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𝖣𝖤𝖫𝖥𝖨𝖭𝖠

𝖣𝖤𝖫𝖥𝖨𝖭𝖠

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campeones

BIcampeones de América

mis piernas fallaron y casi caigo de rodillas ante el pitido final. La tribuna se levantó en una ovación gigante, los jugadores (algunos) cayeron arrodillados, otros se abrazaron y otros lloraban emocionados

mi corazón se estrujó ante tal sensación. Tenía la piel de gallina y todos los gritos habían quedado atorados en mi garganta

me obligué a reaccionar cuando la gente comenzó a movilizarse, dejando libre el paso, y fue mucho más fácil acceder a la cancha con los jugadores

al pisar el pasto un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me tomé mi tiempo para calmarme y soltar un largo suspiro, al entrar me estaba exponiendo ante la gente. Claramente, era raro que la hermana de Dybala haya venido con Leandro Paredes

ignoré la cantidad inmensa de pensamientos sobre las noticias en los próximos días y caminé a paso lento hacia los jugadores quienes aún seguían saltando y cantando eufóricos

— Delfina! —gritó Rodrigo y abrió los brazos esperando el abrazo

me acerqué rápidamente y lo abracé por los hombros, sus brazos envolvieron mi espalda levantandome un poco del piso

— ganamos, somos bicampeones —soltó con alegría sobre mi hombro

— si, ganamos —repetí sin caer en la realidad aún— Felicitaciones!

— yo también quiero eh —escuchamos la voz de Enzo y me separé de Rodrigo para brindarle un corto abrazo al morocho

— son unos genios, en serio —halagué al separarme

Enzo hizo un ademán con su mano restandole importancia

— si, ya lo sabemos —justo el Enzo egocéntrico que conozco y tanto aprecio

— eu, te buscan. Mirá —Rodri apuntó a Valentina mirándonos con una sonrisa y con ambos nenes en brazos

antes de irse nos dedico una mirada divertida y arrancó en un trote hacia su mujer. Unas risas captaron nuestra atención y vimos a los hijos de Rodri acercandose a abrazar a su papá, y felicitarlo

admiré la imágen con cierta ternura y me abracé a mi misma. Aún no había visto a Leandro pero tampoco quería interrumpir en su festejo

sin querer, conecté mirada con el Dibu quién hizo un pequeño festejo desde lejos y me sacó una sonrisa. Me hizo señas con su cabeza en una dirección y allí miré

Leandro, admirandome con esos ojos claros que me vuelven loca, con el conjunto de la selección transpirado, luciendo su nuevo color de pelo totalmente alborotado y con la sonrisa nuevamente plasmada en su rostro después de haber estado llorando

sin dudar ni dos segundos se acercó a paso rápido y me envolvió en un fuerte abrazo. Sentí sus musculos relajarse y soltó un gran suspiro. Mis manos se aferraron a su espalda y me dejé estar entre sus brazos, mi lugar favorito

— me asusté tanto con el quilombo que hubo —admitió— Si te pasaba algo me moría, Ojitos

— por eso la sonrisita al verme? —lo jodí

— no, yo siempre estoy feliz de verte —sentenció

elevé mi rostro para poder verlo a los ojos y noté aquel brillo tan característico en el azul de sus ojos

— me vas a volver loco, mujer. Me dejas darte un beso acá nomás? —noté la suplica en su tono

reí y llevé mis manos a su nuca acercándolo a mí para poder ser yo quien forme aquel deseado beso. Fue corto, pero también fue dulce y lento

él marcó el ritmo del beso, sabiendo que aquello me volvía loca y siempre me dejaba deseando más. Pero debíamos controlarnos, al menos hasta la noche, después de los festejos y antes de volvernos

al separarnos plantó varios besos cortos en mis labios y en mi mejilla derecha. Aquello me hizo soltar una risa y lo alejé suavemente de mí

— te amo Delfina. Acá, en Roma, en Argentina y en cualquier parte del mundo —susurró

— yo también te amo Leandro Daniel —arrugué mi nariz divertida

colocó su mano en mi rostro, cubriendolo por completo, y me empujó sutilmente desde allí soltando una risa

si, oficialmente Delfina Dybala había caído ante sus encantos otra vez. Y seguía soñando, en algún momento, con casarse con el hombre que tenía frente a ella

— me vas a dejar festejar con los chicos a la noche? te llevaría pero dijeron que seamos nosotros nomás —formó un puchero disimulado

— si amor, anda tranquilo —acaricié su mejilla— Te lo mereces, y mucho

— si amor, anda tranquilo —acaricié su mejilla— Te lo mereces, y mucho

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con amor
L—

𝖮𝖼𝖾𝖺𝗇 𝖤𝗒𝖾𝗌 ━━ Leandro Paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora