que siempre seré honesto contigo. No quiero que nada ni nadie se interponga entre nosotros," dijo, acariciando mi mejilla.

"Gracias, Lamine. Aprecio mucho eso," respondí, sintiéndome un poco más tranquila.

Nos unimos de nuevo a mis padres y caminamos juntos hacia el estacionamiento. Lamine nos invitó a cenar en su casa, una pequeña celebración por el partido.

Esa noche, mientras cenábamos con su familia, me sentí más parte de su mundo. Sus padres, me trataban como a una hija y siempre me hacían sentir bienvenida. Después de la cena, Lamine y yo nos sentamos en el sofá, disfrutando de la compañía de nuestras familias.

"Olivia, queremos que sepas que siempre eres bienvenida aquí. Eres parte de nuestra familia," dijo Sheila, sonriendo.

"Gracias, Amina. Me siento muy afortunada de tenerlos en mi vida," respondí, sinceramente agradecida.

Mientras la noche avanzaba, me sentí más en paz con mis inseguridades. Sabía que tendría que trabajar en ellas, pero también sabía que tenía a Lamine y a nuestras familias para apoyarme.

***

Con el tiempo, aprendí a manejar mejor mis sentimientos de inseguridad. Lamine siempre estaba ahí para recordarme cuánto me amaba y cuán insignificantes eran los mensajes de las admiradoras en comparación con nuestra relación.

Una tarde, después de otro partido exitoso, Lamine me sorprendió con una carta. "Oli, quiero que leas esto," dijo, entregándome el sobre.

Lo abrí y encontré una carta escrita a mano, algo que ya no era muy común. En ella, Lamine expresaba sus sentimientos de una manera que nunca había escuchado en persona. Hablaba de su amor por mí, de cómo me admiraba y de lo agradecido que estaba por tenerme en su vida. Sus palabras eran sinceras y llenas de amor.

"Quería que tuvieras algo tangible, algo que pudieras leer cuando te sintieras insegura. Porque quiero que nunca dudes de mi amor por ti," dijo, mirándome con ojos llenos de ternura.

Las lágrimas llenaron mis ojos mientras terminaba de leer. "Lamine, esto significa mucho para mí. Gracias. Prometo que trabajaré en mis inseguridades, pero tener esto me ayudará mucho," dije, abrazándolo con fuerza.

"Siempre estaré aquí para ti, Oli. Pase lo que pase," respondió, besándome suavemente.

***

Con el apoyo constante de Lamine y nuestras familias, mis inseguridades comenzaron a desvanecerse. Aprendí a confiar más en nuestra relación y a ignorar los comentarios y mensajes en las redes sociales. Lo que realmente importaba era el amor y la confianza que teníamos el uno en el otro.

Los partidos continuaron y Lamine siguió brillando en el campo. Cada gol, cada victoria, era una celebración compartida. Y cada vez que levantaba las manos para formar una "O" y dedicarme un gol, sentía que todo valía la pena.

Nuestro amor se fortalecía con cada desafío y con cada momento compartido. Sabía que no sería fácil, pero también sabía que juntos podíamos superar cualquier obstáculo. Lamine era mi roca, y yo era su apoyo incondicional. Y mientras estuviéramos juntos, nada podría separarnos.

Esa noche, mientras nos acurrucábamos en el sofá después de otro día agitado, sentí una paz y una felicidad profundas. Lamine me miró y sonrió, y en ese momento supe que todo estaba bien. Teníamos un futuro brillante por delante, lleno de amor, confianza y aventuras por descubrir. Y estaba lista para enfrentarlo todo, sabiendo que Lamine siempre estaría a mi lado.

Que bonitos son, ya sabéis darle ⭐, vos estimee.

ARTE Y GOL//LAMINE YAMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora