𝖮𝖼𝖾𝖺𝗇 𝖤𝗒𝖾𝗌 ━━ Leandro Paredes

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𝖣𝖤𝖫𝖥𝖨𝖭𝖠

Lean colocó los platos sobre la barra de casa junto con la botella de agua fria y un vaso que compartiriamos mientras yo terminaba de armar las hamburguesas caseras que habíamos hecho de cenar

me abrazó dulcemente por la cintura y plantó un beso en mi hombro, cubierto por la tela de su remera. La misma que le había robado luego de haber cogido

— te amo —escondió su cara en mi cuello haciendome cosquillas con su corta barba

— te amo Daniel —reí tiernamente

— pelotuda. Mirá que me vas a decir Daniel? —se alejó de mí— Al final, que onda Nicola? te re mira siempre que vas conmigo —bufó— Tengo unas ganas de embocarle una piña en el medio de la cara —amenazó al aire— Esa si que no la va a ver

en un ataque repentino de energía comenzó a tirar golpes al aire como si de un boxeador se tratase. Ya acostumbrada a sus cortocircuitos, solo me dedique a terminar de cortar el tomate

— no se Lean. Tampoco es que hubo algo, simplemente se portó bien conmigo de un comienzo, independientemente de si me tenía ganas o no. Aparte nunca le di señales de que yo quería algo con él —acomodé las hamburguesas

esquivó golpes invisibles mientras continuaba con su show imaginario. Mi novio acaso se creía Canelo?

bueno... por algo se dedica al fútbol y no al boxeo ni a la lucha libre

llevé la bandeja con las cosas hacia la barra interrumpiendo su accionar. Rápidamente se sentó a mi lado y me miró esperando que le sirva en el plato, elevé mi ceja totalmente confundida e indignada

— ah dale. Si te atendí re bien hoy —hizo pucherito. Y me dieron ganas de comerlo a besos

— bueno, esta bien —le puse la hamburguesa en el plato y me sonrió

— sos la mejor novia del mundo mundial —agarró la comida— y la única para mi obvio —aclaró antes de darle un mordisco

blanquee los ojos divertida e imité su accionar, dandome cuenta del hambre que tenía. Muchas veces atrasaba la hora de comer debido a que no sentía hambre pero con el tiempo, y por mi carrera, tuve que ir mejorando mis habitos

— me vas a acompañar al gimnasio mañana? —le consulté

me miró de reojo fugazmente

— jo... —suspiró y me sacó una sonrisita— Yo quería dormir hasta tarde, gor

— bueno, voy sola —me encogí de hombros, no me molestaba para nada

— no vayas. Quédate conmigo —trató de convencerme

— ojalá pero tengo que ir, vos lo sabes bien a eso —me reí. Tantas veces que él me había "abandonado" por ir al gimnasio

— dale amor. Mirá si te miran y no estoy para ubicarlos —se quejó pero sabía que no iba a dar el brazo a torcer— Bueno, vamos... pero después me debes una cogida

— las que quieras —planté un corto beso en sus labios

— las que yo quiera? —elevó sus cejas más interesado en el tema— Anda preparandote entonces

asentí sin darle tanta importancia a sus palabras y dedicándome a terminar de comer mientras él me contaba sobre su día y las cosas que tenía planificadas para el mes desde el club de Roma

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con amor
L—