Parte 10

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POV DE IGNACIO.

Es la primera vez que me peleo y discuto con mis amigos, y no sé si lo hecho valdrá la pena, si por la persona que lo hice lo merece.

Después de que mis amigos se van, me adentro a la mansión y me encierro en el despacho, saco el teléfono y marco su número. Estoy tentado a llamarla, pero desisto, sé que si le llamo de este número no dejará de llamarme y suplicarme que regrese a su lado, y aún no es tiempo, aún no es la hora mamá. Cuando todo esto acabe, cuando se termine esto iré a tu lado y jamás volveré a salir, jamás.

Inhalando profundo salgo del despacho y subo a la habitación donde se encuentra encerrada Ana Paula. Al momento que la puerta se abre ella se sienta —Déjanos solos—, digo a la persona que me abre la puerta. Cierra esta, una vez a solas camino hasta la cama y me siento por los pies de esta, lejos de ella, porque sé que no le agrada mi cercanía, lleva dos años enteros diciéndomelo, para ser exactos desde que nos casamos.

—¿Es cierto lo que dijo ese hombre? —pregunta al secar sus lágrimas— ¿Qué mi padre asesinó a su hermana, la mujer que tú amabas? —vuelve a deslizar los dedos por las mejillas— ¿Es por eso por lo que me tienes aquí? ¿Fue por eso por lo que me obligaste a casar contigo? ¿Para vengarte? ¿Para hacerme sufrir por qué mi padre te arrebató el amor de tu vida? ¿Por eso me condenas a vivir esta vida junto a ti aun sabiendo que no tiene futuro?

—Antes de casarnos te dije porque nos casábamos.

—¿Una promesa que le hiciste a mi padre? —sonríe— ¡Esas son bobadas! Cómo ibas a prometerle al hombre que asesinó a la persona que amabas, que cuidarías de su hija. No creo nada de lo que dices —se levanta de la cama— Tenia a mi madre, ella me cuidaría, pero llegaste y la mataste. Porque cuando yo subí a la casa del árbol, la vi en la sala con dos hombres, no quise interrumpirla y me dirigí a la casa del árbol para plasmar en un dibujo el paisaje que tenía. Y fue ahí que apareciste y me raptaste, me sacaste de mi casa en contra de mí voluntad.

—Tu madre no iba a cuidar de ti Ana Paula —dije mirándola. Estaba de brazos cruzados mirándome también—. Esos dos hombres con los que la viste eran los tipos que iban por ti. Tu madre te cedió a Airton Smith a cambio de su vida, al igual que lo hizo con tu padre, a cambio de dinero —hago una pausa, suspiro y continúo—. Fue tu madre la que me dio la dirección de dónde se refugiaba tu padre, a cambio de eso le di mucho dinero, dinero que, por supuesto empezó a gastar en los casinos, y fue por eso por lo que Smith terminó descubriendo que ella había vendido a Kemal, tu padre —vuelvo a suspirar y prosigo contándole cómo sucedieron las cosas —Yo estaba tras los pasos de tu madre porque le había hecho la promesa a tu padre que cuidaría de ti. Iba a ofrecerles protección cuando Smith se la llevó. Le seguimos, la llevó a los mataderos, tal parecía que la asesinaría, y cuando vimos salir con vida a tu madre, supusimos que había hecho un trato. Dos hombres de Smith la acompañaron hasta la casa, al ser un lugar que no tenía nada de seguridad mis hombres se introdujeron y escucharon lo que hablaban. Los tipos que acompañaban a tu madre querían que te entregara, pero ella no sabía dónde estabas, te buscó en las habitaciones y no te encontró. Ellos le apuntaron con el arma, iban a dispararla y mis hombres les dispararon primero.

—No escuché dispar —dijo después de haber permanecido en silencio por algún rato.

—Usamos silenciadores. Sabía que eras una niña y si escuchabas un disparo te asustarías.

—Mamá no quiso dejarme ir contigo y fue por eso por lo que la mataste ¿Verdad?

—Tú madre no quedó muerta—digo y abre los ojos con asombro.

—¿Mi madre está viva? —inquiere y viene a mí, se sienta a mi lado.

—La verdad es que no sé. Cuando salí de esa casa, ella quedó ahí, no sé qué habrá pasado con ella después de ese día.

Ignacio BrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora