donde una cabellera rubia
y unos ojos verdes dejan
loco a Paredes
donde la hermana más
chica de Dybala cumple
su sueño de tener a alguien
que le regale flores
esta noche Paulo me había invitado con él, y Oriana, a una cena organizada por el Roma Sporting Club
mientras él charlaba animadamente yo aproveché para ir hacia la mesa donde estaba la comida, en busca de algo que me llamara la atención
— te recomiendo esos, son muy ricos —habló alguien a mis espaldas
al girarme y encontrarme con Nicola Zalewski sonreí amablemente
— ah si? en serio? —me crucé de brazos delicadamente
— si, comprobado por mí —soltó con aires de egocéntrico
— tendré que probar entonces
— tomas champagne? —preguntó
asentí y me giré para agarrar lo que él había definido como rico. Sinceramente tenía muy buena pinta y olor
al volverme hacia él, me extendió una copa con el líquido recién nombrado y solté una suave y corta risa
— gracias... —admiré su rostro, específicamente su sonrisita
— de nada —se quedó unos segundos en silenció antes de hablar de nuevo— Y, cómo te trata la bella Roma? —habló con un lindo acento Italiano
— bien, me acostumbré a vivir acá. A vos? estás hace mucho? —bebí un poco
— también bien. Llegué hace no mucho a jugar con el equipo, muy emocionado si te soy honesto
— me alegro mucho Nicola —solté amablemente
— perdoname si te molesta pero, me podrias pasar tu instagram? —bebió un poco de su copa
detras de él pude observar a Leandro mirandonos fijamente con una expresión bastante seria. Estaba acompañado por sus amigos pero se notaba que no estaba escuchando la conversación
sonreí y decidí jugar un poco con su paciencia y sus celos
— si obvio, me prestas tu celu? —extendí mi mano en su dirección
rápidamente lo sacó de su bolsillo y me lo dió totalmente desbloqueado. Entre al buscador de instagram y busque mi perfil, al encontrarlo le di al follow y se lo mostré sonriente con intenciones de que Lean vea
noté su mandíbula tensarse cuando él me agradeció y aprovechó el momento para colocar una mano en mi cintura
bebí un poco más de mi vaso y lo dejé sobre la mesa bajo la mirada atenta de ambos hombres
escuché alguien aclararse la garganta detrás nuestro y el rostro de Nicola cambió. Miré en dirección a mi hermano y me abrazó por los hombros sacando la mano del jugador de su lugar
— molesto? —habló y negué
— no, por qué? necesitabas algo?
— no, no. Venia para poder presentarte a los chicos. Venís? —insistió
— si —me giré en dirección al menor— Chau, un gusto —dije amablemente
mientras nos alejabamos mi hermano volvió a hablar
— este se va a comer unas patadas... le voy a decir a Lean que me ayude —dijo serio
ups, mucho no le va a costar a tu "amigo"
blanquee los ojos ignorando sus palabras y frenamos frente al grupo de amigos, donde obviamente estaba Paredes
su mirada se sintió pesada sobre mí. Eran como dos cuchillos clavados en mi perfil, mentía si decia que no estaba intimidada de girarme en su dirección
me presentó brevemente al grupo y me quedé junto a Oriana, quien insistía en que le cuente sobre el jugador polaco. Le dije que más tarde le contaba pero que no era nada
— donde puedo dejar la campera? —pregunté con inocencia
— veni, te muestro —habló el de ojos claros
lo seguí hasta una especie de armario donde dejaban las prendas según el apellido del jugador con el que habíamos venido
me empujó dentro disimuladamente y cerró la puerta detrás nuestra
— no querés colgarla en la de Zalewski? digo, tan juntitos que andan —atacó
— bueno, dónde esta? —me hice la que buscaba
su mano sujetó mi muñeca sin hacerme daño y me tiró hacia él presionando nuestros cuerpos
— a qué estas jugando Delfina? me querés ver enojado? —habló cerca de mi boca
— por qué lo querría? estoy haciendo amigos nada más —me defendí
— ese te quiere re empomar. Te pensas qué te va a calentar como yo? no esta ni cerca —mordió mi labio inferior y tiró de él un poco
— no sabemos, capaz puedo probar... —le hice ojitos
su mano sujetó mi nuca y unió nuestros labios en un beso desesperado y dominante, donde su lengua se hizo paso a mi boca y la exploró a gusto
solté un pequeño suspiro entre el beso cuando su otra mano apretó mi culo firmemente. Sentí como una sonrisita se hizo presente en su cara y sus besos bajaron a mi cuello
— vayamos a tu casa, Del. Te quiero romper todo el orto —habló repartiendo besos húmedos
— ojalá, no podemos ir ahora. Recien vine a dejar la campera —mis manos se enredaron en su corto pelo
— dentro de un rato, por favor —imploró— Además, te mereces un castigo por lo que me haces sufrir estando con el pelotudo del polaco
reí suavemente y lo alejé de mí con lentitud
— más tarde nos vemos en mi casa —dejé un corto beso en sus labios
colgué la campera en el perchero perteneciente a mi hermano y salimos de la habitación disimulados
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