El estrés de los exámenes finales había disminuido considerablemente, y me encontraba en una especie de limbo entre el alivio del descanso y la anticipación de las notas finales. Había pasado la mañana en el estudio de arte del instituto, trabajando en un proyecto personal. Desde pequeña, la pintura había sido mi refugio y mi pasión, una manera de expresarme y de encontrar calma en medio del caos.
Estaba finalizando los detalles de un paisaje urbano, inspirado en las calles de Barcelona, cuando mi teléfono comenzó a vibrar en la mesa. Miré la pantalla y vi el nombre de mi maestro de arte, el señor García. Era un hombre exigente pero justo, alguien que siempre había visto potencial en mí y me había empujado a mejorar constantemente.
"Hola, señor García," respondí al contestar la llamada, intentando no sonar demasiado ansiosa.
"Olivia, hola. Espero no haberte interrumpido," dijo con su voz grave y tranquila.
"No, en absoluto. ¿Cómo está?" respondí, aún sin saber por qué me llamaba.
"Estoy bien, gracias. Quería hablar contigo sobre uno de tus cuadros," comenzó, haciendo una pausa. "¿Recuerdas el cuadro que pintaste para el proyecto final del curso pasado? El retrato de la ciudad durante el atardecer."
"Claro, lo recuerdo," respondí, sintiendo una oleada de recuerdos de las largas horas que había dedicado a ese trabajo. Era uno de mis favoritos, un reflejo de mi amor por la ciudad y la luz que la transformaba al final del día.
"Pues resulta que ese cuadro ha llamado la atención de algunas personas importantes," continuó el señor García, haciendo que mi corazón comenzara a latir más rápido. "Lo envié a una exposición estudiantil el mes pasado, y ha recibido una respuesta increíble. Tanto es así que ha sido seleccionado para ser exhibido en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona."
Me quedé en silencio, procesando lo que acababa de escuchar. El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona era uno de los más prestigiosos de la ciudad, un lugar donde solo los artistas más talentosos y reconocidos tenían la oportunidad de mostrar su trabajo. La idea de que mi cuadro estuviera allí era simplemente abrumadora.
"¿En serio?" finalmente logré decir, mi voz llena de incredulidad y emoción.
"En serio, Olivia. Tu trabajo es excepcional, y estoy muy orgulloso de ti. La exposición comenzará el próximo mes, y habrá una ceremonia de apertura a la que estás invitada," explicó el señor García, su voz reflejando su propio entusiasmo.
"Gracias, señor García. Esto es... increíble. No sé qué decir," respondí, sintiendo que las palabras no podían captar la magnitud de mis emociones.
"Solo quería que lo supieras primero. Sé lo mucho que has trabajado y lo talentosa que eres. Esto es solo el comienzo, Olivia. Estoy seguro de que lograrás grandes cosas en el futuro," dijo, con un tono de voz que me hizo sentir realmente apreciada.
Después de colgar, me quedé sentada por un momento, mirando mi cuadro y tratando de asimilar la noticia. No pude evitar pensar en Lamine y cuánto significaría para él saber esto. Él siempre había sido mi mayor apoyo, y su creencia en mí me había dado fuerzas en momentos de duda.
Tomé mi teléfono y le envié un mensaje. "Lamine, tengo una gran noticia. ¿Puedes llamarme cuando tengas un momento?"
No pasó mucho tiempo antes de que mi teléfono sonara con su llamada. "¡Oli! ¿Qué pasa? ¿Estás bien?" preguntó, su voz reflejando preocupación y curiosidad.
"Sí, estoy bien. De hecho, estoy más que bien. Acabo de recibir una llamada del señor García. ¿Recuerdas el cuadro que pinté del atardecer en Barcelona?" comencé, mi emoción apenas contenida.
ESTÁS LEYENDO
ARTE Y GOL//LAMINE YAMAL
RomanceOlivia, una joven de dieciséis años apasionada por el arte, se muda a Barcelona con su familia. Mientras lucha por adaptarse a su nueva vida y hacer amigos, su destino cambia en la fiesta de cumpleaños de Lamine Yamal, un prometedor futbolista del F...