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𝖣𝖤𝖫𝖥𝖨𝖭𝖠

y ahí me encontraba

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y ahí me encontraba

como una tonta, en un aeropuerto, con mi valija y esperando el avión de Leandro. Él estaba tranquilo sentado en uno de los asientos y mirando redes en su celular mientras yo sentía que no podía estar quieta de la ansiedad que me generaba lo que estaba por acontecer

— me voy a comprar un café —habló— querés algo?

por fin, después de no se cuánto, me miró

— algo de comer, tengo hambre —me quejé

frunció el ceño y sujetó mi mano

— qué te pasa? desde que llegamos estás yendo y viniendo de acá para allá —preguntó

— estoy nerviosa —admití— No quiero caerles mal, ni que piensen cualquier cosa de mi, ni mucho menos meterte en un quilombo a vos con los fans

sonrió y me acercó para abrazarme delicadamente

— vas a estar bien Delfi, vos no te hagas drama por nada de eso. Los problemas los resuelvo yo, para eso estoy —acarició mi cabello— En este viaje quiero que estes tranquila y que lo disfrutes

— bueno... Aunque tener que ver partidos de la Selección no es muy relajante —lo jodí

me separé lentamente del abrazo y elevé mi vista a su rostro. No podía admirar el lindo color de sus ojos debido a que traía anteojos, y una gorra, en el intento de no ser reconocido

— te quiero, pelotuda —murmuró sonriente

— te quiero —hice puntas de pie y aproveche para robarle un beso

sujetó mi rostro con su mano, apretando mis cachetes y obligandome a que forme un pico con mis labios, y me dió un corto beso

— bueno, basta —se cortó a si mismo e hice un puchero— porque después se me va a parar la pija y estamos en un aeropuerto. Voy a ir a comprar las cosas

golpeé su brazo ante lo desubicado que fue y soltó mi rostro entre risas

— puedo ir con vos? me aburro sola. Además mirá si me intentan chamuyar y no estas acá para defenderme —dramaticé

blanqueó los ojos y agarró sus cosas

— vamos, dale

con una gran sonrisa copié su acción y lo seguí en dirección a alguna de las cafeterías del aeropuerto. Claro estaba que seguramente elegiría una cadena famosa y cara

sin embargo, cuando entró en un lugar que pasaba bastante desapercibido, me sorprendí. Por dentro se veía mejor que afuera, se sentía muy acogedor y su decoración era tan simple que lo hacía lucir hermoso

caminó tranquilo hasta el mostrador y esperó hasta que una señora, de unos 60 quizás, se apareció por la puerta de lo que suponía era la cocina

— buenos días —saludó amablemente retirandose los anteojos

— oh, buenos días Leandro. Tanto tiempo que no pasabas... —la voz dulce de la señora invadió mis oídos

— si, me vas a tener que perdonar. He estado muy ocupado últimamente, Georgia —se disculpó

antes venía muy seguido?

— no pasa nada. Seguro la vida de un jugador no es tan fácil como parece, no? —soltó una pequeña risa— Dime, qué vas a llevar hoy?

— puede ser un café y... —me miró esperando alguna respuesta

admiré rápidamente la heladera donde se encontraban las porciones de torta y un pedazo de carrot cake llamó mi atención

— ese —señalé

en aquel momento la mujer notó mi presencia y me brindo una cálida sonrisa. Caminó hacía el refrigerador donde guardaban las tortas y me sirvió un pedazo en una especie de cajita de cartón muy linda

— asi que, acompañado eh? ya era hora de que un joven como tú, encuentre a alguien —le habló a él— Ademas, ella es muy bonita —halagó mientras preparaba el café

Lean estiró su mano en mi dirección y la tomé, me acercó un poco más mientras acariciaba mis nudillos con su pulgar

— si, es muy linda. Lástima que a veces sea tan terca —bufó

— no digas esas cosas —lo retó la mujer antes que pudiese decir algo— Ella es así y si te enamoraste, tanto no te importa —lo peleó en broma

— bueno, muy equivocada no estas —se rió dulcemente

— claro que no —dijo como si fuese una obviedad— Y esto ya esta listo —tapó el vaso y entregó ambas cosas— Que lo disfruten!

Leandro le extendió un billete y la señora no quiso aceptarlo, así que simplemente lo dobló y lo dejó guardado en el tarro de la propina. La mujer le agradeció y Leandro no dudo en pasar del otro lado del mostrador y brindarle un cálido abrazo

— cuidate mucho, y cuídala también —la escuché susurrar

el asintió y agarró nuestras cosas llevandolas junto con su equipaje. Me despedí de la señora agitando mi mano y ella me devolvió el gesto

— que dulce —hablé una vez fuera

— si, Georgia es una señora muy buena. Y ni hablar de lo rico que cocina. Siempre que viajaba venía a verla para comer algo rico —se acomodó sus anteojos— Me hace acordar a mi abuela...

su voz salió tan nostalgica que algo dentro de mí se removió

— seguro era una muy buena mujer —apoyé— Me vas a ayudar a terminar la torta? es un pedazo muy grande para mi sola

sonrió sin mostrar los dientes y asintió mientras continuabamos caminando en busca de asientos libres

sonrió sin mostrar los dientes y asintió mientras continuabamos caminando en busca de asientos libres

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con amor
L—

𝖮𝖼𝖾𝖺𝗇 𝖤𝗒𝖾𝗌 ━━ Leandro Paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora