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Mi carrera artística estaba en auge. Después del éxito en Madrid, me llegaron ofertas de todo el mundo, pero fue la invitación de la Galería Chelsea en Nueva York la que captó mi atención. Sin embargo, antes de lanzarme a esa aventura, algo en Barcelona requería mi atención y mi corazón.

Clara, una de mis mejores amigas. Era la pareja de Marc Guiu, el talentoso delantero del Barça compañero de Lamine, y juntos tenían un hijo adorable llamado Lluc. Recientemente, Clara me había dado la noticia de que estaba embarazada de gemelos, y quería celebrar este momento especial de una manera única.

Decidí crear una pintura especial para Clara, una obra que capturara la esencia de su familia y la alegría de este nuevo capítulo en sus vidas. Quería que esta pintura fuera un regalo, un testimonio de nuestra amistad y del amor que rodeaba a su familia.

Me sumergí en el proyecto con una pasión renovada. En mi estudio, coloqué un lienzo grande y comencé a esbozar las ideas. La imagen que tenía en mente era clara: Clara y Marc sosteniendo a Lluc, con Clara mostrando su embarazo con gemelos. Quería que la pintura fuera un reflejo de la calidez, el amor y la unidad de su familia.

Trabajé durante días, a veces perdiendo la noción del tiempo. Lamine me traía comida y se aseguraba de que descansara, aunque fuera un poco. Su apoyo incondicional me daba fuerzas para seguir adelante.

Finalmente, después de muchas horas de trabajo, la pintura estaba lista. Clara y Marc se veían radiantes en el lienzo, con Lluc sonriendo felizmente y la suave curva del embarazo de Clara claramente visible. Los colores eran vibrantes, llenos de vida, reflejando la felicidad que sentía por ellos.

Decidí que era el momento de mostrarle la obra a Clara. La llamé y le pedí que viniera a mi estudio. No le di muchos detalles, solo le dije que tenía una sorpresa para ella.

Cuando Clara llegó, la recibí con un abrazo. Ella estaba radiante, con ese brillo especial que solo las mujeres embarazadas tienen.

"Olivia, ¿qué es todo esto? Me tienes intrigada," dijo Clara con una sonrisa.

"Es algo especial, algo que quiero regalarte a ti y a tu preciosa familia," respondí, llevándola hacia el lienzo cubierto.

Con un gesto teatral, retiré la tela que cubría la pintura. Clara se quedó sin palabras al ver la imagen frente a ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas y una sonrisa amplia se dibujó en su rostro.

"Olivia, es... es perfecto. No sé qué decir," murmuró Clara, tocando suavemente el lienzo.

"Quería capturar este momento tan especial de tu vida, Clara. Tu felicidad, la de Marc y Lluc, y la emoción por los gemelos que vienen en camino. Espero que esta pintura siempre te recuerde este hermoso capítulo de tu vida," le dije, sintiendo una profunda emoción.

Clara me abrazó con fuerza, y ambas lloramos de felicidad. Era un momento de conexión profunda, un recordatorio de la importancia de la amistad y el amor en nuestras vidas.

"Gracias, Olivia. Este es el mejor regalo que alguien me ha dado. Lo colgaré en nuestra sala, para que todos lo vean y recuerden lo afortunados que somos," dijo Clara, secándose las lágrimas.

Esa noche, Marc y Lluc vinieron a recoger a Clara. Cuando vieron la pintura, Marc quedó impresionado y Lluc, con su inocencia infantil, señaló emocionado la imagen de sí mismo en el cuadro.

"¡Mira, mamá, soy yo!" exclamó Lluc con una risa contagiosa.

Marc me dio un fuerte abrazo. "Olivia, esto es increíble. Capturaste a nuestra familia de una manera tan hermosa. Gracias."

"Es un honor para mí. Estoy feliz de que les guste," respondí, sintiéndome agradecida por tener amigos tan maravillosos.

Después de despedirnos, regresé a mi estudio, sintiéndome llena de satisfacción. Sabía que mi tiempo en Barcelona pronto llegaría a su fin, y la oportunidad en Nueva York era algo que debía perseguir. Pero este momento con Clara y su familia era un recordatorio de que, no importa dónde me llevara la vida, siempre tendría un hogar en Barcelona.

ARTE Y GOL//LAMINE YAMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora