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El verano había avanzado y la relación entre Lamine y yo se había fortalecido cada vez más. A pesar de sus ocupadas agendas, siempre encontrábamos tiempo para estar juntos. Entonces, llegó la invitación para un mini viaje con el equipo de Lamine. Sería una escapada de fin de semana a una casa rural en las afueras de Barcelona, una oportunidad para relajarnos y disfrutar del verano con sus compañeros de equipo y sus parejas.

Estaba emocionada por el viaje y por pasar más tiempo con Lamine y sus amigos. Llegamos a la casa rural un viernes por la tarde. El lugar era hermoso, rodeado de naturaleza, con una piscina y un amplio jardín. Todos parecían entusiasmados por el fin de semana.

"Lamine, esto es increíble," dije, mirando alrededor y sintiéndome agradecida por la oportunidad de estar allí.

"Me alegra que te guste, Oli. Será un buen descanso para todos," respondió, sonriendo.

Esa noche, nos reunimos alrededor de una fogata, riendo y contando historias. Los chicos del equipo eran divertidos y amables, y me sentí bienvenida entre ellos. Héctor, en particular, era muy simpático y siempre tenía una broma lista para hacer reír a todos.

"Héctor, deberías considerar una carrera como comediante," le dije, riendo después de una de sus historias.

"Solo si tú te conviertes en mi mánager, Olivia," respondió, guiñándome un ojo.

Lamine, que había estado escuchando en silencio, pareció tensarse. Lo noté, pero no quise hacer una escena, así que simplemente tomé su mano y le sonreí, esperando calmar sus inseguridades.

Al día siguiente, pasamos el día en la piscina y explorando los alrededores. Todo parecía perfecto, hasta que Lamine comenzó a mostrar signos de celos hacia Héctor. Cada vez que Héctor me hacía una broma o intentaba iniciar una conversación, sentía la tensión en Lamine.

Después de la cena, mientras estábamos sentados en el jardín, Héctor se acercó para charlar. Lamine estaba a mi lado, pero su incomodidad era palpable.

"¿Cómo va todo, Olivia? ¿Te estás divirtiendo?" preguntó Héctor, sonriendo.

"Sí, me lo estoy pasando genial. Gracias por preguntar, Héctor," respondí, tratando de mantener la conversación ligera.

Pero antes de que Héctor pudiera responder, Lamine intervino bruscamente. "Héctor, creo que ya has hablado suficiente con Olivia. ¿No crees que deberías dejarla en paz?"

La tensión en el aire era innegable. Héctor levantó las manos en señal de paz. "Lo siento, Lamine. No quería molestar. Solo estábamos charlando."

"Pues parece que estás demasiado interesado en charlar con mi novia," replicó Lamine, su voz llena de celos.

"No es así, Lamine. Solo estamos hablando," intenté calmarlo, pero Lamine no parecía escuchar.

"Vamos, Olivia," dijo, tomando mi brazo y llevándome lejos del grupo.

Nos alejamos de la casa, y cuando estuvimos fuera de la vista de los demás, me soltó y me miró con una mezcla de frustración y dolor. "¿Qué pasa con Héctor? ¿Por qué siempre estás hablando con él?"

"Lamine, solo estábamos teniendo una conversación. No hay nada entre Héctor y yo," respondí, tratando de mantener la calma.

"Pero siempre estás sonriendo y riendo con él. ¿Qué pasa, Olivia? ¿Te gusta él?" preguntó, su voz llena de inseguridad.

"¡No, Lamine! Eres tú a quien amo. Héctor es solo un amigo," dije, sintiéndome herida por sus acusaciones.

"Es difícil de creer cuando parece que te diviertes más con él que conmigo," replicó, su voz cargada de celos.

"Esto es ridículo, Lamine. No puedo creer que estés actuando así por simples conversaciones," dije, sintiendo mi paciencia agotarse.

"¡Ridículo? ¿Así es como te sientes?" gritó, la ira y la inseguridad reflejadas en sus ojos.

"Sí, Lamine. Esto es ridículo. Confío en ti, pero parece que tú no confías en mí," respondí, mi voz temblando.

Hubo un momento de silencio, cargado de tensión. Finalmente, sentí que no podía más. "Sabes qué, Lamine. No puedo seguir así. Si no confías en mí, entonces no sé qué estamos haciendo."

"¿Qué estás diciendo, Olivia?" preguntó, su voz ahora llena de miedo y arrepentimiento.

"Estoy diciendo que necesito espacio. No puedo estar con alguien que no confía en mí," dije, con lágrimas en los ojos.

Sin esperar su respuesta, me di la vuelta y caminé de regreso a la casa rural. La noche, que había comenzado tan bien, ahora estaba destrozada por los celos y la desconfianza. Tomé mis cosas y decidí volver a Barcelona antes de tiempo. Necesitaba alejarme y pensar.

Carla, que había visto parte de la escena, se acercó a mí mientras recogía mis cosas. "¿Qué pasó, Olivia?"

"Lamine y yo tuvimos una discusión. Necesito irme," respondí, tratando de mantener la compostura.

"Déjame llevarte," dijo Marc, ya que el si que tenía carnet.Carla también vino.

Acepté su oferta, agradecida por su apoyo. En el camino de regreso a Barcelona, Carla intentó consolarme, pero mis pensamientos estaban revueltos. Me sentía herida y traicionada por la falta de confianza de Lamine.

"Él solo tiene miedo de perderte, Olivia," dijo Carla suavemente.

"Lo sé, pero no puedo estar en una relación donde hay tanta desconfianza," respondí, mirando por la ventana mientras las luces de la ciudad pasaban.

Cuando llegamos a mi casa, Carla me abrazó antes de irse. "Espero que puedan resolverlo. Ambos se aman mucho."

"Gracias, Carla. Yo también lo espero," respondí, entrando a mi casa.

Esa noche, me acosté en mi cama, sintiendo una mezcla de tristeza y confusión. Pensé en lo que habíamos compartido Lamine y yo, y en cómo todo parecía estar desmoronándose por los celos y la inseguridad.

Los días siguientes fueron duros. Lamine intentó contactarme varias veces, pero no estaba lista para hablar. Necesitaba tiempo para pensar y aclarar mis sentimientos. Mis padres notaron mi tristeza y me ofrecieron su apoyo, pero no les conté todos los detalles. Necesitaba procesar todo por mí misma.

Finalmente, después de una semana de reflexión, decidí que era hora de hablar con Lamine. Le envié un mensaje, pidiéndole que nos encontráramos en un café cercano.

Cuando llegué, Lamine ya estaba allí, con una expresión de angustia y esperanza en su rostro. Nos sentamos y, por un momento, ninguno de los dos dijo nada. Finalmente, rompí el silencio.

"Lamine, necesitamos hablar," dije, tratando de mantener la calma.

"Lo sé, Olivia. Y antes de que digas nada, quiero pedirte disculpas. Fui un idiota. Dejé que mis inseguridades se interpusieran y arruiné lo que teníamos," dijo, con sinceridad en su voz.

"Me dolió mucho, Lamine. No puedo estar en una relación donde no hay confianza," respondí, sintiendo el peso de mis palabras.

"Lo sé, y estoy dispuesto a trabajar en ello. Te amo, Olivia, y no quiero perderte," dijo, con desesperación en su voz.

Nos quedamos en silencio por un momento, ambos procesando nuestras emociones. Finalmente, tomé una decisión.

"Lamine, también te amo. Pero necesitamos trabajar en nuestra confianza. Ambos," dije, con firmeza.

"Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario, Oli. Solo por favor, no me dejes," respondió, tomando mi mano.

Nos abrazamos, y aunque sabíamos que el camino por delante sería difícil, estábamos dispuestos a enfrentarlo juntos. Nuestra relación había sido puesta a prueba, pero si algo había quedado claro, era que nuestro amor era lo suficientemente fuerte para superar cualquier obstáculo.

Otro más, os está encantando esta historia y yo más que feliz, ya sabéis darle ⭐, vos estimee.

ARTE Y GOL//LAMINE YAMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora